"Ya no se ven tantos vehículos de muy alta gama con matrícula marroquí en los aparcamientos". Así sintetiza el responsable de un establecimiento hotelero local la percepción del sector: en términos generales, el turista marroquí de medio y alto poder adquisitivo elige menos Ceuta para sus escapadas vacacionales y, por tanto, reserva menos habitaciones.
Desde otro punto de alojamiento insigne de la ciudad, el Parador La Muralla, explican que han detectado ese descenso del turismo marroquí y, el poco que llega a Ceuta, se queja de las largas esperas en la cola de la frontera. En su caso, solía recibir un volumen importante de clientela que reúne este perfil atraídas, en parte, porque su aparcamiento es gratuito y eso le facilita desplazarse con sus vehículos particulares de categoría alta –tanto en España como en Marruecos–. Sin embargo, desde La Muralla consideran que estos visitantes, ante las retenciones en el paso fronterizo, puedan decidirse por otros destinos.
En cualquier caso, en el Parador trabajan en la misma línea e incluso mejor que hasta la fecha en años anteriores, es decir, que la problemática fronteriza no afecta a su ocupación. A pesar de esa caída del segmento marroquí, la tendencia está cambiando hacia el turismo nacional con lo cual se ha compensado esa pérdida de clientela del país vecino.
Las cifras de la Coyuntura turística hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE) avalan las afirmaciones que realizan desde La Muralla acerca del despegue del sector. En mayo de 2017 fueron 6.894 las personas que hicieron noche en establecimientos hoteleros locales, de los cuales 2.530 fueron extranjeros que, por las características geográficas y económicas de Ceuta, un número importante de ellos es de origen marroquí. Mientras que en el mismo mes de 2016, 5.591 visitantes reservaron hotel en Ceuta de los que 2.325 procedían de países distintos a España. Sin necesidad de someter estas cifras a operaciones matemáticas, se puede concluir que sopla ese viento a favor del turismo que señalaba el Parador La Muralla.
Sin embargo, las pernoctaciones de extranjeros se resintieron al comparar ambos periodos: pasaron de 4.281 en mayo del ejercicio pasado (de un total de 13.769) a 3.877 en el mismo mes del año corriente (de un total de 14.438). Es decir, que los marroquíes se alojan ahora menos días que en 2016.
Esas colas en la frontera con el reino alauí tienen una repercusión distinta en el sector comercial, como recordó el pasado fin de semana la plataforma Empleados del Comercio Ceutí Damnificados por la Frontera, uno de los promotores de la concentración convocada hace un mes en la que exigían soluciones al desorden fronterizo que les ensombrece con la destrucción de empleo. “Las pymes están abocadas al cierre y me gustaría saber qué estrategia van a seguir las autoridades para atraer al turista marroquí que hemos perdido. Las ventas al detal son mínimas y con el consumo interno de Ceuta no nos podemos mantener, no dan ni para cubrir costes”, expuso su portavoz. El colectivo considera que la situación se ha vuelto “insostenible” y se preguntan “dónde están las reuniones que dijeron que iban a mantener” así como las “soluciones”.
La entidad criticó que las administraciones “están acostumbrados a no hacer nada” y a “ver normal” la situación cotidiana “que estamos viviendo”.
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