Las bombas segaron la vida de su hija Myriam, de 25 años, un 11 de marzo de 2004 cuando viajaba a bordo de uno de los trenes con los que el terrorismo escribió en España su página más infame.
Otro de sus hijos se libró de un final idéntico porque se quedó dormido y no llegó al andén a la hora que debía. Ángeles Pedraza (Montilla, Córdoba; 1957) se convirtió en 2010 en la primera presidenta nacional de la AVT que no era víctima de ETA. Insiste una y otra vez en que el supuesto arrepentimiento de los terroristas vascos no es sincero, alerta sobre la amenaza yihadista y, sobre todo, implora a la sociedad que jamás olvide a las víctimas, a las que se fueron y a las que quedaron para recordarlas.
–Es su primera visita a Ceuta como presidenta de la AVT. ¿Qué compromisos ha logrado consensuar con la Ciudad?
–Quiero dar ante todo las gracias por el recibimiento del presidente de la Ciudad y de sus consejeras de Asuntos Sociales y Presidencia, que han sido muy receptivos. Era una deuda que yo tenía con Ceuta, me había comprometido a venir porque Ceuta es una de las comunidades sin ley de víctimas del terrorismo y en las que éstas, por ese motivo, se sentían como en tierra de nadie. Era algo que quería tratar con el presidente y me llevo una grata sorpresa porque he comprobado su compromiso. Ley no puede haber de momento, pero la Ciudad va a impulsar un convenio con la AVT para ayudar a las víctimas de Ceuta. Se les va a dar tratamiento social y psicológico ampliado, pero también necesitábamos ayuda económica. Hemos encontrado a un presidente muy volcado con las víctimas. También le he pedido un monolito a las víctimas, porque no hay en Ceuta aún un lugar específico donde se puedan reunir para celebrar homenajes. Por último, hemos solicitado que se apliquen las ayudas en materia de vivienda social o de empleo.
–Imagino que en el caso de Ceuta, las víctimas son ‘herencia’ del terror de décadas de ETA...
–Sí, son treinta y tantas, todas víctimas de ETA. Sus maridos eran policías o guardias civiles, la mayoría asesinados en el País Vasco, pero que viven aquí desde hace muchos años o son de Ceuta. Se sentían un poco abandonada, porque la verdad es que cruzar el Estrecho supone mucho. Hay una delegada de Cádiz que se ocupa de ellas. Queremos que sigan sintiéndose víctimas del terrorismo en España, y no alejadas por estar en Ceuta. Lo hemos conseguido y estamos muy contentos.
–¿La supuesta extinción definitiva de ETA puede relegar al olvido a sus miles de víctimas?
–Nuestro lema es “verdad, memoria, dignidad y justicia”. La memoria es importante en este momento en el que parece que hay quien quiere pasar página, quien quiere que se olviden los más de 50 años de terror. Parece que, efectivamente, se ve cerca el final, pero no la derrota. Es muy importante la diferencia. Cuando vemos cómo tanto proetarra o tanto colaborador de ETA está en Bildu, en Sortu o en Amaiur nos preguntamos... ¿cómo puede alguien que ha colaborado con ETA ser político en un Estado de Derecho? Para que haya una derrota total tiene que haber una disolución de la banda, una entrega de armas, un arrepentimiento y colaboración con la Justicia. Si todos los que están en la vía Nanclares [intento de reinserción de exintegrantes de ETA] colaboraran, las más de 300 familias con casos sin resolver podrían resolver su duelo. Los etarras no colaboran con la Justicia: cuando llegan a los tribunales dicen que no recuerdan nada, que han olvidado todo. Tiene que haber una derrota sin contrapartidas. No pueden conseguir al dejar de matar lo que no lograron matando.
–Cree entonces que al final debe haber vencedores y vencidos...
–Tiene que haberlos. Muchos nos tratan de vengativos, pero no es así. En una guerra quizás no pueda haberlos, porque de hecho no debería haber guerras, pero aquí no ha habido un conflicto sino una banda asesina e inocentes con balas en las nucas. Si no hay vencedores y vencidos, la historia se volverá a repetir. La historia y las cicatrices se tienen que cerrar bien. De lo contrario, la memoria se perderá y los jóvenes no sabrán qué era ETA, qué era una víctima. Tras cincuenta años de terror, una amnistía, 18 treguas... no se puede olvidar. Tiene que haber memoria.
–¿Teme que el Gobierno acabará haciendo concesiones para acelerar la defunción total de ETA?
–Este Gobierno al menos no ha negociado con ETA, pero el hecho de que el mes pasado tres etarras con muchas muertes en sus currículums hayan salido 18 días de vacaciones a la calle son cesiones. Es verdad que ha sido autorizado por la Audiencia Nacional y los jueves, pero si no hubieran estado en ciertos grados y lugares, no les habrán llegado estos permisos. No pueden tener beneficios, y los está habiendo.
–Su voz clamó alto, pero sin éxito, en el caso de la liberación por motivos de salud de Bolinaga. ¿Lo considera una afrenta?
–Pero es que hay más Bolinagas... Tenemos a Aitzol Gogorza, del que la Audiencia ha dicho que no se le dejará libre pero se le llevará a un hospital psiquiátrico penitenciario. ¿Por qué? Es una cesión muy grave, causa mucho dolor y recaídas en las víctimas del terrorismo, gravísimas, porque ven que todos los terroristas van a salir a la calle. De Juana Chaos, Troitiño... Muchos... Esta semana hemos sabido de un etarra de Murcia que tiene cáncer y quiere que se le lleve a Pamplona. No señor, es usted terrorista y asesino y está en la cárcel. Que se le trate allí. No decimos que se les deje morir, que les traten, y cuando les queden tres o cuatro días para morir que les manden a sus casas. Eso ya es un beneficio que no tuvieron aquéllos a los que asesinaron. Vamos a estar vigilantes para que no haya venganza pero sí justicia.
–¿Qué siente una víctima al ver salir de prisión a un terrorista?
–Impotencia, dolor, asco... Y en algún caso, sed de venganza.
–¿Y si además lo hace sin síntoma alguno de arrepentimiento?
–Por eso. Están llegando a que sintamos sed de venganza, lo que nunca hemos sentido. Estamos llegando a un punto en el que los etarras cumplen sus condenas o se las reducen mucho. No pensábamos eso antes, porque sabíamos que había un juicio, una condena... y a la cárcel. Veías como muy lejano 30 o 40 años... Pero no solo no han estado esos años sino que se les reduce a 15 o 18... Entonces eso hace pensar que si la Justicia no funciona, ¿nos la tomamos por nuestra mano? Están reviviéndose sentimientos desconocidos.
–¿El final de la ‘doctrina Parot’ ha sido una bofetada inesperada?
–Lo ha sido para las víctimas y para todos los españoles, para toda persona de bien. La sentencia era declarativa, no ejecutiva, y aquí se ha ejecutado con mucha prisa. En España ha habido muchas sentencias dictadas por Estrasburgo que no se han llevado a cabo, no se han ejecutado, pero ésta sí. Y era contra Inés del Río, no contra 62 terroristas. ¿Por qué tanta prisa en una Justicia que para otras cosas es tan lenta? En la última sentencia, la de las herriko tabernas, se ha pasado de condenas de 10 a 12 años a máximos de tres por dilaciones indebidas, por retrasarse la Justicia de hasta ocho años... ¿Por qué esas prisas para que Inés del Río estuviera en la calle a las diez horas?
–Aunque ETA desaparezca, ¿es posible recomponer la fractura social en el País Vasco? ¿Podrá una víctima, por ejemplo, vivir a escasos metros de un verdugo?
–Por dignidad, la víctima incluso se cambiaría de vivienda, se iría. La fractura no se arreglará porque el terrorista nunca es un ex: se es terrorista y asesino, pero nunca exterrorista ni exasesino. Van a intentar ser los dueños del País Vasco, van a ir a lo que han querido siempre: el separatismo. Creo, y ojalá me equivoque, que el siguiente paso será la independencia. Están tranquilos, en una tregua entre comillas, pero están en las instituciones, tienen dinero, información... En el momento en que pidan la independencia y no la tengan, con lo barato que les ha salido matar lo volverán a hacer.
–No cree entonces en la reinserción de los terroristas bajo el paraguas de la democracia...
–Qué va, qué va. Siempre que tienen oportunidad de humillar a las víctimas y ensalzar a los asesinos lo hacen, y sin ningún tipo de complejo. Queda claro que ellos únicamente firman un papelito si tienen que hacerlo para quedar libres, pero luego siguen actuando igual.
–Les han llamado ultras, fascistas, españolistas, fachas...
–Me da igual lo que me llamen. Estoy muy orgullosa de ser española. Si ser facha es defender a España y serlo, yo soy facha, porque soy muy española, la defiendo y quiero un país donde no haya asesinos ni terroristas deleznables como ETA.
–Es, desde el año 2010, la primera presidenta de la AVT que no es víctima de ETA sino del 11-M. ¿Confirma eso que las amenazas se aproximan desde otros flancos?
–A mí me da más miedo, en el momento actual, el terrorismo yihadista e islamista, porque es mucho más peligroso. Las vidas arrancadas son iguales, pero los etarras son cobardes y han dado tiros en la nuca, han colocado bombas, pero no se han matado con ellas,. Veían muy bien dónde ponían la bomba. El problema con los yihadistas e islamistas es que son radicales por religión o por ideas, y no les importa morir. Es más fácil infiltrarse, ponerse una bomba... y no tienen tampoco la sensación de matar a un periodista o un político, solo quieren sembrar más terror. Les da igual hacerlo en un centro comercial o en trenes. El problema yihadista es muy grave, lo tenemos muy encima, y ojalá no tengamos que encontrarnos con otro susto muy pronto.
–En Ceuta, precisamente, hay cada vez más casos de ciudadanos que deciden romper con todo y arrojarse en brazos radicales...
–Me da mucha pena. Hablo mucho del tema de ETA, porque el caldo de cultivo es muy peligrosos. Pero vemos ahora cómo dos niñas prefieren no querer vivir, exponerse a lo que sea... El peligro es que sea tan vulnerable una parte de la juventud para decirles “haz esto” y no importales perder la vida, matar a sus semejantes, mujeres, niños, por una ideología. Por eso me parece tan dramático y peligroso el terrorismo islamista.
–Perdió a su hija en uno de los trenes del 11-M. ¿Cómo ha transcurrido en lo personal esta década?
–Con mucho dolor, pero lo he canalizado trabajando en la AVT. Se lo debía a mi hija y creo que esto es lo único que me ayuda, saber que he estado aquí por las víctimas de todos los terrorismos: de ETA, del 11-M, de Terra Lliure, del Frap... de los que ya ni nos acordamos... Mucha gente me pregunta si no tengo miedo. Pues no, porque lo que más puede doler es que te maten a un hijo. Que te maten a ti no duele.
–Todo un exministro de Justicia como Enrique Múgica pronunció, frente al cadáver de su hermano asesinado por ETA, el famoso “ni olvido ni perdono”. ¿Es su caso?
–Yo tampoco. Yo ni olvido ni perdono. No soy además de las personas que dicen “no sé más adelante”. Yo sé que no. No le debo a mi hija perdonar a quien le asesinó, le correspondería a ella y no puede hacerlo. Yo nunca, nunca, voy a perdonar ni a olvidar. Nos han matado a una hija y n os han destrozado la vida.
–Pudo perder a un segundo hijo aquel día, pero se alió con él la fortuna...
–Mi hijo no fue ese día en los trenes porque se durmió. No perdono, lo siento. No puedo.
–¿Es de los que piensan que hay detalles sin desvelar del 11-M?
–Sí, pero cuando digo que sí no es por ser “conspiranoica”, como nos llaman. Yo no he dicho que sea ETA, si lo supiera lo diría, pero hay cosas ocultas o que se hicieron mal. En las cadenas de custodias, las muestras, en destruir tan pronto los trenes... No he pensado que se haya colaborado, pero sí que se hizo mal. La gente que tenía responsabilidad tiene que pagarlo. No quiere decir que hayan estado metido en el tema, pero sí hubo muchas negligencias.
–¿Qué piensa de Pilar Manjón?
–Para no cabrearme, y perdón por la palabra, solo hago el balance de que es una madre, igual que yo, a la que mataron a su hijo. Personal y políticamente no tenemos nada en común.
–¿Se sienten las víctimas manipuladas por los políticos?
–Lo somos... Pero somos víctimas, no tontos. Tenemos derecho a votar a quien queramos y a exigir nuestros derechos... Yo sé quién nos utiliza y quién nos ayuda y esa gente puede estar en un partido o en otro.