Con la inminente suspensión de vuelos en helicóptero a Algeciras a partir del próximo mes de diciembre, una de los asuntos que quedan en el aire es qué ocurrirá con los viajes para que los enfermos oncológicos reciban radioterapia en el otro lado del Estrecho. Este periódico ha sabido, y así relata en sus páginas, que se están manteniendo reuniones para que este proyecto no quede en tierra, lo que sería una pésima noticia para muchos afectados, que confían en el trabajo de instituciones públicas y privadas para hacer realidad una reivindicación comprensible y asumible: poder cruzar el Estrecho en minutos bajo estas circunstancias sin tener por qué adelantar el dinero. Si la noticia de que Hélity cerraría esta línea aérea debido a las elevadas tasas que paga a AENA sentó como un jarro de agua fría, lo que ahora se sabe es que todavía hay un atisbo de esperanza y de buena voluntad por las partes para evitar que lo que hasta ahora era un proyecto no quede en nada. Y es que si bien es la empresa de helicópteros quien con razón reivindica al Estado un tratamiento particular al ser esta compañía la única que hace traslados aéreos desde la ciudad autónoma, un enclave en África con todo lo que ello conlleva, sería impensable que fruto de estos desatinos los principales perjudicados sean quienes son los más necesitados. Queda por ver en qué queda todo pero lo que está claro es que en este asunto debe primar un interés: el de los enfermos.