Hace escasos minutos, el único de los cuatro inmigrantes subsaharianos que permanecía encaramado a la valla ha descendido voluntariamente. Llevaba casi 30 horas a más de 6 metros de altura, ya no aguantaba más y ha decidido bajar por propia voluntad.
Tras llevarse a cabo su reconocimiento se procedió a la aplicación del protocolo, que obliga a cumplir una serie de trámites a la Guardia Civil. Al no constar la existencia de heridas, se ha procedido a su entrega a las autoridades marroquíes.
Este joven, de identidad desconocida, ha protagonizado un auténtico reto contra el sistema imperante en la frontera, al batir el récord de horas encaramado a la valla.