El perímetro fronterizo que separa Ceuta de Marruecos no ha registrado ningún intento de entrada ilegal de inmigrantes subsaharianos por el doble vallado fronterizo en lo que llevamos de año, aunque la presión se ha desviado al mar. Fuentes del instituto armado han informado de que los 8,2 kilómetros de frontera terrestre mantienen la calma desde comienzos del presente año al no haberse registrado asaltos a la doble valla, situada a seis metros de altura.
Los inmigrantes que están asentados al otro lado de la frontera en suelo marroquí han optado por llevar a cabo los intentos de entrada por la vía marítima, bien a bordo de pequeñas embarcaciones tipo balsas, a nado o en pateras.
Así, en los últimos tiempos se han producido varias interceptaciones cerca de la costa ceutí o en pleno Estrecho como el pasado quince de marzo con quince subsaharianos en una zodiac sin motor.
Luego, el trece de abril se trajo a nuestra ciudad a ocho en una balsa neumática. Tres días después, el dieciséis seis inmigrantes fueron recogidos en una embarcación cerca de Algeciras, pero donde afectó a uno de los buques que hacen la travesía entre Ceuta y el otro lado del Estrecho.
El veinte de abril, ocho subsaharianos a bordo de una balsa fueron desviados a Martil por parte de la Guardia Civil. El doce de mayo, siete en una balsa de playa y el veinticuatro de mayo, ocho en una embarcación de las mismas características.
La situación de vigilancia en la frontera terrestre ha producido que los inmigrantes subsaharianos que esperan acceder ilegalmente al territorio nacional hayan optado por otras vías para lograr esta entrada clandestina.
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado calculan que no más de sesenta subsaharianos están escondidos en los bosques de Beliones, una localidad marroquí fronteriza con Ceuta, a la espera de poder entrar de forma ilegal. El resto de los inmigrantes subsaharianos están más alejados del paso fronterizo en localidades como Tetuán o Tánger.