“El precio de un periódico es siempre político”

Voz inconfundible del periodismo nacional de los últimos 40 años, Andrés Aberasturi (Madrid, 1948) visitó la ciudad como colaborador del programa No es un día cualquiera, de Radio Nacional de España (RNE), que se emite desde la Biblioteca Pública del Estado este fin de semana.

Profesional que ha desarrollado su carrera en prensa, radio, televisión e internet, además de autor de algunos libros de poesía, Aberasturi explora en esta entrevista su faceta como columnista de opinión. Unos artículos que pueden leerse semanalmente en las páginas de El Faro, cabecera que conoce y aprecia por su historia y resistencia ante el pinchazo de la ‘burbuja mediática’.          
–El columnista, ¿cómo escapa de la repetición, de exponer las mismas ideas?
–Muchas veces no se escapa. A mí escribir las 30 líneas me da igual, las escribo con mucha facilidad. Pero pensar de qué escribir es terrorífico: primero, porque piensas que todo el mundo va a escribir de lo mismo la mayoría de las veces. Si no tienes otro tema alternativo, ¿cómo lo enfocas para que no sea un poco más de lo mismo? Es complicado. Hubo una época, cuando estaba en plena actividad, que llegué a escribir prácticamente ocho o nueve artículos a la semana. Escribía todos los días uno y, en dos o tres días, tenía que escribir dos. Era un horror. Pero yo creo que siempre hay un punto de vista distinto y el estilo también hace mucho.
Como la forma y el fondo. Un artículo de Umbral era lo que era y da igual lo que contara, era como estaba escrito. Bueno, no da igual pero era importante.
–La opinión es el género que deja entrever los colores del autor. ¿No se agota de rebatir ideas, de asumir esa responsabilidad con su firma?
–En Twitter, cada vez que hablan de mí, un día soy un facha de mierda; al otro, un rojo peligroso. Un día defiendo a Pablo Iglesias, otro día soy de Marhuenda o de Rajoy. No, yo creo que el problema del periodismo actual no es tanto el cansancio de uno mismo, sino que se hace un periodismo de barricada, es previsible de qué va a ir la columna de cada uno, o de muchos. Y sobre todo el de televisión es terrible.
Luego hay unos cuantos que pretendemos ser críticos con el poder, que sería la obligación teórica del periodista: comentar para bien o para mal, porque no hay nadie perfecto, no hay ningún partido que sea perfecto ni horroroso del todo. A la hora de votar, yo votaré o tendré una simpatía global hacia un partido o hacia otro, hacia una ideología u otra pero cuando tengo que enfrentarme a una realidad, a una toma de decisión, a una reforma fiscal, me parecerá buena o mala. Me da igual que la haga el PSOE o el PP. Daré mi opinión personal sobre esa reforma fiscal pero no porque la haga el PP será buena o porque la haga el PSOE será buena. Será lo que piense de cada cosa. De hecho, he dicho muchas cosas malas de ZP y de Rajoy, pero también he dicho cosas buenas. A mí me da mucho miedo el periodismo de barricada porque todo es previsible .  
–¿Los tuits acabarán sustituyendo a la columna de opinión?
–No, creo que acabará llenando los periódicos nacionales. Ya no puedes, salvo casos como el vuestro, como El Faro, tantos periódicos como hay en provincias, que van mucho más a lo local, a lo que nunca va a salir en El País o El Mundo y, cuando sale algo, es siempre por algo malo y en ninguno sale la parte buena. Creo que el futuro está en el periódico local y el periódico de tirada nacional, el de papel, el clásico, a parte de que va a desaparecer con internet tarde o temprano, se va a llenar de columnistas y de periodismo de investigación. No se puede salir diciendo que el Papa está muy grave cuando sabe todo el mundo que a las 5.00 de la mañana se ha muerto, es ridículo. Ya no puede luchar contra el tiempo.
–Unos periodistas se fusilan a otros sin que tenga alcance alguno, ¿qué ocurre en el gremio?
–Ocurre lo que ocurre, el corte y pega funciona muy bien. Ha habido problemas con este tema, se han descubierto artículos que han copiado directamente de Wikipedia, de Google y han echado a alguien de alguna agencia. El abuso de la tecnología es peligroso porque te inundan de información y te dices: ¿Para qué lo voy a escribir? Ya lo pillo y lo traslado y luego te copian a tí también pero bueno, tampoco es preocupante. Mientras que sea verdad, da igual. El problema es que hay tanta información y tan falsa muchas veces, tan manipulada, que eso es peligroso.
–Un medio de comunicación que recibe subvenciones de la Administración o bien es de titularidad pública, ¿puede ejercer la libertad de expresión?
–Medios públicos ahora mismo hay pocos. Cuando había prensa del Movimiento, como era el periódico Pueblo, eran absolutamente subvencionados y franquistas. El problema es que ahora mismo la prensa, sobre todo la prensa escrita y los medios de comunicación, están en esa tesitura, en la que siempre se ha recibido subvención, porque el precio de un periódico siempre es político. Cuesta mucho más un periódico si lo tuvieras que vender al coste real y con un mínimo de ganancia estaría fuera del alcance de la gente. Entonces siempre tienes que tener ayuda. Pero condiciona las ayudas de las empresa. Si estabas en PRISA y hablabas del negocio de los libros de texto y los ponías a parir, pues no te iban a dejar... Te condicionan muchísimas cosas, no solo la subvención de los gobiernos, sino los intereses de la propia empresa, los intereses que tienen los accionistas, si son amigos de un lado o de otro, es muy complicado. El poder es muy raro.
Salen manos absurdas y dices: ¿pero bueno y éste por qué me dice esto si estoy escribiendo algo que no tiene nada que ver? A mí me han echado de un sitio y digo, ¿por qué? Pues porque resulta que el accionista era amigo de no sé quién, que a su vez participaba o tenía acciones de no se cuanto y terminaba en Telecinco; un disparate.
El periodista solo, tú y yo, frente al ordenador seguimos teniendo el espejismo de que somos libres y podemos escribir lo que queramos, seguramente es verdad porque no somos importantes. El problema es cuando la concentración de medios es cada vez más grande y ya no sabes quiénes son los dueños de los medios. Creo que al final solo hay un dueño, que no conocemos nadie pero que debe ser el que manda en toda la información o por lo menos vamos camino de eso, un poco orwelliano. No tengo mucha confianza en el futuro. Los periódicos como El Faro, periódicos de familia, de esos de toda la vida, todo eso ha desaparecido.