En su segunda visita, la subdirectora general de Cooperación Territorial, Esther Castilla, y su homólogo de Inspección, Francisco Lavado, han dejado en todos aquellos con quienes han tratado la impresión unánime de que “saben lo que tienen entre manos”.
La delegación ministerial desplazada a Ceuta, que hoy volverá a Madrid, está empecinada en que se demuestre con números la necesidad y rentabilidad educativa de mantener un cupo docente sensiblemente superior en términos relativos al del resto del país y, por añadidura, en que las ciudades autónomas dejen de estar a la cola en todas las estadísticas académicas.
A tal efecto, la Inspección pondrá en marcha un plan piloto de supervisión especial sobre el trabajo de los equipos directivos y los procesos de aprendizaje y enseñanza en cuatro centros educativos.
No obstante, además de exigir argumentos para no recortar, Castilla y compañía no han descartado avanzar en ciertos ámbitos siempre y cuando sea, al menos a cortísimo plazo, “a coste cero”.
Esa es la línea roja que han dibujado cuando se les ha planteado la necesidad de responder a la demanda de ciclos formativos ligados a las Artes Plásticas y el Diseño, alguno de los cuales parece posible implantar el próximo año académico con el objetivo de que, además, sirvan para calibrar la demanda real de plazas en esa Escuela de las mencionadas familias profesionales que más de 7.000 firmas han respaldado crear en la ciudad autónoma.
La comitiva de los Servicios Centrales tampoco ha descartado “radicalmente”, según sus interlocutores consultados, ya que sus integrantes se negaron a hacer declaraciones, la opción de ampliar el número de Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) que ofertan actualmente los IES de la ciudad.
Castilla, profesora e inspectora antes que gestora
Durante los tres días que han pasado en Ceuta, el equipo ministerial encabezado por Castilla y Lavado han evitado las comparecencias ante los medios y los encuentros protocolarios. A cambio, siempre de la mano de distintos miembros del equipo de la Dirección Provincial que dirige Cecilio Gómez, se han pateado un buen número de centros educativos para conocer su realidad de primera mano. La subdirectora general, Esther Castilla, que fue cocinera antes que fraile, sabe lo que se cuece en la cocina y ha querido ver en directo cómo se manejan los fogones educativos en Ceuta, desde los despachos de los directores hasta las aulas en las que trabajan los docentes con los alumnos. Antes que subdirectora general del Ministerio, ahora, y de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, justo antes, la alto cargo ganó plaza como funcionaria de carrera del Cuerpo de Profesores de EGB, fue directora de un colegio y entró en el Cuerpo de Inspectores de Educación. Preocupada por los pésimos resultados académicos del alumnado ceutí, estos días ha escuchado de primera mano una advertencia: su evolución no puede medirse sólo en términos de titulados en Secundaria, sino también con otras variables en términos de competencias, aptitudes y actitudes. Como mínimo, dicen, ha aceptado la necesidad de contemplar todas las perspectivas.