F.K. permanecerá en preventiva hasta juicio, habiendo pesado el riesgo para las vidas del resto.
Le acusaron de poner en peligro la vida de los 15 inmigrantes que habían decidido acompañarle en la travesía. La Guardia Civil no le quitó ojo de encima desde que le dieron aviso para que cesara su escapada. Ayer, el guineano F.K. terminó ingresando en prisión preventiva a la espera de juicio. Ha sido precisamente el haber puesto en riesgo la vida de los demás compatriotas lo que ha terminado por pesar en esta decisión.
Así termina la primera fase judicial de la historia que se escribía el pasado lunes, cuando agentes del Servicio Marítimo terminaban interviniendo en las inmediaciones de la frontera del Tarajal al comprobar cómo varios de los inmigrantes ocupantes de una neumática se arrojaban al agua por miedo. Lo hacían después de que su patrón, otro subsahariano, desobedeciera las órdenes de los agentes, arrojara al mar su teléfono móvil e intentara fugarse.
Se le detuvo, procediendo a su traslado a las dependencias del Marítimo, en donde de inmediato se le aplicó el protocolo en vigor para los detenidos.
F.K. permanecerá en prisión hasta que se señale juicio y termine por aclararse su relación con un delito contra los derechos de los extranjeros con el agravante de haber puesto en riesgo la vida de 15 personas, los compatriotas que habían partido junto a él esa misma mañana desde las costas marroquíes.
Los últimos patrones detenidos in fraganti al frente de embarcaciones han sido condenados, fijándose sentencias por conformidad entre las partes. En todos los casos la Guardia Civil presentó pruebas para relacionarles con las expediciones llevadas a cabo.
La única mujer ni es menor ni está embarazada
La única mujer que componía la travesía que pilotaba el ahora encarcelado fue dada como menor y además se significó que estaba en avanzado estado de gestación. Finalmente la historia no ha sido tal cual se ha difundido, ya que tras su paso por el Hospital la joven, que dijo ser natural de Sudán, confesó que no era menor sino que tenía más de 20 años. La manifestación inicial, producto en muchas ocasiones del miedo, es la que suelen prestar varios inmigrantes que temen su expulsión aunque estén ya en territorio nacional. La joven protagonista de esta historia ya ha sido ingresada en el CETI. Aunque al principio se sospechó que pudiera estar embarazada, tal y como lo hizo constar en su parte de asistencia la Cruz Roja, tras su pase por el Hospital Universitario se ha confirmado que no es así. La joven fue dada de alta en la misma tarde de los hechos, sin tener que quedarse hospitalizada durante la noche ni mucho menos recibir asistencia extraordinaria.