La empresa AGM realizaba en marzo de 2014 los sondeos submarinos que iban a servir para la puesta en marcha inmediata de un proyecto de impermeabilización del espigón de Benzú.
El objeto era reforzar la irregular línea fronteriza que durante muchos años ha llevado colgada la etiqueta de ‘frontera sur de Europa’. Han pasado casi dos sin que sobre el paso se haya ejecutado acción alguna. Muy al contrario, el espigón se ha convertido en fiel testigo de dramáticos intentos de entrada en los que ha habido muertes y decenas de heridos y en escenario de un despliegue policial sin igual que ha terminado por transformar el pueblo de Beliones en una zona prácticamente sitiada.
La Delegación del Gobierno confía en que dicha impermeabilización pueda ejecutarse en los próximos meses, al igual que la del espigón del Tarajal, con la construcción de dos pantalanes. “Se trata de obras urgentes que tienen ya el proyecto hecho”, puntualizan fuentes de la administración central. El año en vigor se presenta como el definitivo para la inversión, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, en ambos espigones, lo que absorberá un gasto cercano al medio millón de euros.
El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se comprometía en marzo del pasado año a que dicha ejecución se llevara a cabo. Lo hacía en un periodo en el que Benzú no se había caracterizado como especial zona de presión migratoria. El blindaje sobre el Tarajal, reforzado tras la tragedia del 6 de febrero, ha causado que los movimientos de subsaharianos se desvíen más hacia esta otra bahía, escenario, de hecho, de los últimos intentos de entrada masivos (tres protagonizados por más de un centenar de inmigrantes desde el pasado octubre).
Mientras el Gobierno central busca parchear una vez más las fronteras que le mantiene a Europa, Marruecos sigue sin ofrecer una versión oficial sobre el intento de entrada acontecido hace hoy una semana. Las oenegés que trabajan en el vecino país insisten no solo en la existencia de decenas de heridos sino en la de, al menos, tres muertes, tomando como referencia testimonios de participantes en ese intento de entrada.
Batidas y controles causan menos entradas
Las batidas y controles llevadas a cabo por las fuerzas marroquíes incide directamente en la menor presión migratoria registrada en la ciudad. A la expulsión de subsaharianos para apartarlos del entorno fronterizo se suma el miedo a salir entre los que todavía se esconden en los bosques. De hecho, en los últimos días tan solo se ha registrado en la Policía la entrada de dos inmigrantes. Ambos llegaron por sus propios medios hasta la comisaría.