Categorías: Opinión

El mar de nuestros sueños

La ilusión por la consecución de objetivos nos proporciona más sensación de felicidad que llegar a alcanzar aquellas metas propuestas. Sobre todo porque en la mayor parte de las ocasiones las ideas que tenemos sobre nuestros objetivos no suelen corresponder con la realización de la idea en sí misma. Desde nuestra asociación ya estamos bien acostumbrados a estas decepciones que, por otra parte, forman parte de nuestro proceso de maduración como seres humanos. Se madura a costa de las ilusiones, puede parecer de “Perogrullo” pero se trata quizá de una de los más eficientes obstáculos hacia la implicación ciudadana.
Esa especie de desidia por la vida y el conformismo no es fácil de superar en nuestras opulentas sociedades cuando las realidades socioeconómicas y la propia idiosincrasia de nuestra especie envían constantemente mensajes disuasorios, las ocupaciones diarias y los pequeños problemas cotidianos terminan de asestar el golpe definitivo a las maltrechas ilusiones de todos. En Septem Nostra somos más bien de los que tienen ilusión por ayudar a cambiar algo las cosas y contribuir modestamente al progreso de Ceuta, sin embargo en muchas ocasiones tenemos la deprimente sensación de que nos estamos enfrentando a una muralla de intereses y sinrazones imposible de flanquear. Por esto, nuestro maltrecho espíritu ecologista nos insiste en muchas ocasiones que es mejor quedarse con la antesala de la consecución que con la misma consecución. Que se pare el tiempo por un largo periodo y de esta manera poder disfrutar del momento y recobrar las necesarias fuerzas antes de que aparezcan las hordas de intereses y barran todo hasta convertirlo en un gesto torcido y desfigurado de lo que tuvo que ser y no fue.
Deseamos a veces flotar a través de este mar interior que acuna nuestros sueños idealistas de personas auténticamente comprometidas (al menos así lo creemos con cierta convicción) y de esta manera recorrer desde una posición elevada todos aquellos proyectos impulsados con la fuerza de las ideas. En este deambular por nuestros sueños vemos una EDAR que, a diferencia de la actual construcción, no destroza el paisaje del Monte Hacho de esa manera tan atroz y su reactor está camuflado tal y como estaba indicado en el proyecto, no exporta olores desagradables porque observamos que tiene el sistema de digestión indicado en las alegaciones.
Además, la obra no ha supuesto un incremento exagerado del presupuesto y nosotros, en el sueño, no hemos solicitado que se hagan auditorias para aclarar donde se ha enterrado el dinero. Vemos como la gran conducción soterrada que transportará las aguas fecales a través de la marina hasta llevarlas a la estación de impulsión se está realizado antes de que la EDAR se ponga en marcha porque el orden de las cosas ha de ser el lógico si no el sueño se convierte en pesadilla. En nuestro sueño, también la EDAR funciona y toda la red de saneamiento está remozada de manera que no existe posibilidad, al menos significativa, de que vuelvan a manar las aguas sin tratar hacia el límpido litoral. Volando algo más arriba vemos como existe una planta de tratamiento de residuos funcionando de manera eficiente, empleando a ceutíes y proporcionando negocios a los recicladores de materiales, los plásticos y otros tipos de residuos sólidos no caen por las laderas de los acantilados y nos da la sensación placentera de que somos una sociedad en progreso evidente.
Por supuesto, en el sueño no podemos recordar que todavía el plan no ha sido presentado por las autoridades ni que todavía existe proyecto alguno de planta de tratamiento de los residuos. Además, vemos en lontananza de nuestra visión aérea sobre el Monte Hacho, como el vertedero se ha sellado pero el material sobrante se ha transportado hacia la península en parte y otra parte se ha depositado en el vertedero previo acondicionamiento del Barranco de Piniés. También observamos como la desaladora es una infraestructura de emergencia solo para periodos de sequía pertinaz debido a su elevado coste ambiental y económico y que los fondos europeos para reducir las pérdidas de agua se han empleado correctamente. Desde el aire del sueño contemplamos con satisfacción que la empresa del agua se ha empleado con gran interés en detener las pérdidas de la red de abastecimiento y sobre todo no permite que un bien tan escaso mane por doquier hasta en lugares tan evidentes como por ejemplo la cuesta del morro.
En el sueño damos vueltas y vueltas de alegría por la implicación de todos en la resolución de los problemas y sobre todo de los que ganan tan buen dinero por hacer su técnico trabajo. Por supuesto, tampoco nos vemos haciendo llamadas desesperadas a las anteriores responsables de Medioambiente para que procedan a atajar estas pérdidas, en ningún momento sentimos la displicencia y la falta de interés del técnico encargado de la red de abastecimiento. Que grato es percibir a través de nuestro sueño el interés por buscar formas de energía alternativa que reduzcan el clientelismo ceutí del estado y de las empresas de siempre, en la zona de los isleos de Santa Catalina se aprecia sumergido en el agua un artefacto que está experimentando con la posibilidad de aprovechar la fuerza de las mareas y convertirla en electricidad limpia y barata. Por supuesto, en nuestro vagar etéreo hemos olvidado que la única energía que gasta nuestra ciudad es la derivada del petróleo y que son las empresas petroleras unidas a las productoras de luz las que dictan las políticas ceutíes en este sentido.
Asombrados pero reconfortados también comprobamos como la iluminación de la ciudad se ha disminuido convenientemente con el fin de ahorrar la energía, tan necesaria como cara en términos ecológicos, y pronto también lo será en los económicos. Parece que también se ha producido un gran acuerdo ciudadano para disminuir ciertas actividades ruidosas en la ciudad a cualquier hora del día y se comenzarán a respetar los descansos del prójimo durante las ruidosas noches ceutíes, la asociación contra el ruido no tendrá que volver a entrar en los juzgados para denunciar el incumplimiento de las leyes que nos protegen de la terrible contaminación acústica. Observamos con cierta perplejidad como los ciudadanos están cada vez más organizados y se convierten en elementos fundamentales para llevar a cabo los proyectos de progreso de la ciudad.
La actuación política es cosa de todos y no detectamos desde nuestro deambular por las nubes de los sueños al típico mesías que por otra parte continua existiendo fuera de nuestra particular ensoñación y del parón temporal impuesto en este relato. El estado ha desechado el megaproyecto de vial de comunicación del puerto con la frontera pues es una obra innecesaria debido a la reducción de la OPE.
De la misma manera descubrimos a nuestro dilecto presidente autonómico haciendo un encendido discurso opuesto a la construcción del nuevo centro penitenciario que hubiera devuelto a nuestra ciudad a un periodo histórico ya superado, terminaba su discurso diciendo que el gigantismo en la obra pública no puede imponerse en nuestra Ceuta, Bonita, Pequeña y Marinera. Con gran satisfacción también vemos desde nuestra privilegiada perspectiva que la edificación de la Manzana del Revellín, obra de un afamado arquitecto estrella ha sido contextualizada al enclave urbano y controlada convenientemente reduciendo el gasto del divo de la arquitectura estelar y consiguiendo, por tanto, no endeudar a la ciudad durante muchas décadas. Además, nuestro presidente dando muestras de una fina sagacidad ha conseguido domeñar las ideas poco prácticas del divo y ha conseguido reducir los automatismos de los edificios y sobre todo los excesos de la iluminación artificial y de mantenimiento de todo el complejo, reduciendo los gastos infames en los que se hubiera incurrido sin su sabia intervención.
Como hemos indicado al principio de nuestro artículo es mejor estar en la antesala de la consecución que en la misma realización y, por lo tanto, preferimos que en ciertos momentos se paralice el tiempo y así permitirnos degustar el sabor de la realidad sin la intervención de los mezquinos intereses. De esta manera nos contentaríamos con el placer de lo venidero sin tener que transcurrir por el duro y tortuoso trayecto en el que todo se transforma en otras realidades que no son las que necesitamos propiamente. Desde nuestro punto de vista, para que se produzca un verdadero avance social se hace necesaria la implicación ciudadana y la aparición de los talentos morales. La participación de los ciudadanos debe impulsar los cambios en los partidos (como acaso ya está comenzando a suceder) y la manera de entender la economía y las finanzas. Pero para ello, se necesita la intervención de aquellos de talento moral o de ética inquebrantable, los que no se venden sino que consensúan y se corresponsabilizan con los problemas de todos y con su simple ejemplo incitan a otros a participar de los problemas de nuestra sociedad. Deberían existir filántropos que se dedicaran a buscar a este tipo de personas y ponerlas a disposición de la comunidad.

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