El último viaje de Abdelhalim

La funeraria musulmana ha recibido ya las licencias oportunas para que Abdelhalim Banabi pueda recibir sepultura. Es el último paso a una vida truncada cuando intentaba, junto con otros compatriotas, su entrada en Ceuta. Pero Abdelhalim no pudo llegar.

Algo pasó en el corto camino que une la frontera marroquí con las costas caballas. Su cuerpo quedó en el camino, mientras dos de sus compañeros eran detenidos por la Policía marroquí y expulsados a Argelia. Otros dos compatriotas optaron por quedarse en Castillejos. Nada se supo de esta nueva víctima de la inmigración hasta el pasado jueves, cuando un niño de once años llamado Mohamed interrumpía sus juegos en la playa de la Almadraba dando aviso de la presencia de un cadáver. Era Abdelhalim. Cuando se le encontró habían pasado, según los datos arrojados tras su autopsia, entre cinco y siete días de su muerte. Ahora se le podrá enterrar con un nombre, con una identidad. Y eso ha sido posible tras una historia rocambolesca que ha podido poner nombre, apellidos, edad y hasta lugar de nacimiento a este sin papeles.
Los dos compañeros que le acompañaban en la travesía y que fueron rechazados a Argelia regresaron a su pueblo, Achaacha, en la ciudad argelina de Mostagomem. Allí se encargaron de trasladar la triste noticia a sus familiares y de comunicarles que los otros dos amigos que habían partido juntos con destino a Ceuta se habían quedado en Castillejos, a la espera de otro pase.
En el pueblo de  Achaacha todos son hermanos, primos o familiares lejanos y la muerte de uno de sus miembros se siente cercana. Por eso la familia, aun sin tener dinero alguno, ha buscado la manera de recaudarlo para traerse al hijo joven, al hermano perdido, al compañero que decidió marcharse con tan sólo 25 años a sus espaldas para buscar un mejor futuro. Ni lo han conseguido ni los forenses han autorizado el traslado del cadáver ya que debido a lo deteriorado de su estado era complicada embalsamarlo.
Abdelhalim recibirá sepultura en Ceuta y lo hará con una identidad. Sus papeles personales han sido recibidos gracias a que un argelino con residencia legal en Barcelona y vecino del joven decidió hacer escala en Ceuta para entregárselos a varios compañeros que residen en el CETI y que esperan una oportunidad para ser trasladados a la península. Desvió su viaje para entregarles los documentos y reconocer el cuerpo del joven, satisfaciendo los deseos de su familia que, con dicha confirmación, al menos, descansa en paz.
En el CETI varios amigos que se definen como “parientes” de Abdelhalim esperan una oportunidad, una salida a su situación. en su tierra hay “mucha crisis”, no hay dinero ni trabajo. Por eso llegaron a Ceuta, como los alrededor de 40 argelinos que habitan el centro de inmigrantes del Jaral. De ellos 17 entraron el pasado fin de semana.
Unos lo hacen andando, por la frontera, con pasaportes falsos. Otros lo hacen nadando, enfundados en trajes de neopreno, por los que pagan entre 30 y 50 euros sólo por su alquiler. Lo adquieren en Castillejos, se los colocan y nadan sin cese alguno hasta llegar a Ceuta. En una de sus playas los dejan y alguien que ellos dicen desconocer los recoge.
Sus familias quedan en Argelia y pueden pasar años sin que sepan de su paradero. Algunos quedan en el camino, otros consiguen llegar al CETI y es entonces cuando se produce el flujo de llamadas. De Abdelhalim se ha tenido noticias, no así del compatriota, también argelino, cuyo cadáver fue encontrado en la mañana del mismo sábado, enfundado en traje de neopreno.
De él nada se sabe. La Benemérita encontró colgado de su pecho una cartera plastificada. En su interior sólo varias fotografías: la suya, la de una niña pequeña que se presume será su hija, la de una chica joven que podría ser su mujer y la de otro fémina que podría tratarse de su hermana o su madre. Nada más. Con estos datos el Instituto Armado poco puede hacer, pero sus agentes de la Policía Judicial mantienen abiertas todas las vías posibles de investigación para intentar que el caso no se cierre sin identificaciones. El fallecido no está fichado y tampoco ha sido reconocido por los compatriotas que habitan en el campamento. ¿Quién es?: eso es una incógnita como lo es el paradero de esos sin papeles que marchan de sus países y de los que nunca nadie consigue saber.

La segunda nacionalidad con mayor presencia en el campamento

La argelina es la segunda de las nacionalidades con mayor presencia en el CETI. Su número aumenta debido a la presencia de nadadores y en los últimos meses está habiendo una mayor presión. La gran mayoría son varones que también consiguen burlar la vigilancia entrando por la frontera del Tarajal haciendo uso de documentación falsificada. Las redes dedicadas a la distribución de estos documentos trabajan a destajo y consiguen hacer trastoques cada vez más especializadas. La convivencia en el campamento es cada vez más compleja, sobre todo tras la entrada del colectivo de subsaharianos originarios de Camerún que emplean técnicas violentas hacia los demás residentes del campamento coaccionándoles, amenazándoles e incluso intentando la extorsión para obtener dinero.

A la espera del entierro en Ceuta

Los cadáveres de los dos argelinos encontrados la semana pasada recibirán sepultura esta semana y en el mismo día, después de que se haya completado el trámite burocrático necesario y se haya terminado con las autopsias. Los resultados no arrojan dudas: fallecieron ahogados sin que se haya encontrado otro tipo de lesiones en sus cuerpos.