En un mundo cada vez más digitalizado, pagar en efectivo es una costumbre que, aunque sigue vigente, comienza a resultar extraña para muchos en Ceuta. No es raro encontrarse en un supermercado o una tienda donde el cajero, casi por inercia, ofrece el datáfono antes de preguntar cómo se desea abonar la compra. La tarjeta y los pagos móviles han ganado tanto terreno que muchas personas se sorprenden cuando alguien aún opta por billetes y monedas.
Sin embargo, la preocupación por la desaparición del dinero físico lleva años en el aire, tal y como especula Mundo Deportivo. La idea de un mundo sin billetes ni monedas tiene ventajas, pero también plantea serios inconvenientes. Por un lado, una economía totalmente digital reduciría el dinero en B y dificultaría la criminalidad asociada al uso del efectivo, como el fraude fiscal, el blanqueo de capitales y la economía sumergida. Sin embargo, por otro lado, eliminaría completamente la privacidad en las transacciones, ya que cada pago quedaría registrado.
Además, una sociedad sin efectivo también sería vulnerable ante problemas tecnológicos. Un ciberataque masivo, una caída de la red o un simple apagón eléctrico podrían provocar un colapso total del sistema financiero, dejando a millones de personas sin acceso a su dinero y sin posibilidad de comprar bienes esenciales. En un escenario así, la dependencia absoluta de los medios de pago digitales podría convertirse en un problema de gran magnitud.
La retirada progresiva del efectivo
A pesar de estos riesgos, la eliminación progresiva del dinero físico ha comenzado en Europa. Un claro ejemplo de ello fue la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de dejar de emitir billetes de 500 euros en 2016. La razón principal fue su asociación con actividades ilícitas, como el blanqueo de dinero y la financiación de delitos. Aunque estos billetes ya no se imprimen, los que aún están en circulación siguen siendo de curso legal y pueden utilizarse para pagos o depositarse en bancos hasta que sean retirados progresivamente.
Pero no solo los billetes grandes están desapareciendo. Ahora, la discusión se centra en las monedas de 1 y 2 céntimos de euro. Varios países europeos ya han dejado de acuñarlas activamente y han implementado un sistema de redondeo en los pagos en efectivo para reducir su uso. Entre estos países se encuentran Bélgica, Países Bajos, Irlanda, Finlandia, Italia y Eslovenia.
Otros países, como Francia, Alemania, Austria, Portugal y España, aún mantienen en circulación estas monedas, pero han comenzado a debatir su eliminación. La idea de prescindir de las monedas de menor valor se basa en varios factores, como el coste de producción, el escaso uso real que tienen y la incomodidad que generan en el día a día.
Aunque la retirada de estas monedas no afectará significativamente a la economía, sí supone otro paso hacia la desaparición del efectivo. Y si bien es poco probable que los billetes y monedas desaparezcan por completo en el corto plazo, lo cierto es que cada cierto tiempo se retiran de la circulación para ser sustituidos por versiones mejoradas con mayores medidas de seguridad o por nuevas series con diseños distintos.
¿Adiós definitivo al dinero en metálico?
La tendencia es clara: el uso del efectivo sigue en descenso y las instituciones europeas apuestan cada vez más por medios de pago electrónicos. Sin embargo, la transición hacia una economía completamente digital todavía plantea dudas y desafíos.
Uno de los principales problemas es la exclusión financiera. Aunque la mayoría de la población tiene acceso a tarjetas bancarias o aplicaciones de pago, sigue habiendo sectores que dependen del efectivo, como personas mayores o aquellas en situaciones de vulnerabilidad económica. Además, en algunos lugares rurales o con infraestructuras deficientes, el pago digital no es una opción viable.
También preocupa la falta de anonimato. Con un sistema completamente digital, cada transacción quedaría registrada, lo que abre el debate sobre la privacidad y el control que pueden ejercer los gobiernos o las entidades financieras sobre los ciudadanos.
Por otro lado, los avances en tecnología financiera han facilitado que cada vez más comercios y consumidores se adapten a los pagos electrónicos. Aplicaciones como Bizum, Apple Pay o Google Pay han simplificado las transacciones diarias, haciendo que llevar billetes y monedas en el bolsillo sea cada vez menos necesario.
¿Qué espera a billetes y monedas en el futuro?
Todo apunta a que la desaparición del efectivo no ocurrirá de la noche a la mañana, pero sí se está produciendo una reducción progresiva de su uso y disponibilidad. La eliminación de billetes de alto valor, la retirada de monedas pequeñas y la digitalización de los pagos son señales claras de la dirección en la que avanzamos.
A pesar de ello, muchas personas siguen defendiendo la necesidad de conservar el efectivo como alternativa de pago segura y accesible. La clave estará en encontrar un equilibrio entre la comodidad y eficiencia de los pagos digitales y la seguridad y privacidad que ofrece el dinero en metálico.
En un futuro cercano, es posible que la cuestión no sea si el efectivo desaparecerá, sino cuándo y cómo ocurrirá.
En Alemania se usa mucho el efectivo.....y, en los países nórdicos los gobiernos aconsejan a la ciudadanía llevar efectivo.
Alemania es el pais de Europa que utilizan más el dinero en efectivo......y, de momento no hay el tope de 1000 euros como en España y algún otro país.
Particularmente no me gustaría que eliminasen el efectivo.....y, a mucha gente que pagan con tarjeta tampoco les gustaría que eliminasen el efectivo.....a nadie le gusta que le obliguen a hacer algo.
El mundo cada vez es más digitalizado significa el mundo cada vez es más esclavizado se acabó todo
Europa es una farsa llena de políticos inútiles y corruptos
Fuera de esa Europa totalitaria que restringe libertades.
Pues, en Escandinavia ya se están planteando retomar el uso del dinero efectivo, precisamente por la situación geopolítica actual y los riesgos que conllevaría su desaparición.
Si, en Suecia y en Noruega ....en Noruega ya obligan a los comercios a aceptar efectivo.