La clase política anda desnortada. La falta de unos asesores de categoría, que sepan quien es quien en este pueblo y no se dejen manipular por habladurías, es clara, de ahí que quienes mandan en la plaza sigan patinando en terrenos fangosos. Así volvió a suceder en la Musal-la, en donde la presencia de don Juan y don José no fue acertada. El primero porque nada pintaba en Loma Margarita a no ser que quisiera dejar el partido a empate a 1 después de tomarse la harera en los terrenos de Luna Blanca. El segundo porque si no ha querido meter mano en el hervidero en que se ha convertido la mezquita de Sidi Embarek porque le viene grande, tampoco tenía que haberse acercado a comer el té y las pastas para sacarse la fotografía complaciente, que es, en definitiva, la única que le gusta.
Con un terreno limpio de banderas españolas y tras el revuelo de una noche previa en la que se difundieron pasquines contra la presencia de las autoridades y hasta se ordenó la quema de un vehículo, la Musal-la de ayer prometía, dejando fiel reflejo de una problemática que atenta no sólo contra la comunidad musulmana sino contra todos, pero que los mandamases no quieren ver. Y no quieren verlo porque eso no les interesa, son problemas que requieren de intervenciones contundentes, y hace tiempo que los políticos se dedican a ser oenegés con derecho a captar voto sin ideologías y sin autoridad.
¿Se imaginan a un don José poniendo orden en la mezquita de Sidi Embarek en donde parece ya que manda Marruecos en vez de España? Eso es religión, dirá. También lo es proteger la iglesia de San Francisco de las meadas de los subsaharianos... ¿o no? Pues debe ser que no, por eso permite que suceda lo que sucede, aunque luego ponga buena cara y se acerque a Loma Margarita para dejar acto de presencia.
¿No sería más acertada una recepción institucional tipo a las que se dan con motivo de otras festividades correspondientes a otras culturas? Con eso se acabaría con las críticas que ahora aparecerán en los pasquines que distribuyen los mismos que luego se fotografían rompiendo el ayuno con la clase política y los mismos que luego reciben subvenciones de quienes critican. Pero el juego es así, enrevesado, como enrevesado es todo lo que rodea a quienes dirigen asuntos religiosos desde la distancia, intentando hacerse con un poder que les haga grandes y les convierta en autoridades para fundamentar su tarjeta de presentación ante Marruecos.
Que haya sectores que no tengan clara su españolidad es entendible, pero que haya políticos mal asesorados que no saben cómo afrontar los problemas emergentes que tiene Ceuta no es ni entendible, ni asumible, es sencillamente demasiado grave como para ser permitido. Pero sucede.