Parece mentira que todavía haya quienes declarándose socialdemócratas y defensores de la integración continúen con actitudes como la que se mantiene en el HOSPITAL UNIVERSITARIO DE CEUTA. Después de una queja presentada por mi ante el Defensor del Pueblo hace ya varios meses, por la inexistencia de reserva de puestos para personas que padezcan una discapacidad superior al 33% en la bolsa de empleo temporal de dicha institución, como ocurre en la mayoría de los hospitales públicos; el Defensor del Pueblo me manifestó que pese a no estar obligado legalmente a ello, el INGESA se ha ofrecido generosamente a proponerlo en la negociación de las nuevas bases, las actuales datan del año 2004. Hemos de recordar que las negociaciones con las organizaciones sindicales llevan años prácticamente rotas lo cual parece ser “un brindis al sol” y que quedará “sine die”, según me comentaron ayer desde el sindicato más representativo dentro de dicho hospital. Sinceramente parece más una propuesta publicitaria de carácter caritativo que un acto obligado de justicia social y que dista mucho de las políticas de integración para con los discapacitados que lleva acabo la Unión Europea y que se practica generalmente en el resto de la función pública. Lo que está claro es que los discapacitados tenemos que luchar diariamente por un espacio en esta sociedad ya que los que legislan actualmente continúan manteniendo lagunas en el ordenamiento jurídico para que situaciones como esta se sigan manteniendo. El mismo ordenamiento jurídico del que se valen para traer, mantener o denegar discrecionalmente bajo la figura de comisiones de servicio a personal en este hospital.
Seguramente cuando lleguen los procesos electorales, todos se pondrán la capa de protectores de los discapacitados cual Ruiz-Mateos vestido de superman, hablando en nombre de la defensa de los intereses de los trabajadores, intentaran fustigar a sus oponentes con su discurso socialista, eso sí con la preceptiva y rediticia foto junto a algún discapacitado. Cuando todo ello termine probablemente todos tendrán su porción de poder en el lugar de turno que les corresponda y continuará el mismo problema para este colectivo que simplemente se podría haber solucionado con cinco minutos de sentido común.