Es tarea de todos y todas hacer visible un trabajo al que se dedican jornadas interminables, que supone un ejercicio de logística y administración digno de los/las mejores economistas
Desde el Ciclo Formativo “Técnico Superior en Promoción de Igualdad de Género” que se imparte en su primera promoción en el I.E.S Abyla y como parte de las competencias profesionales que lo definen está el desarrollar actividades de información, comunicación y sensibilización de las mujeres y de la población en general utilizando diversos soportes de comunicación. Así pues agradecemos a El Faro de Ceuta, la posibilidad de publicar un artículo temático en el que podamos exponer lo aprendido y llevar nuestras reflexiones a la población lectora.
Cuestionados jóvenes de entre 14 y 17 años sobre cuántas de sus madres trabajaban, contestaron afirmativamente aquellos cuyas madres trabajaban fuera de casa. Esta respuesta nos lleva a cuestionarnos:
¿Qué pasa entonces con el trabajo que se realiza en el ámbito doméstico? ¿No es trabajo?
Según las Naciones Unidas y recogido en varios tratados, se insta a los estados miembros a reconocer de manera integral y absoluta el aporte económico de todas las formas de trabajo, ya sean ejercidas con o sin remuneración. Sin embargo la consideración a efectos estadísticos del trabajo no remunerado hace referencia a una serie de actividades en las que se incluyen las tareas del hogar, los cuidados directos a terceros y el voluntariado en la comunidad. Partiendo de esta premisa, un trabajo por el cual no se percibe un salario no es reconocido socialmente y por tanto no es valorado en su justa medida. Si a esto añadimos que son las mujeres las que mayoritariamente lo desempeñan y además en muchos casos debe compatibilizarse con el trabajo remunerado que realizan fuera del hogar, nos encontramos con una distribución no equitativa de las horas dedicadas al trabajo por parte de mujeres y hombres.
En la última Encuesta de Empleo del Tiempo 2009/2010 que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE), destaca la diferencia en el tiempo medio de dedicación diaria al trabajo no remunerado entre los hombres y las mujeres que conviven en pareja. Las mujeres dedican a las tareas domésticas una media diaria de 3 horas más que los hombres. Las mujeres emplean 5 horas y 47 minutos de media diaria, los hombres 2 horas y 47 minutos.
“La estadística refleja de forma clara y contundente, que pese a haber alcanzado altas cuotas de igualdad en el ámbito laboral entre hombres y mujeres, se observa que la sociedad, el estado y los varones no caminan a la par, mostrando una mayor lentitud en responder a los cambios sociales”.
Se hace necesario vertebrar respuestas que partan desde la sensibilización y puesta en valor del trabajo realizado por las mujeres y hombres en el ámbito doméstico, siendo éste uno de los retos a los que nos enfrentaremos como futuros/as Técnicos/as en Promoción para la Igualdad.
Es tarea de todos y todas hacer visible un trabajo al que se dedican jornadas interminables, que supone un ejercicio de logística y administración digno de los/las mejores economistas, que implica un grado de responsabilidad máximo y una respuesta rápida y efectiva ante situaciones de emergencia.
Los hombres y las mujeres hemos de ser capaces de avanzar juntos hacia mayores cuotas de igualdad, rompiendo estereotipos y creencias socialmente aprendidas que consideran que el trabajo doméstico es algo inherente al género femenino, carente de reconocimiento social y familiar y tradicionalmente considerado “cosas de mujeres”.
¿QUÉ PASARÍA SI LAS MUJERES “QUE NO TRABAJAN” DEJARAN REALMENTE DE TRABAJAR? ESTE GRUPO LO TIENE CLARO, ¿Y TÚ?