El maestro, inspirador para la vida

César Bona, finalista del Premio Nobel de los docentes el año pasado, insta a docentes y universitarios a enfocar con “actitud” la “responsabilidad y privilegio” de su papel social.

La docencia es un asunto del corazón. Es, según el maestro César Bona, más un tema de “actitud” que de “vocación”. Steve Jobs, el alma de Apple, dijo que, puesto que el trabajo ocupa gran parte de cualquier vida, “la única forma de estar realmente satisfecho con lo que haces es haciendo un gran trabajo” y solo hay una vía para lograrlo: “Amando lo que haces”.
Finalista del ‘Global Teacher Prize’, algo así como el Nobel de la Educación, el año pasado, para Bona, zaragozano de 44 años, no hay referencia en la prensa con la que se sienta mejor retratado que con la de “maestro”. Después, en todo caso, se puede decir que es Premio Magister de Honor de la Plataforma de la Escuela Pública; Premio Born to Be Discovery Solidario, Premio Nacional de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales, Premio Huella de Oro y Premio Internacional Educared por ‘El Cuarto Hocico’, una protectora virtual de animales dirigida por niños...
Su currículum hilvana seis años seguidos de galardones nacionales e internacionales que, desde septiembre pasado, le han llevado a pedir una excedencia y a dejar las aulas de Aragón donde había trabajado hasta entonces. “Ahora viajo por España dando conferencias y aprendiendo allá donde voy mientras colaboro con ‘Aldeas Infantiles SOS’ en todos sus centros para crear proyectos que estimulen a los niños”, explica.
Ayer, el delegado español en el Foro Internacional sobre Educación que se celebró en Dubai el año pasado pasó por Ceuta para estimular a los estudiantes de la Facultad de Educación de la UGR, a los docentes de la ciudad y a quien se le puso por delante.
Doble camiseta corta, zapatillas deportivas, vaqueros y pelo cuidadosamente desaliñado, Bona disertó en horario matutino bajo el lema ‘Escuchar para Educar’ y, por la tarde, sobre ‘La Nueva Educación’, el título de su último libro, que llegó a ser el más vendido en España de no ficción y en el que expone los retos que la Educación podría proponerse en los próximos años.
 “Maestro es alguien que inspira la vida”, advirtió al inicio de su primera ponencia, en la que lejos de teorías y metodologías se esmeró en dar una clase de “sentido común” y “obviedades” que la práctica demuestra que no lo se aplican como tales.
En su discurso hay una línea común evidente con el pedagogo Senador Pallero, que esta semana recetó en el Colegio San Agustín “aprendizaje de calidad, calidez en el trato y eficacia en la organización” para conseguir “una escuela en la que los profesores quieran estar y los alumnos y familias deseen gozosamente venir”.
Bona prescribe a los maestros, presentes o futuros, empatía, sonrisas, actitud y perseverancia para lidiar con éxito con la “responsabilidad” y el “privilegio” que supone convertirse en el segundo “ejemplo”, tras los padres, de los niños y jóvenes.
Lo sabe por experiencia. Si Don Dionisio, recordó, en vez de impartir Lengua hubiese dado Matemáticas, como aquella otra docente de cuyo nombre no quiere acordarse, quizá hoy no sería lo que es. “La felicidad de un niño puede depender del maestro que le toque y todos conocemos a algunos indefendibles y todos nos hemos encontrado o nos vamos a topar con piedras, con personas que vayan apagando la luz que llevamos la primera vez que nos ponemos ante los alumnos”, animó a los universitarios a vencerlos cuando tropiecen con ellos.
Según el conferenciante, para “inspirar para la vida”, deber principal de la profesión, es necesario primero “contagiarse de la actitud de los niños”, ser conscientes de que casi todos repudiamos lo que se nos impone por la fuerza.
“Apuesto por la educación en el compromiso social de los alumnos y el estímulo del pensamiento crítico, necesarios para modelar personas íntegras que han de ser los adultos del futuro y son los habitantes del presente”, defiende Bona, que anima a los maestros a “sacar a los niños de las aulas” y a “escucharles para ver de qué están hechos y entenderles mejor”.
Para Bona “si alguien se preocupa realmente por la sociedad en la que vive debería preocuparse por la escuela”, principio en el que asienta la “tristeza” que le dio ver que en el último debate pre-electoral no se le dedicaron más de “treinta segundos”.
A su juicio los responsables políticos llevan décadas cayendo en el error de “ampliar los currículos cada vez más”, minando la “motivación” de los pequeños y dejándolos “sin ganas de aprender”, el ciclópeo reto principal de los “miles” de nuevos maestros que siguen saliendo de las Facultades “sin saber hablar en público, de gestión de emociones o compromiso social, cuestiones que es urgente implantar”.

“La actitud marca la diferencia en esta profesión tan valiosa”

“Encontraremos piedras en el camino, pero compartir el mundo de los niños nos ayuda a entender que nada es imposible”. Así comienza ‘La Nueva Educación’, el último libro de César Bona, que dio título también a la conferencia que en horario de tarde impartió ayer en el Salón de actos del Campus a instancias de la Dirección Provincial del Ministerio y la Facultad de Educación, las instituciones que propiciaron su paso por la ciudad. Para el maestro “es la actitud lo que marca la diferencia en una profesión tan valiosa como la nuestra, aunque a veces eso signifique nadar contra el viento” y “no hay que educar basándonos en la competitividad sino para que los niños sean mejores de lo que eran antes”. Además, los docentes deben saber que su misión “no siempre es la de enseñar” sino también “escuchar para conocer con quiénes estamos tratando.