Estamos ultimando los detalles para la impresión del tercer volumen de nuestra revista dedicada a las especies de tetrápodos marinos del noroeste de África. Con mucha ilusión sacamos este nuevo proyecto editorial que está evolucionando significativamente y mejorando en la participación y también en la creatividad y calidad de los artículos. Este año, han coincidido dos artículos que tratan aspectos relacionados con la especie Caretta caretta, conocida vulgarmente en nuestro país como tortuga boba. Ambos artículos tratan aspectos completamente diferentes, pero se basan en el análisis de los esqueletos de estos reptiles. En uno se ha confirmado la presencia de una serie de alteraciones osteológicas en los cráneos que claramente hemos identificado con impactos provocados por pequeñas embarcaciones dedicadas a la pesca artesanal o bien al recreo y a los deportes náuticos. Estos impactos son más frecuentes de lo que podríamos pensar a priori, y creemos que están, sobre todo, relacionados con ciertas embarcaciones de recreo y con las velocidades que pueden alcanzar algunas de ellas, en especial las populares motos de agua.
Las tortugas, mucho más que los cetáceos, son las especies que sufren más las agresiones antrópicas y que por tanto necesitan bastante más atención por nuestra parte. En este sentido, los últimos meses venimos denunciando la falta de sensibilidad de la Administración y su permisividad en relación al incremento en el número de instalaciones almadraberas permitidas en nuestro litoral. Realmente, son las almadrabas y otros artes de enmalle los principales responsables de las muertes anuales de las tortugas marinas y particularmente de la especie que estamos comentando. Para reducir estos impactos tan negativos contra las especies marinas necesitamos un plan de ordenación del litoral que regule las actividades y acomode los usos a las necesidades reales que permita establecer una relación inteligente y moralmente aceptable con el mundo natural marino. Obviamente, los problemas de Caretta caretta no son exclusivos de nuestra bonita, pequeñita y marinera ciudad sino que también se reproducen en otros muchos puntos de la geografía española y de otros países. Concretamente en Canarias, como nos comentaba nuestro colega Pascual Calabuig, que dirige el centro de recuperación de fauna marina en Gran Canaria, los pescadores artesanales suelen golpear las cabezas de los ejemplares de tortuga boba que quedan enganchados en sus artes de pesca. Esto produce unos traumatismos importantes que requieren de intervenciones veterinarias complejas para sacar adelante a los ejemplares afectados. En nuestro caso las limitaciones a la pesca de enmalle y la reducción de la velocidad en las embarcaciones serían aspectos determinantes en la disminución de impactos negativos y muertes de Caretta caretta en nuestra región geográfica.
Otro de los artículos que abordan la cuestión de Caretta caretta es uno dedicado al análisis de la obra del arquitecto Gaudí, en relación a las especies marinas. En esto, nuestro presidente, que firma el artículo, hace una creativa y brillante interpretación de la fachada de la Casa Batlló y pone de manifiesto una faceta muy interesante de la relación de Gaudí con la tortuga boba. La gran huella que el mundo natural había dejado en el genio de la arquitectura está bien presente en la fachada de la vivienda mencionada. Si se sabe mirar con atención a la fachada podremos ver elementos óseos correspondientes al esqueleto axial o a la cintura escapular de Caretta caretta. Los balcones, asimismo, son alegorías de los cráneos de la especie. No queremos desentrañar más aspectos y sólo remitimos al lector interesado en estas temáticas a que adquiera el tercer volumen de la revista Alidrisia Marina y se haga su propia opinión. Además, como es habitual, se incluyen dos memorias, una que incluye los datos de varamientos y la otra las osamentas recuperadas durante el ciclo temporal que cubre la revista.
Por último, cabe destacar también la publicación de una nota sobre el raro delfín de Fraser. Se trata de la primera descripción de un avistamiento de un grupo de esta especie en aguas canarias y también incluye la descripción del patrón de coloración de los ejemplares que se avistaron. Al ser un animal tan extraño y en cierto sentido enigmático merece la pena que comentemos algunos datos sobre su biología y sobre su descubrimiento. El delfín de Fraser Lagenodelphis hosei está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Es, además, una especie de biología poco conocida y cuya presencia en las aguas españolas sólo está constatada en las Islas Canarias. El conocimiento científico del delfín de Fraser es relativamente reciente. Su historia comienza en 1950 cuando durante una reorganización de la colección de cetáceos del Museo Británico de Historia Natural se descubrió un esqueleto con la etiqueta de “White porpoise (?). Lagenorhynchus species, purchased from Dr. C. Hose, Lutong River, Baram, Borneo”. Cuando Francis Fraser, conservador del museo, examinó el esqueleto del espécimen, observó que era diferente a cualquier otra especie conocida y publicó su descripción en el Sarawak Museum Journal en 1956. Fraser concluye que, aunque la nueva especie se parece a dos géneros conocidos, Lagenorhynchus y Delphinus, era obvio que no pertenecía ni a uno ni a otro y propone el nombre de Lagenodelphis hosei. No deja de resultar sorprendente que hasta la descripción de Fraser en 1956 no se hubiesen capturado o encontrado ejemplares varados y que haya que esperar hasta 1973 para que W.F. Perrin y colegas publicaran el redescubrimiento de la especie en base a ejemplares capturados en redes de pesca de túnidos en el Pacifico Tropical (Costa Rica, próximos a la isla de Cocos) y también cerca de Durban, en Sudáfrica (Océano Indico).
Algo más tarde la especie se observa en aguas de Japón, en el Pacífico Oeste Tropical (Miyazaki and Wada 1978) y para el Atlántico Noroeste (Caldwell, D.K. et al. 1976; Leatherwood, S. et al. 1976). En el Atlántico Noreste la especie está registrada en Senegal (Perrin, W. y K.V. Waerebeek, 2012) y en Canarias (Martín. V. y M. Carrillo 1992, Martín et al 1995. Carrillo M et al. 2010, 2012). También hay registrados algunos varamientos considerados extralímite como consecuencia de fenómenos oceanográficos atípicos. En este caso se encuentran un varamiento en masa registrado en el noreste de Francia y otro caso en aguas escocesas (Reino Unido). En base a los registros de varamientos y a los escasos avistamientos, parece que la especie se distribuye por las aguas tropicales y subtropicales de todos los océanos, con preferencia por las aguas profundas (Jefferson, T.A. et al. 1993).
Todo lo comentado sobre nuestra modesta revista indica que vamos desarrollándola con paso firme y un gran caudal de ilusión. Para nosotros poder sacar anualmente un volumen es todo un reto que debe vencer dificultades económicas y también requiere una importante dedicación que nos obliga a emplear un gran caudal de tiempo en confeccionar los artículos y animar a otros autores a acompañarnos en nuestro proyecto anual en beneficio del conocimiento y la conservación de los tetrápodos marinos. Por ello, esperamos que tenga una buena aceptación y sea disfrutada por todos aquellos ciudadanos interesados en la conservación del medio natural del norte de África y sus islas.
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