“El teatro es una forma de vivir y no podría estar sin este arte”

A los siete años, cuando todavía estaba en el colegio La Inmaculada, ya tuvo su primer contacto con el mundo del teatro con motivo de unas clases extra escolares que Manolo Merlo impartió en este centro.

Los aspectos de la vocalización en los que hizo hincapié Manolo Merlo hizo que muchas jóvenes, que más bien se apuntaron para divertirse, optaran por dejarlo, pero ese no fue el caso de una de ellas: Olga Martí.
Esta ceutí -la más pequeña de una familia de seis hermanos- decidió continuar muy de cerca este arte, a pesar de que en su familia no había tradición, salvo un primo de su padre que era profesor de la Escuela de Arte Dramático de Sevilla pero al que no conocía.
A los trece años se incorporó al entonces Taller de Teatro Municipal -hoy en día Centro Dramático-, tuvo su primer papel en la obra “Juegos de creación” donde interpretó a un árbol, un mueble y un niño y ahí empezó una larga y fructífera relación con el teatro que tendrá en los próximos días su continuidad con un nuevo trabajo.
Olga Martí (Ceuta, 1973), una aficionada al cine, a los paseos y al olor del mar, tiene claro que sin este arte no podría vivir.

–¿Lo tuyo con el teatro es pura vocación?
–Sí, aunque tengo un primo de mi padre relacionado con el Arte Dramático lo cierto es que es pura afición.
–¿Cómo recuerdas tus primeros pasos teatrales?
–Con cariño en la escuela ya que desde pequeña tenía un compromiso con este arte y tuvo mucha culpa Manolo Merlo, quien me enganchó. La verdad es que hace mucho la persona que tienes enfrente para avanzar o no y en mi caso la presencia de Manolo me permitió tener un buen maestro.
–¿Qué es lo que más te cautivó?
–Sería complicado de explicar pero el teatro es una forma de vivir ya que en mi vida diaria no hago teatro, sólo encima del escenario, pero lo cierto es que todos somos pequeños actores y actrices en el día a día.
–¿Cuándo decides dedicarte en serio?
–No sé ni como sucedió porque podría decir miles de definiciones del teatro pero no podría vivir sin él. La verdad es que nunca imaginé que el día de mañana me dedicaría a vivir de esto porque cuando era pequeña quise ser periodista ya que me encantaba jugar a esa profesión.
–¿Recuerdas tu primer papel?
–Fue con quince años en la obra “Siete pasajes en busca de autor” donde hacía el papel de prostituta. Fue muy complicado porque hacer ese papel con quince años no es sencillo de ejecutar.
–Después de interpretar decenas de papeles ¿Todavía piensas que ese fue el más difícil de poner en escena?
–Sí, aunque uno de los papeles que más me ha costado por la fuerza que tenía ha sido en la obra “Agnes de Dios” donde hacía de una doctora psiquiatra. La obra tuvo mucha complejidad, estaba basada en un hecho real y el realismo cobraba más intensidad.
–¿Y al que tienes más cariño?
–El de “Ninette y un señor de Murcia” porque me lo pasé muy bien ya que fue mi retorno a los escenarios después de haber tenido un parón de catorce años sin actuar.
–Vaya paréntesis ¿no?
–Sí, tenía que estudiar y otros motivos personales que me hicieron dejar aparcadas las actuaciones. Después de este parón Manolo Merlo me llamó para hacer “Amores ocultos” en Madrid y fue espectacular porque era un montaje con más de treinta personas en el escenario y con sólo dos actores, por lo que tras catorce años sin interpretar me hizo mucha ilusión. Luego volví a representar en esta ciudad con la obra “Ninette y un señor de Murcia”, por lo que también fue muy especial al ser la vuelta a los escenarios en mi ciudad.
–Con todo lo que has pasado ¿Podrías estar sin teatro?
–Hoy por hoy no, sería complicado porque doy clases de teatro mañana y tarde y por las noches me voy al Centro Dramático para preparar las obras, por lo que no podría desvincularme ahora porque me aporta muchas cosas ya que cada personaje es un mundo distinta y te enrique a nivel personal ya que intentas sentir lo que debe sentir otra persona, lo cual te hace crecer.
–¿Cómo debe ser una buena actríz?
–No sabría explicarlo pero lo principal es estar siempre abierta al aprendizaje continuo porque nunca terminas de aprender. El día que diga que lo sé todo moriría como actríz.
–¿Qué papel no te gustaría representar?
–No me lo he planteado, son bienvenidos todos los papeles.
–¿Tienes alguna manía antes de subir al escenario?
–No, pero sí es verdad que me cercioro de que todo esté en su sitio para desempeñar mi papel, es decir, los cambios de vestuario o el libreto. No obstante, siempre tengo muchos nervios, como el primer día, pero salgo a disfrutar y más en esta ciudad donde una obra se ve, como mucho, dos días.
–¿Tardas mucho tiempo en aprender un papel?
–No, normalmente no me cuesta trabajo. Cuando pisas un escenario con luces, telón, vestuario y público todo el mundo se crece y hay una magia diferente a los ensayos.
–¿Vale la pena tanto esfuerzo para luego una o dos funciones?
–Sí, son muchas horas de ensayo porque el trabajo de una obra de teatro es inmenso para un día pero me llena, aunque sea actuando en la Plaza de los Reyes.
–¿Qué ha supuesto para las artes escénicas la apertura del Revellín?
–Un antes y un después, principalmente es muy acertada su ubicación para un acercamiento de los aficionados a las artes en general.
–¿Están bien valoradas las artes en esta ciudad?
–No, siempre se ha tenido a los artistas como los bohemios de la vida y aunque tenemos una parte de bohemios lo cierto es que el arte potencia la solidaridad, la igualdad, el trabajo en equipo y la sensibilidad, es decir, a los más pequeños les ayuda mucho y, por ello, se le tendría que dar más importancia.
–Por último, ¿Qué supone el Centro Dramático?
–Cuando se habla en esta ciudad de teatro automáticamente piensas en Manolo Merlo, el cual es una persona muy importante en mi vida. Además, la cantera está garantizada porque hay muchos jóvenes que prometen, por lo que sería bueno que se crearan más grupos de teatro.

“En la Fundación Yehudi Menuhin educamos en valores y puedo decir que aprendo más que enseño”

TRABAJO. Desde hace diez años Olga Martí ejerce como docente de teatro con la Fundación Yehudi Menuhin, desempeñando su labor en un programa dedicado, especialmente, a educar en valores.
“Para mí ha sido un antes y un después. La fundación, que tiene su sede en Madrid, vino a Ceuta porque necesitaban a una docente de teatro, hicimos una entrevista personal donde tenía que hablar más que ellos preguntar y me eligieron”, nos cuenta orgullosa.
En este sentido, destaca: “en este trabajo aprendo más que enseño todos los días porque educamos en valores a través del teatro. Mi finalidad no es que el niño salga un artista pleno sino que salga siendo un poco más consciente de uno mismo y del resto de sus compañeros”.
A la hora de valorar algo en particular nos dice: “el respeto es una bolsa muy grande donde hay muchos valores incluidos”.
En relación a la aplicación de este proyecto, denominado “MUS-E”, apunta: “lo defino como crear una sonrisa porque cuando uno se encuentra bien sonríe y ese es mi trabajo”.
El proyecto, que incluye danza, teatro, artes plásticas y percusión, se desarrolla en varios centros escolares. “Intento que el niño sea felíz y sea más capaz de poder comprender y aprender ya que cuando un niño tiene problemas se cierra”.
Preguntada por si le gustaría que su hijo siguiera sus pasos nos responde: “le gusta mucho el teatro, de hecho lo hace conmigo y muchas veces sufre las consecuencias de mis ensayos, pero ya lo comprende. Me gustaría que sea felíz, con independencia de lo que haga en un futuro, y lo apoyaré”.