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“El fútbol-sala tiene que ocupar en Ceuta el lugar que se merece”

Muy pocos jugadores pueden presumir de haber militado durante doce temporadas en la máxima categoría del fútbol-sala nacional. Uno de ellos vive en Ceuta y se llama José Carlos Ayala, aunque todos lo conocen como Chito.

Desde que le dio las primeras patadas a un balón en la barriada del Sarchal ya se sabía que ese joven tenía buenas maneras. Despuntó en las categorías inferiores y fue convocado para defender a la selección local en varios campeonatos nacionales hasta que un día vio cumplido su sueño de militar en la División de Honor con el recordado Viajes Alminatour.
Esa etapa le abrió las puertas de una categoría en la que estuvo durante once años más en las filas de clubes como Mitsubishi, Astorga, Caja Segovia, Ourense y Andorra, después de haber tenido que hacer las maletas con veintiún años para continuar su aventura en la península.
Ahora sigue ligado al fútbol-sala pero desde la posición de entrenador. Con un grupo mayoritariamente de ceutíes ha logrado amarrar la continuidad en la División de Plata y ahora sueña con recuperar tiempos pasados que, en esta ocasión, sí fueron muy buenos.

–¿Se podría decir que no sabes vivir sin el fútbol-sala?
–No sabría porque ha sido y es toda mi vida. Desde mi infancia estoy muy vinculado a este deporte, he pasado de jugador a entrenador y he iniciado otra etapa que espero dure muchos años.
–¿Cuál es la fórmula para estar tantos años relacionado con una modalidad como ésta?
–La vocación porque es un deporte que he sentido y he disfrutado, me ha dado muchas alegrías y también bastantes disgustos pero se compensa todo.
–¿Te sientes orgulloso de haber estado doce años en la máxima categoría?
–Sí porque lo difícil no es llegar sino mantenerse en la élite, por lo que he tenido mucha suerte, lo cual también ha supuesto un gran sacrificio a nivel personal. Estoy convencido que hacer lo que te gusta es fundamental, no sólo en el plano económico sino también para ir creciendo poco a poco.
–¿Te viste obligado a hacer las maletas?
-Sí, con veintiún años tuve que irme fuera de Ceuta a un sitio desconocido como Astorga con costumbres muy distintas pero no tuve más remedio.
–¿Fue complicada la adaptación?
–Mucho, sobre todo porque convivir en un vestuario con profesionales es bastante complicado, motivo por el cual la familia jugó un papel fundamental ya que tenía unas obligaciones con dos niños pequeños que me hacían estar arropado en los malos momentos.
–¿Te costó trabajo dar el paso para irte de Ceuta?
–No porque era una obligación ya que el fútbol-sala había desaparecido en esta ciudad y tuve la suerte de barajar varias ofertas para seguir jugando en la máxima categoría. Por ello, irme era la única opción y tenía que aprovecharlo.
–¿Tanto ha cambiado la División de Honor?
–Sí, es muy distinta en muchos aspectos como el técnico, el táctico, los propios jugadores y el seguimiento de la categoría, es decir, cada etapa tiene sus cosas positivas y negativas pero el fútbol-sala de hace unos años era mucho más competitivo, más duro en la pista y primaba más la calidad técnica que la táctica.
–¿Qué cualidades te adornaban como jugador?
–Era rápido, habilidoso y a nivel de compromiso estaba muy implicado porque siempre intentaba darlo todo en la pista. Además, tenía una de las virtudes que se valoran mucho como es el gol que es una faceta que no es fácil de encontrar y a mí se me daba bastante bien.
–¿Te ayudó mucho tu faceta realizadora?
–Sí, nunca he sido un hombre de llevar las estadísticas pero lo cierto es que he tenido mucha suerte en mis años en la División de Honor de cara al marco contrario, de hecho durante dos años estuve en lo alto de la clasificación con jugadores de mucha calidad. El año que más goles logré fueron 63 tantos así como también se me dio muy bien esta faceta en la División de Plata.
–¿Te han respetado las lesiones en tu carrera?
–Entre comillas sí porque no he tenido muchos problemas musculares a lo largo de todos los años pero sí he tenido alguna dificultad con los tobillos que me han machacado e incluso me han obligado a sacrificarme mucho. Por ello, los tobillos sí me han pasado un poco de factura y ahora lo noto más.
–¿Qué es lo que más añoras de tu etapa como jugador?
–La competición en sí, es decir, el hecho de poder ayudar al equipo para lograr sus metas aportando tu grano de arena, lo cual es muy distinto a lo que puedes aportar desde un banquillo en calidad de entrenador.
–¿Tenías claro tu paso de las pistas al banquillo?
–Cuando estás en fase de jugador siempre tienes un carácter de entrenador que al final te conduce al banquillo, motivo por el cual cuando estaba en los últimos coletazos de mi carrera deportiva tenía claro que iba a seguir como técnico.
–¿Te ha ayudado mucho a entender a los jugadores tu pasado?
–Sí, ser jugador ayuda mucho por diferentes circunstancias que se producen en una pista y que has vivido, por lo que te permite que algunas cosas no te cojan por sorpresa.
–¿Tu primera experiencia en el banquillo al frente del San Agustín siempre la recordarás con satisfacción?
–Sí, fue una etapa bonita porque el comienzo de un equipo en la Liga Nacional siempre es positivo, sobre todo puesto que es una categoría importante para ir formando a jugadores que es el primer objetivo que se marcó la entidad.
–¿Y tu paso por la Primera A y la Primera B?
–Supuso iniciar una andadura importante, en particular porque el San Agustín seguía creciendo y a nivel de entrenador me permitió enriquecerme.
–¿El ser entrenador en la División de Plata supone un salto de calidad?
–Efectivamente, era un reto porque se trataba de un compromiso más serio donde sabes que pasas de un objetivo de formación de jugadores  a otro con mayores obligaciones. Además, la División de Plata se había reestructurado en un solo grupo y era algo de mucha responsabilidad, por lo que suponía una aventura interesante y bonita.
–¿Has cumplido tus objetivos en este primer año?
–Sí, no podemos decir que sólo teníamos un objetivo porque había varios, entre ellos asentarnos en la categoría, crecer como club y darnos a conocer. A nivel de resultados sí hemos logrado el objetivo con creces.
–¿En qué momento se encuentra el fútbol-sala ceutí?
–Pienso que no se le dá el valor que se merece pero eso lo deben medir otras instituciones, no nosotros.
–¿Hace falta más apoyo para mirar más arriba?
–Lo que se tiene que intentar es que cuando salgamos a competir lo hagamos con los recursos mínimos para ello y no tengamos que efectuar un esfuerzo tremendo para estar en esta categoría nacional.
–¿Pedirías más implicación?
–Sí, esta ciudad es atípica porque sabemos que los jugadores deben compartir el fútbol y el fútbol-sala pero el elemento fundamental que es el jugador lo tenemos, por lo que sólo hace falta coordinar ese trabajo para obtener mejores resultados.
–¿Ayudan logros como los de la selección alevín?
–Ayuda mucho porque llevábamos varias temporadas a nivel de selecciones con buenos resultados y cada año se puede competir con cualquier rival, por lo que gracias al trabajo realizado tenemos un premio muy grande que hay que darle el valor suficiente.
–¿Te abonarías a un proyecto más importante?
–Por supuesto porque un proyecto serio con los pies en el suelo permitiría dar un salto de calidad. Hay que trabajar mucho con la cantera para que los jugadores locales tengan prioridad y tener una base sólida.
–¿Qué supone que tu hijo Chito siga tus pasos?
–Es un orgullo porque vivir como profesional del fútbol-sala es muy difícil pero lo he seguido desde pequeño, lo he disfrutado desde la base y verlo en la División de Plata como uno más es un motivo de satisfacción y alegría, por lo que espero que lo pueda disfrutar como lo hice yo en su día.
–¿A qué aspiras?
–A seguir aprendiendo y creciendo como entrenador después de un año muy intenso.
–Para terminar, ¿Es una utopía pensar en recuperar la División de Honor?
–Sería importante recuperarlo porque este año hemos conseguido ilusionar a muchas personas en el pabellón y sería un paso muy interesante para la ciudad en sí.

Le encantan los viajes y la playa

FICHA. José Carlos Ayala Muñoz (Ceuta, 1971) se crió en la barriada del Sarchal, siendo el segundo y único varón de una familia de tres hermanos.
Casado con Pilar y padre de dos hijos (Estefanía y José Carlos), es ordenanza de profesión, habiendo cumplido ya su octavo curso en el Instituto de Enseñanza Secundaria Abyla.
Como jugador se inició en el Viajes Alminatour, pasando luego por el Mitsubishi, el Astorga, el Caja Segovia, el Ourense, el Ceuta FS, el UA Ceutí y el Andorra. En calidad de entrenador comenzó su etapa en el San Agustín de la Liga Nacional de Juveniles, donde estuvo cuatro temporadas, luego dirigió al Ciudad de Ceuta-San Agustín en Primera B, al Ciudad de Ceuta en Primera A y esta temporada es el técnico del Unión África Ceutí.
Sus aficiones son los viajes y pasear por la playa.

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