El Instituto Armado celebró en la vieja casa cuartel los 172 años de su fundación. Hubo imposición de condecoraciones a cinco miembros del Instituto Armado y el coronel Gómez Salinero aludió al pasado del Cuerpo para entender su futuro. La Comandancia de la Guardia Civil acogió ayer la celebración del 172 aniversario de su Fundación y lo hizo con la entrega de medallas a cinco componentes del Cuerpo, amén de un extenso discurso de corte oficial e histórico ofrecido por el coronel José Luis Gómez Salinero.
La Cruz con distintivo blanco fue impuesta al teniente Cristóbal Rodríguez Calvo, al sargento 1º Juan Francisco García Naranjo y a los guardias civiles José Ramírez Cabrera, Francisco Idoipe Rodríguez y Juan Manuel Pizarro Jiménez, de manos de los componentes de la tribuna de honor: el delegado del Gobierno, Nicolás Fernández, la presidenta accidental, Mabel Deu, el comandante general, Javier Sancho Sifre o el jefe superior, Alfonso Sánchez, amén del coronel del Cuerpo, José Luis Gómez Salinero.
Además del reconocimiento personal a los guardias civiles que se han retirado, que están en la reserva o que han dado su vida en el desarrollo de sus funciones, Gómez Salinero apuntó a la obligatoriedad de los agentes de “conocer nuestra historia y tradiciones”, puesto que “constituyen una de nuestras señas de identidad”. “Es preciso conservar y transmitir las gestas y símbolos del Cuerpo, de forma que sirvan de ejemplo, permitan perpetuar su recuerdo y fortalezcan el espíritu de pertenencia a la Guardia Civil”, reseñó. “Revivir nuestra historia hoy nos hace ser conscientes de nuestras raíces y anima a seguir en el compromiso colectivo de entrega y servicio a la sociedad, siendo ésta, precisamente, una de las razones fundamentales que nos alientan a conmemorar este aniversario”.
Si hay que mantener viva la historia, la Guardia Civil también se ha esmerado en adaptarse a los nuevos retos, manteniendo “inalterables sus valores fundacionales, auténtica columna vertebral de la Institución. Ha logrado la simbiosis entre lo antiguo y lo moderno”, puntualizó. En esa particular balanza de actuaciones que se le presenta al Instituto Armado, cobra parte importante la lucha contra amenazas globales como es el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva, el crimen organizado y los ciberataques. “Actualmente el principal foco de preocupación en la lucha antiterrorista lo constituye la amenaza yihadista, fenómeno complejo y persistente que golpea a nuestra sociedad... El reto es difícil pero en la Guardia Civil contamos con la experiencia, fruto de las lecciones aprendidas, lo que ha permitido mejorar procedimientos, técnicas y doctrina”.
No podía olvidarse la labor en materia migratoria en plena frontera sur de Europa, en donde “la Guardia Civil se ha convertido en un actor de primer orden, siendo hoy en día un referente internacional... Con su experiencia, potencial y despliegue, contribuye de forma decidida a salvaguardar la vida de las personas en el mar, mejorar la vigilancia de las fronteras exteriores de la UE y combatir a las redes criminales dedicadas al tráfico de seres humanos”.
Gómez Salinero destacó ante un cuartel, que todavía espera tener una sede digna tras las promesas políticas nunca cumplidas, el hecho de que los agentes son, hoy en día, “depositarios y herederos del legado histórico de los que nos precedieron” y tienen el “deber y privilegio de perpetuar y mejorar ese legado”.
El himno de la Guardia Civil puso el broche final al acto.
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