Hace algo más de un año que el puente del Biutz acogió una de sus mayores tragedias: la muerte de dos porteadoras Busra y Zhora. Sus cuerpos están enterrados en los cementerios de Castillejos y Tetuán y el caso judicial abierto para esclarecer las causas de aquellas muertes archivado, al no poder imputarse la responsabilidad de los mismos a ente o persona alguna.
Pues bien, con este panorama como tarjeta de presentación, todavía el Gobierno central no ha atendido una pregunta presentada por el portavoz del PP en la comisión de Interior, Ignacio Cosido, en julio de 2009, con la que pretendía conocer las circunstancias en que se sucedieron dichas muertes.
La pregunta fue calificada en agosto de ese mismo año y publicada al efecto para forzar su debate. La burocracia política ha hecho que todavía no se haya atendido esta cuestión ni se hayan ofrecido las oportunas explicaciones solicitadas por los populares.
El portavoz popular pretendía pulsar el interés del Estado en ahondar sobre la muerte violenta de estas dos mujeres, que se produjo en la posteriormente bautizada como ‘escalera de la muerte’, después de ser aplastadas por los compatriotas que intentaban, a la carrera, cruzar con sus bultos en dirección a Marruecos.
Situación esperpéntica
Durante más de un año el Gobierno ha permanecido sin dar respuesta a esta petición a pesar de que el propio juzgado optó por archivar la causa. El PP mantiene su interés, pese a lo esperpéntico del asunto, en que el Gobierno atienda la cuestión para detallar las circunstancias en las que fallecieron las dos porteadoras y en las que resultaron heridas varias compatriotas.
La presión sobre el puente del Biutz ha cambiado después de activarse un protocolo en base al cual se aminora la presencia de porteadores en el entorno del puente para conseguir que las fuerzas de seguridad del Estado allí desplegadas puedan controlar las posibles avalanchas que puedan generarse.
La UIP es la encargada de estos controles aunque, tal y como denunciaba la UFP hace unas semanas, ya se ha registrado una reducción de efectivos del 50% sobre lo comprometido tras el accidente mortal del 25 de mayo.
Crónica de una muerte anunciada
Las muertes de Busra y Zhora dieron lugar a una crónica anunciada. Durante años los sindicatos habían advertido de la falta de personal en el Biutz y de lo complicado que resultaba el control de los miles y miles de porteadores que a diario intentaban cruzar hacia Marruecos. Aquella mañana se produjo el fatal desenlace. Las dos mujeres fueron aplastadas por decenas de compatriotas que intentaban correr después de que alguien diera la orden, provocando una avalancha, esta vez mortal. La Policía intentó localizar a esas personas por su presunta participación de forma imprudente en estas muertes. Las labores resultaron infructuosas.
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