Tanto el empresario Moisés Bentata como el vicario Francisco Correro Tocón confiaban en que llegaría el día en que la justicia se pronunciara después de ser denunciados y acusados de estafa tanto en el juzgado como en algunos medios de comunicación por Antonio Ferrer. Ese día ha llegado, después de que la Fiscalía haya dictado el archivo de la causa “al no resultar debidamente acreditada la comisión de la infracción penal investigada, a la vista de todas las diligencias de investigación practicadas, lo cual impide continuar con el procedimiento”, indica el órgano judicial en un auto firmado al que ha tenido acceso ‘El Faro’.
La ausencia de elementos del tipo penal ha fundamentado el archivo de la causa por laque no cabe comisión de estafa alguna ni por parte del vicario ni por parte del empresario, quedando abierta la vía civil para resolver una discusión entre partes a tenor de la pertenencia de la propiedad de una finca. Bentata se congratulaba ayer de la información recibida, recordando como “una barbaridad” las acusaciones de estafa a las que se vio sometido tanto él como el propio vicario, sin posibilidad de defensa alguna, sin presunción por delante y haciendo caso a la denuncia que fue paseada por varios medios de comunicación y que este medio no publicó a expensas de que Fiscalía dictara el auto pertinente para dilucidar si existía o no un delito que, a tenor de las conclusiones ahora conocidas, no existe. “Los hechos objeto del procedimiento se circunscriben al ámbito de la jurisdicción civil, donde deben ser dirimidos, no apareciendo debidamente justificada la perpetración del delito que ha dado motivo a la formación de la causa,por lo que procede decretar el sobreseimiento provisional de las actuaciones y el archivo de la causa”, detalla Fiscalía.
“La justicia al final nos ha dado la razón”, indica Bentata. Y se la ha dado a él y al vicario después de que se hiciera pública la historia de una disparidad de criterios en torno a la propiedad de una vivienda de planta baja ubicada en el paseo de las Palmeras. Una vivienda que era propiedad de la iglesia y que fue vendida a la inmobiliaria Bentata, tocándole al vicario estar presente en la firma de venta por ser el representante de la iglesia en Ceuta. La vivienda fue demolida por la Ciudad y Ferrer entendió que tenía derechos sobre la misma. A partir de esa transacción comenzaría la presión judicial después de que Ferrer denunciara por presunta estafa a Bentata y el vicario, tanto en comisaría como en los juzgados, sacando además a la luz pública una presunta connivencia entre empresario e iglesia difundiéndola por varios medios de comunicación.
Durante todos estos meses la denuncia por la vía penal pesó sobre los denunciados, víctimas no sólo de la denuncia sino de la extensión mediática dada. Ajenos a cualquier réplica, esperaban el momento que ahora ha llegado con el archivo de la causa. La justicia deja abierta la vía civil para dirimir el asunto sobre la propiedad de la vivienda que, Bentata, deja claro fue comprada conforme a la ley. “Nos hemos visto envueltos en toda esta vorágine, poniéndonos a mí y al vicario de estafadores cuando si algo me he cuidado yo en más de veinte años de profesión es en no hacer nada que pudiera ser irregular. Nos vimos sorprendidos con este ataque en donde se decía incluso que había que sentar en el banquillo al señor obispo”, señala Bentata.