El teniente coronel valora el trabajo de sus agentes ante el drama de la inmigración

El patio de la casa cuartel de la Guardia Civil acogió ayer la celebración del 170 aniversario del Cuerpo y lo hizo ante la presencia de autoridades civiles y militares, con la entrega de condecoraciones a cinco miembros del Instituto Armado y con la lectura de discursos oficiales que, como era de esperar, no dejaron de lado uno de los temas

que más ha afectado a la Benemérita en los últimos meses: la muerte de 15 subsaharianos cuando intentaban entrar en Ceuta a través del espigón del Tarajal.
El teniente coronel Andrés López García guardó tres claves en su discurso. Al margen de rememorar, como viene siendo tradicional, la historia del Cuerpo teñida de alusiones al honor y a la labor benemérita, López se refirió al “drama social” de una inmigración a la que se enfrenta el Instituto Armado teniendo que aplicar la ley; a la necesaria colaboración entre las fuerzas de seguridad a pesar de que aún no se ha aclarado quién dio la orden en el CNP para que no se apoyara a la Guardia Civil en la contención del intento de entrada de más de mil inmigrantes el pasado 4 de marzo y al apoyo que se ha recibido del delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez.
“Es duro y en ningún caso agradable trabajar con las miserias humanas, pero somos conscientes de cuál es nuestra obligación y la cumplimos”, señaló el teniente coronel, tras mostrar sus condolencias por el fallecimiento de 15 varones que aún, tres meses después, no han podido ser identificados.
López habló del fenómeno migratorio como “drama social” y “amargo papel” al que tienen que enfrentarse los guardias civiles al aplicar unas leyes que terminan por truncar las esperanzas de los que intentan abandonar el África subsahariana; personas con nombres y apellidos detrás de las que hay auténticas desgracias.
 “Nos ha tocado jugar un amargo papel, el que nos marca la Ley, que cumplimos y hacemos cumplir”, expresó López. “Somos conscientes de que en lo relativo a inmigración la aplicación de la Ley es dura, de que vemos cómo truncamos las ilusiones y las esperanzas de los inmigrantes por llegar a un mundo mejor. Es duro y en ningún caso agradable trabajar con las miserias humanas porque no siempre están en sintonía lo que a uno le pide el corazón con lo que te exige el deber, pero somos conscientes de cuál es nuestra obligación y la cumplimos”, sentenció.
Las condecoraciones impuestas a los subtenientes en la reserva, Joaquín Rivas Cerezo y Claudio Cortés Maestre, al sargento primero Feliciano Manzano Calle y a los guardias civiles Manuel Sánchez Jarén y Eduardo Vargas Cárdenas, fueron puestas como ejemplo del trabajo que día a día presta la Benemérita. De igual forma lo fue la labor que en países como Mauritania, Polonia, Rumanía o Senegal están prestando otros agentes adscritos a la Comandancia de Ceuta.
Los “tiempos difíciles” vividos tras el 6-F han formado parte de un “año delicado” para la Comandancia, al estar cuestionada por personas o grupos con “intereses espurios”, que “han intentado empañar su trabajo en el cumplimiento de las órdenes legales y del Estado Mayor que reciben”. No obstante, en el otro plato de la balanza se han colocado resultados como los aportados por el CIS, que sigue otorgando una buena nota al Instituto Armado a pesar de todo lo ocurrido.
La alusión a la losa de los sucesos del 6 de febrero, aún judicializados, dieron paso al mensaje dirigido a los máximos mandatarios de la Policía Local y de la Nacional que, aunque no acudieron al acto, sí que fueron mentados. A los dos, López les mostró su “apoyo sincero y desinteresado”, tendiéndoles la mano para una estrecha colaboración ya que “las víctimas no entienden de competencias”. De nuevo un máximo mandatario de una fuerza de seguridad alude en su discurso oficial a la coordinación como clave, cuestión que, por el hecho de ser citado, viene a demostrar que no es tal como debiera.
Por último, López García quiso mostrar públicamente su agradecimiento al delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, por el “apoyo, la defensa y el compromiso demostrado” hacia “esta institución y el personal que la compone”. Una aseveración tan contundente que terminó por despejar cualquier duda entre las relaciones de ambas instituciones que parecían haberse resquebrajado tras el debate político surgido después de la tragedia del espigón del Tarajal y la incesante petición de cabezas para saldar la deuda con cualquier tipo de responsabilidad.
El teniente coronel, arropado por  una parte de la plantilla, hizo mención al apoyo que prestan las familias directas a los agentes así como a quienes ya no están pero han formado parte de la historia del Instituto Armado.
El himno de la Guardia Civil, cantado por los agentes presentes pero también por el propio delegado, el diputado Francisco Márquez, el jefe de gabinete Francisco Verdú o el presidente del Puerto, José Torrado, puso el punto y final al acto con el que se ha celebrado, al igual que en otras comandancias del país, este aniversario.

González, orgulloso de los agentes

El delegado del Gobierno valoró ayer los 170 años de vida de la Benemérita, una trayectoria que avala la profesionalidad del Cuerpo.  “Son 170 años en los que la Guardia Civil ha evolucionado de una forma tajante, de aquellos guardias en pareja por el campo tanto a pie como a caballo se ha pasado a tener muchas unidades que cubren todos los servicios que puede demandar una sociedad”, declaró a los periodistas. González no solo valoró la evolución del Cuerpo sino algo fundamental “que da valor”, como es el resultado de la encuesta del CIS según la cual “la Guardia Civil es la institución más valorada por todos los españoles. Y digo esto porque en una etapa reciente pasada ha habido colectivos determinados que han querido empañar la imagen de la Guardia Civil como consecuencia de sus órdenes y misiones que provienen del Estado Mayor de la Guardia Civil y que son encomendadas por los reales decretos y la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, indicó. González felicitó a todos los agentes, hombres y mujeres, además de a las familias que tienen detrás los efectivos.