El robo del cervatillo de San Amaro no ha hecho más que demostrar la evidente falta de seguridad que hay en este parque. Conocida la noticia, comienzan a conocerse otros precedentes de sustracciones de animales en este parque, sin que hasta la fecha se hayan adoptado medidas de seguridad. Así las cosas, ahora se conoce que con anterioridad habrían robado pájaros y lo habrían intentado con pavos reales, teniendo éxito en alguna ocasión. Los robos de estos animales se hacen por encargo y serían cometidos por el mismo grupo de individuos que se amparan en la escasa o prácticamente nula vigilancia que hay en la zona. De manera gradual dicha vigilancia ha ido quedando mermada. Hay noches en las que un solo vigilante tiene que controlar, sin ayuda de cámara alguna, todo San Amaro. Una tarea imposible de llevar a buen recaudo, con lo cual queda en evidencia la protección que puede darse a las especies allí recogidas.
Las sospechas tras la desaparición del ciervo apuntan, todas, a esta misma tesis. Que el animal habría sido robado por encargo. Con la más que evidente falta de vigilancia en la zona, dicha tarea no fue complicada. A pesar de tratarse de un recién nacido, no se había adoptado por parte del parque ninguna medida específica de control. Y eso a pesar de que varios usuarios habían advertido de que el animal estaba alejado de la manada y parecía incluso tener periodos de rechazo por parte de la madre. No se puso ningún control hasta llegar a la noticia del robo que fue conocido por la Ciudad el lunes, días después de que se hubiera producido sin que nadie se diera cuenta de ello.
La degradación del parque es evidente. Y no sólo por el escaso control que repercute en que puedan producirse robos de este tipo, sino en la dejadez que se está apreciando sobre todo en la parte superior. El habitáculo en el que estaban las cabras que fueron matadas por perros salvajes está abandonado, y la falta de limpieza es palpable en algunos puntos del recinto. A pesar de la millonaria inversión que se ha hecho, hay personas que duermen en el parque por la noche, en su gran mayoría indocumentados aunque también algún MENA del centro ‘La Esperanza’.
Precisamente en la parte superior del parque se han producido amenazas e intentos de agresión de MENA que son más mayores sobre otros compañeros más pequeños, a los que roban o a los que obligan a cometer delitos. Estos chicos, sometidos y asustados, no se atreven a denunciar este tipo de acosos que tampoco son controlados por los empleados del parque. Es tarea imposible.
La Ciudad, y concretamente la consejera de Gobernación, Yolanda Bel, efectuó traslados de algunos trabajadores que estaban en San Amaro, gestión que no ha hecho sino empeorar la situación.
Septem Nostra pide que se devuelva el animal
La asociación Septem Nostra ha querido sumarse a las organizaciones, entidades y particulares que han realizado un llamamiento a aquellos que tengan en su poder el animal para que lo devuelvan de inmediato a las instalaciones de las que fue sustraído en San Amaro. Su presidente, José Manuel Pérez, recuerda que un ejemplar casi recién nacido y en estas condiciones “sin los cuidados adecuados, puede morir”. Espera que se trate de un simple caso de escapada del cervatillo e insta a las autoridades a intensificar su búsqueda, aunque lo que lamenta como portavoz de la asociación es que, tanto si ha sido un robo como una fuga, “en ambos casos, ha quedado evidente que la vigilancia en el Parque de San Amaro deja mucho que desear”. En su opinión el parque debería estar suficientemente dotado de personal para garantizar la seguridad de los animales y de los usuarios. “Bien podrían haber gastado el dinero que despilfarraron en el hilo musical para dotar a esta instalaciones de cámaras de videovigilancia en puntos sensibles del parque, como por ejemplo las jaulas de los animales”, añade.