Los patriotas quieren situar sus enormes bullarengues en la Moncloa. Para ello han comenzado una especie de concurso de fake news, en el que todo vale. Rivalizan entre ellos para ver quién es más español, más patriota, más anticomunista, más antisocialista, más antifeminista, más antisistema. Juran y perjuran que no pactarán con nadie que no sea de los suyos, es decir, patriota. Pugnan por pronunciar el insulto contra el presidente del Gobierno más grosero. Desafían con la ocurrencia más rebuscada. Todo parece pensado con el tafanario en lugar de con la cabeza.
Me ha llamado especialmente la atención el anuncio de Pablo Casado de que bajará el tope máximo del IRPF al 40%. Aunque, tampoco tiene desperdicio la afirmación de Abascal de que ellos no son fachas, sino patriotas. O la de Rivera, en el sentido de que ellos no pactarán con los comunistas, socialistas o separatistas, poniéndolos a todos al mismo nivel de enemigos de su España.
Respecto a la primera ocurrencia, si hacemos algunos números, aunque sea sin entrar en muchos tecnicismos, el resultado es desesperanzador. Si nos vamos al desglose de la recaudación que aparece en la página oficial de la Agencia Tributaria y nos fijamos en el importe de la base liquidable de las rentas superiores a 60.000 euros, que son las que tributan al 45% y les aplicamos el 40%, lo que se dejaría de recaudar estaría por encima de los 2.000 millones de euros. Pero, si esta rebaja se la hacemos a todos los tramos, para que así el “regalo” de Casado no vaya a parar exclusivamente a los más ricos, la pérdida de recaudación rondaría los 10.000 millones de euros. Si a esto le sumamos los 18.000 millones de déficit que ya tiene la Seguridad Social, más lo que se dejaría de recaudar por otros impuestos como el de sucesiones, o el de actos jurídicos documentados, nos situaríamos en un déficit de ingresos difícil de soportar por nuestra economía.
Evidentemente, si esto ocurriera, porque, hipotéticamente, el señor Casado fuera el próximo presidente del Gobierno, la forma de solucionar el déficit lo podría hacer de dos formas. Una, rebajando las pensiones y las prestaciones sociales. Otra, incrementando los tipos del IVA. El IVA es el impuesto menos progresivo y más injusto que existe, al menos en lo que a redistribución de renta se refiere. La causa es que, tanto los ricos como los más pobres pagan lo mismo por lo que consumen, pero con la diferencia de que los pobres gastan casi todo lo que ganan en consumir, mientras que los ricos solo lo hacen con una pequeña parte de lo que ganan. Los estudios han evidenciado que las rentas del trabajo tributan por encima del 40% (sumando el IRPF y el IVA), mientras que las más altas lo hacen por poco más del 20% (Impuesto de Sociedades y una pequeña parte de lo que ganan por IVA). Por tanto, es evidente que el “regalo” de Casado es para sus amigos más ricos. Igual que ha hecho Trump en EEUU y hará próximamente Bolsonaro en Brasil.
Es decir, si el Sr. Casado consigue colocarse en la Moncloa, lo que nos espera es un recorte espectacular del Estado de Bienestar, incluso más allá de lo que hicieron cos gobiernos de derechas anteriores, y un incremento espectacular de la desigualdad. Y esto, sólo hablando en términos económicos.
La segunda ocurrencia que me ha llamado la atención es la del señor Abascal y sus colaboradores, en el sentido de sugerir que ellos no son fachas, sino patriotas. Además, nos lo dicen en cuidados videos propagandísticos, en los que aparecen caminando, al estilo de los “5 magníficos”, o subidos a caballo, con poses y miradas hacia el infinito y recuerdos de los Tercios de Flandes. Tengo amigos de derechas, ya mayores, que todo este teatro les ha producido una especial satisfacción y regocijo. Por fin ha salido alguien joven, me han llegado a confesar, que encarna los valores más tradicionales de nuestra España de siempre, y que los va a “proteger”, del “frente popular” que están preparando los comunistas y los separatistas, con ayuda de los masones, para romper España.
La simpleza de estos posicionamientos me asusta. Todas estas personas son incapaces de ver más allá de la parafernalia de la copla y la pandereta que les rodea. No se dan cuenta de que, detrás de todo esto, hay todo un ideario de extrema derecha, insolidario y supremacista, enemigo de la inmigración y de las mujeres, que ha provocado los más atroces y sanguinarios conflictos en la humanidad. Es la involución que nos viene, en el caso de España, enmascarada en forma de chirigota.
La tercera ocurrencia es la de Rivera. Ese joven ambicioso y camaleónico, que dejándose llevar por los “sondeos” y con un claro objetivo y ambición de poder, no duda en pactar con la extrema derecha, ahora, como antes lo hizo con el partido socialista. Su objetivo es echar a Pedro Sánchez de la Moncloa, como sea. Igual que antes su fijación la tenía en Podemos, cuando se les veía con más fuerza. Lo suyo es de libro. Sugiero una relectura de El Príncipe, de Maquiavelo. Quizás encontraremos allí explicados muchos de sus extraños e incomprensibles comportamientos.
Si, finalmente, a consecuencia de que haya una escasa movilización de las fuerzas progresistas, o de que resulte decisiva la influencia de ese pequeño porcentaje de indecisos manipulados por las tan de moda “fake news”, los resultados de las elecciones generales conducen a que se repita en la Moncloa el experimento del Palacio de San Telmo, España se sumirá en una oscuridad insoportable. Comenzará el periodo de gobierno a través del gran tafanario de los patriotas.