En 24 horas se dio marcha atrás a la irresponsable decisión de cerrar el Biutz en los preliminares de una Pascua del Sacrificio y teniendo a miles de personas en extrema pobreza que buscan en el porteo su único medio de vida. Hoy deberíamos estar agradeciendo que de nuevo hemos sido bendecidos con un milagro, con el azar, con la suerte... llámenlo como ustedes quieran, porque podía haberse liado una buena en un espacio transfronterizo que desde hace tiempo vaga moribundo generando problemáticas graves a uno y a otro lado del Tarajal. Como siempre que nos envían comunicados oficiales gestados y maquillados en despachos que hacen aguas, nos quedamos sin saber la realidad de lo que ha sido un fallo político a todas luces que viene a secundar el ya registrado la semana pasada en la que esta Ceuta turística y supuestamente preparada para una OPE permitió que cientos de personas durmieran como animales en el suelo o en sus vehículos, haciendo sus necesidades en bolsas de basura y defendiéndose de la delincuencia común que se pasea por el escenario portuario como perro por su casa. No pasa nada. Como dijo Mohamed Alí en el pleno del lunes, a diario se suceden milagros en esta frontera en la que existen vacíos diplomáticos de tal calado que asustan. Da miedo pensar en qué manos estamos, en serio. Asusta conocer en qué se basan las decisiones o el desprecio que se tiene hacia un asunto, hasta el punto de generar riesgos como el que se puso de manifiesto este lunes. No pasa nada. Vivimos en un lugar en el que la torpeza encuentra mando en plaza. Así nos va.