Levantarse por la mañana y leer en los periódicos una noticia agradable para todos los funcionarios es de agradecer. Me refiero a la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales. Una reducción horaria que, según dicen los políticos, viene hacer justicia con los trabajadores públicos para agradecer y reconocer el esfuerzo soportado durante la crisis. Llevan razón, pero como dice el refranero español “nada es perfecto por eso los lápices tienen borrador”.
Un borrador que vienen utilizando todos los gobiernos desde la democracia para tachar derechos a los guardias civiles, para olvidarse que los guardias civiles también tienen familia, que necesitan tiempo para ellas y, por supuesto, que los guardias civiles vivimos de nuestro trabajo y que reivindicamos un salario justo y el derecho a cobrar las horas extraordinarias como cualquier funcionario público.
Sin embargo, el lápiz del PSOE no sólo ha borrado a los guardias civiles de esa reducción de la jornada a 35 horas semanas, sino que además ha aumentado a 40 horas la jornada laboral de los guardias civiles que prestan servicio en la Comarca del Campo de Gibraltar. Se podría decir que esta doble medida tomada por nuestros gobernantes, “reducir a los funcionarios a 35 y aumentar la jornada a los guardias civiles”, es sencillamente menospreciar a los guardias civiles y penalizar a nuestras familias con la ausencia de sus cónyuges o padres.
Platón y Aristóteles decían que la filosofía nace de la sorpresa, aunque no se referían a la Guardia Civil, si vivieran, harían un estudio profundo sobre la discriminación que venimos sufriendo los guardias civiles desde hace siglos, sobre todo, si hubieran tenido conocimiento de que ese aumento de jornada laboral será gratis, a coste cero, será por que los guardias civiles somos los funcionarios que disfrutamos de menos derechos.
Filosofía aparte, los guardias civiles se juegan la vida en las numerosas intervenciones contra los narcotraficantes en el Campo de Gibraltar. Lo saben los ciudadanos y lo sabe el señor ministro del Interior, que, como los anteriores, nos visita para darnos su apoyo y para levantarnos la moral al tiempo que nos aumenta las horas de trabajo a coste cero. Lo hacen porque reconocen que faltan guardias civiles en el Campo de Gibraltar, pero la solución no es aumentar las horas a los pocos compañeros que están allí destinados.
Precisamente desde AEGC siempre hemos insistido en que la solución pasa inexorablemente por un aumento considerable de personal. Nosotros lo ciframos en torno a los 300 efectivos y no por el envío de compañeros que llegan a modo de parche para unos meses y que no pueden dar una solución real al problema. Y, por supuesto, esa necesidad de personal no puede solucionarse penalizando a los guardias civiles y sus familias al IMPLANTAR EN LA COMARCA LA JORNADA DE 40 HORAS SEMANALES que, además de no solucionar esta grave situación, intenta ser una salida económica para la Benemérita. Es decir, que la quieren implantar a coste cero para la casa, como ya lo intentaran en Cataluña durante la etapa del referéndum ilegal, algo que logramos impedir. Por eso en AEGC no estamos dispuestos a que sigan tratándonos como a los tontos de esta historia en la que se juegan la vida gratis total los guardias civiles.
Desde la Asociación Española de Guardias Civiles ya denunciamos que no estamos de acuerdo con estos parches mal puestos, seguimos abogando por una plantilla amplia permanente. Podemos entender que si en estos momentos no hay suficiente personal para poder afrontar las necesidades de esta comarca se recurran a medidas extremas, pero estas no pueden ser gratuitas como pretenden desde el Ministerio del Interior y desde la Dirección General de la Guardia Civil.
Si quieren implantar hasta final de año la jornada laboral de 40 horas que abonen a nuestros compañeros este sobreesfuerzo. Lo exigimos cuando se implantó en Cataluña y finalmente se abonaron los sobreesfuerzos de los guardias civiles allí destinados al considerar que la situación era especial.
El Campo de Gibraltar es una zona de especial problemática, pero también lo son las fronteras de Ceuta y Melilla y otros muchos puntos de nuestras costas en el verano. La solución al problema no puede ser aumentar la jornada laboral a los guardias civiles y, además, que ese aumento de horas sea GRATIS TOTAL, porque los guardias civiles no somos hoteles de todo incluido, por mucho que a determinadas personas en nuestro país les cueste asumir.
El gobierno debe sacar bien punta al lápiz, hacer bien los trazados, pero si se equivoca en vez de borrar derechos, debe ajustar los importes de las horas extras como se merecen los guardias civiles y sus familias, sobre todo, porque hacer justicia con los guardias civiles es una obligación legal y moral de cualquier Gobierno democrático.
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