La educación siempre ha sido objeto de polémica en la ciudad. Y lo ha sido con razón. Durante años éste y otros gobiernos han centrado sus inversiones en asuntos ajenos al interés común.
Así nos hemos quedado con unas infraestructuras educativas anticuadas, con unos colegios masificados, con una carestía total lo que provoca el hacinamiento de clases y la pérdida de espacios comunes necesarios para habilitar aulas nuevas. Negar que la educación está en alerta roja es mentirnos a nosotros mismos.
El futuro está en nuestros hijos. En la formación que puedan recibir con todas las garantías para que mañana puedan hacer frente a una sociedad sin permitir que les engañen, sabiendo razonar, evitando moverse cual borregos porque carecen de criterio propio. Ese criterio se lo da el conocimiento, si la forma de enseñarlo nace mermada, nuestros hijos crecerán con un déficit que les pasará factura en el día de mañana.
En esta ciudad, convertida en colonia para unos pocos, en la que prosperan los negocios de determinados sectores, en la que se potencia la economía particular de determinados agraciados, se ha olvidado al común de la sociedad, se le ha arrebatado la hilera de derechos a los que debe y tiene que poder optar en igualdad. Pero hoy esto no es así y todos lo sabemos. Vivimos en una Ceuta en la que la línea divisoria educativa se marcó hace tiempo, en la que nos permitimos el lujo de permitir que determinados profesores amenacen a sus alumnos con llevarlos al ‘colegio de los niños malos’. ¿Cuál es? Me gustaría saberlo, a mí y a muchas madres.
Se ha hecho tanto daño a las generaciones venideras que a más de uno debería darle vergüenza, si es que la tiene, mirar el estado en que han dejado la educación. Quizá ésta, la formación y la cultura estén reñidas con el proyecto político actual. No me extraña, si aquí somos capaces de organizar una Noche en blanco ajena precisamente a su esencia cultural y orientada a los paseos del presidente, su equipo y el empresario amigo organizador... qué podemos esperar.
Mañana se tendrá lugar una protesta por esta situación. Se podrá estar o no de acuerdo con algunas de sus quejas, pero en la esencia a todos nos debería preocupar el panorama educativo que estamos regalando, cual bofetada, a nuestros descendientes.