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El pregón de la Fe, el amor y el llamamiento a la unidad

El pregonero de la Semana Santa 2014, el padre Francisco Jesús Fernández Alcedo, pronunció un texto largo y crítico con las guerras internas entre las Cofradías ceutíes

Fue el que dio a mediodía de ayer el padre Francisco Jesús Fernández Alcedo, párroco de San Juan de Dios y director espiritual de La Amargura, el pregón de Semana Santa más extenso de los últimos tiempos (casi dos horas) y también el más crítico, comprometido, eclesiástico y bíblico de cuantos se recuerdan en Ceuta. Palabras que acercaron a los presentes, que llenaron el Teatro Auditorio del Revellín, un poco más si cabe al Señor, en su Pasión, en su Muerte y en la Resurrección; al sentido de la Iglesia; a la verdadera Fe y a la creencia firme, que son profundas y sinceras; a la comunión con los Santos; y al sentido común y a la honestidad en las normas que han de regir el funcionamiento interno de las distintas cofradías de Ceuta.
De tal manera, y mediante pasajes que se mecían entre el lirismo y la crudeza realista, el padre Fernández Alcedo tomó la palabra a las 12:15, después de que la Banda Municipal, dirigida por Germán Bonich, interpretara las piezas Máter Mea y La Amargura, y de que la pregonera del pasado año Encarnación Mercado presentara con cariñosas palabras a su sucesor en el cometido de elevar el pregón, y lo hizo con una voz que cautivó al respetable desde el primer instante, desde que pronunciara “Toma tu cruz y sígueme”, que así comenzó.
“En San Juan de Dios/en tu altar te has quedado/ya se vislumbra esta Cruz, que en tu amargura me has otorgado/Dos calvarios distintos y un mismo destino/Una imagen, un sueño, un Dios: mi Caído”. Y la primera gran ovación del mediodía, merecida, más allá de las protocolarias, que siempre andan escritas de antemano en el guión, atronó en el Auditorio. Saludó acto seguido el padre a las autoridades que, a escasos metros, sentados en sillas de tronío, le arropaban en el escenario: el vicario general de la Diócesis, Juan José Mateos; el presidente de la Ciudad, Juan Vivas; el comandante general de Ceuta, José Manuel Sanz Román; y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Juan Carlos Aznar, “hermanos todos”. Y abrió el capítulo de agradecimiento, un emotivo abanico del que destacó el fervor de amor con el que se dirigió a su madre, a sus dos hermanas, María y Oliva, a su pueblo, Barbate,  a las Hermanas de la Cruz, a los hermanos de La Amargura.
“¡Es la hora!”, exclamó el padre Fernández Alcedo, y siguió: “en estos días nuestra fe se fortalece y se hace aún más sólida al poder contemplar tanto amor derramado, tanto sufrimiento vencido y tanta gloria próxima”. “Es esta Pasión, Muerte y Resurrección que hemos hecho nuestra, donde claramente podemos contemplar el misterio de Dios. Donde descubrir que nuestro camino hacia Él ha sido iluminado y donde se pone de relieve la actitud más básica de su seguimiento: El que no tome su Cruz y me siga, no puede ser discípulo mío. Por eso, el camino de las bienaventuranzas es el camino de la Cruz y el camino de la Cruz es el único que nos conduce hasta el triunfo de su gloria”.
Ya firme la bandera de la creencia y el compromiso con la misma ondulando en el ambiente del Revellín, el padre despejó las mínimas dudas que pudiera albergar alguna persona de las presentes y, cuatro de los apartados siguientes, los tituló así: Creo en Dios Padre; Creo en Jesucristo; Creo en el Espíritu Santo; Creo en la Iglesia.
Abogando por la fe verdadera, y por añadidura “a la fe cofrade”,  el padre Fernández Alcedo terminó de meterse en faena y advirtió de los riesgos que se corren si lo que se persigue va más allá del amor a Dios y la participación noble del sentir cofrade; en el punto más crítico del pregón dijo: “Ser cofrade es creer y tener fe. Ser cofrade es plantear la vocación a la vida consagrada y sacerdotal. Porque las hermandades también sois semilleros de vocaciones”. “En la Cofradía”, prosiguió, “no es primero el que más claveles pincha, más plata limpia...ni el que detrás, al final, bajo los faldones del paso de palio de la Virgen, que es quien lo cobija, va dando gracias por el que le dejó ese lugar que hoy él ocupa...el que desde el cielo le ayuda a soportar la dureza del varal o la trabajadera”. “La Cofradías no son un equipo de competición”, añadió, encendido, “en el que tan sólo ver quién lo hace mejor, o quién tiene o estrena más enseres cada año. La Cofradía no es un combate a puño cerrado. Nadie puede poner su apellido como posesión de honor, al igual que nadie puede perpetuar su puesto como un privilegio a su labor”. “Las Cofradías”, siguió el pregonero, “sois hermanas, hijas del mismo Padre y de la misma Madre. Habéis tenido la misma cuna: la Iglesia, y os han amamantado los mismos pechos: las Parroquias... y ahora, ya adultas, vivís en una misma casa: el Consejo”. “Consejo”,  siguió el padre, “que debe procurar el clima necesario y acorde para que os llevéis como buenas hermanas, y que ante los malentendidos o desencuentros que surgieran encontréis una ocasión providencial para comprender qué es lo esencial. Y juntas descubramos que las dificultades no se superan fuera, sino dentro de la Iglesia. Es la única manera de llevar hasta buen puerto esta maravillosa y apasionante misión encomendada”, abogó en claras alusiones al clima viciado que existe, desde hace ya tiempo, entre no pocas Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad.
“Ahora que ya termina esta profesión de Fe”, relató el padre Francisco Jesús Fernández Alcedo a modo de conclusión, “debo emprender el itinerario de vuelta. La Cruz una vez más ha sido pesada y redentora. Pero es la Cruz de mi Señor la que hoy he asumido...la que me dio rienda suelta en esta singular Procesión. Aquí la tienes Señor, ya estoy de vuelta Caído. De nuevo solos los dos ¡Tú y yo! y la Amargura por testigo. Te ofrezco mis pies cansados y el sufrimiento sentido. Te ofrezco mi voz rota del sentimiento hoy derramado al decir lo que te digo. El alma llena de paz y este pregón concluido”. El pregón casi concluido: pues faltaba una última y atronadora ovación que se mezcló con los acordes del Himno de Ceuta.

“Queridos jóvenes: sois la ilusión de la Fe; no os avergoncéis de ser cristianos”

El pregonero animó a las nuevas generaciones a ser firmes en el espíritu

El padre Francisco Jesús Fernández Alcedo no quiso dejar pasar la hermosa ocasión presentada en su vida para dirigirse a los jóvenes, quienes “encarnan la ilusión de la Fe”, como señaló, de modo que les aconsejó que “jamás dudéis de vuestra Fe. Aspirad a metas altas”, abogó.
“No os avergoncéis de ser cristianos ni cofrades que dan la cara”, continuó, “cada uno en su hermandad trabajando, codo a codo, en lo que haga falta, pero tomando decisiones y con seriedad dando la talla”. “Y si algún día os menosprecian, como se suele hacer con quienes evocan más altas cotas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran ¡no os preocupéis! será entonces cuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente como una novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdad y la justicia. Porque  sólo Dios basta”, consideró.
También quiso el pregonero ejemplificar, personificar la Fe de los jóvenes cofrades caballas, señalando que “sois vosotros los que reflejáis el compromiso en la Pollinica, la constancia en la Amargura, la perserverancia en el Valle, la autenticidad en el Silencio y la alegría de aquel Encuentro, la maestría costalera en las Penas, la caridad Rociera y vuestro cariño a la Patrona”.

“Ha sido un pregón muy espiritual, profundo, un texto que merece ser leído una y otra vez para captar el mensaje”

El vicario de Ceuta, Juan José Mateos, consideró ayer para ‘El Faro’ que el pregón de la Semana Santa de Ceuta 2014 “ha sido muy bueno y profundo de sentimiento”, al tiempo que destacó el hecho de que “se nota que es un hombre que pese a ser joven cuenta ya con una amplia experiencia cofrade y sacerdotal, y estas vivencias las ha volcado y sabido contar de maravilla”.
Por su parte, el presidente del Consejo Diocesano de Hermandades y Cofradías de Ceuta, Juan Carlos Aznar Méndez, tras asegurar que “esperaba que el pregón fuera como ha sido, de modo que no me he llevado ninguna sorpresa”, señaló que “es un texto que merece ser leído una y otra vez porque es muy profundo y resulta complicado captar todo el mensaje sólo con una oída”. Aznar Méndez dijo también acerca del pregón de Fernández Alcedo que “ha sido muy espiritual y ha dejado además muy en claro cuál es el papel que ha de jugar la Cofradía dentro de la Iglesia y esto es un punto que me congratula especialmente”. Por último, es preciso señalar que el grueso de asistentes, reunidos en corrillos al término del pregón, aún en el Revellín, valoraban positivamente el texto que alumbra el albor de la Semana Grande.

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