Los movimientos de tierra previos a la fase de construcción de la nueva cárcel de Fuerte Mendizábal están a punto de finalizar y se espera que puede comenzar la actuación operativa en las próximas semanas, según estima la Delegación del Gobierno. Esta previsto que estos movimientos de tierra hubieran terminado en enero, pero ha resultado inviable debido a los problemas administrativos encontrados y a la propia orografía del terreno, que ha provocado que los cálculos no cuadren con la realidad.
Con la colocación, en breve, de las casetas de obra, comenzará la ejecución material de los edificios e instalaciones que integrarán tanto la nueva prisión como el Centro de Inserción Social asociado.
Tal y como avanzó en anterior comparecencia el propio delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, este proyecto “implica una inversión muy superior a los 100 millones de euros, con la consiguiente creación de riqueza y empleo en la ciudad desde sus inicios, además de los beneficios para los funcionarios y laborales en el desempeño de su trabajo, y de las personas que cumplen condena y sus familias”.
Se calcula de hecho que pueden tramitarse entre 300 y 400 contrataciones, nutriéndose de personal que pueda aportar la propia ciudad. De hecho la Escuela de la Construcción está formando a trabajadores como obreros de esta actuación, una de las más importantes puesta en marcha por la administración. Fernández Chacón ha defendido que dicho centro “está concebido urbanísticamente como un núcleo urbano autosuficiente dotado con todas las infraestructuras necesarias para ello. Una especie de pequeña ciudad formada por doce centros con servicios culturales, sanitarios, deportivos y productivos comunitarios, que cubrirán las necesidades de los internos y potenciarán la política de reinserción”.
La nueva cárcel se espera esté finalizada el próximo año. El Ministerio de Interior todavía no tiene decidido qué hará con el edificio que actualmente ocupa la prisión de Los Rosales, que será cedido para los usos de otra administración.
Múltiples trabas en el camino
La construcción de la nueva cárcel ha dejado atrás múltiples trabas. Desde la explosión que dejó varios heridos y un muerto, y que todavía está judicializada, hasta los enfrentamientos con empresas propietarias de terrenos que resultaron expropiados, tal es el caso de los de Hoarce. Este asunto está judicializado ya que la empresa no ha quedado conforme con el tipo de actuación que llevó a cabo la administración, por la fuerza, haciendo uso testimonial de la Guardia Civil para garantizar que la actuación se llevara a cabo. Los plazos de momento no se cumplen, van marcados por pequeños retrasos, pero el punto y final de la obra sí se espera para el año próximo.
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