“El drama de la inmigración se soluciona con generosidad”

En Ceuta para presentar su nueva novela, Otra vida para contarla, Eduardo Mendicutti atendió a ‘El Faro’ para repasar su obra, la homosexualidad, la crisis y más temas de actualidad

Sube la escalera y, con la mirada revoltosa, de un lado hacia otro admirando la Biblioteca, parece que anda flotando, como en una nube. Va a mantener un encuentro con sus lectores y, a continuación, presentar Otra vida para contarla, donde Eduardo Mendicutti, natural de Sanlúcar de Barrameda, se muestra en estado puro: para gloria de sus lectores.
–¿Conocía Ceuta?
–He venido antes un par de veces pero hace mucho tiempo. He notado la ciudad muy, muy cambiada. La veo estupenda.
–Una ciudad que, junto a Melilla, sufre como ninguna otra en España la presión migratoria. ¿Qué opinión le merece este drama?
–Entiendo que hay una situación estratégica de una ciudad que, hasta cierto punto, es muy frágil y vulnerable en determinadas cuestiones, pero ante todo entiendo que hace falta más generosidad. Los seres humanos o somos generosos o no lo somos. Hace falta sensatez, claridad y una visión política inteligente para manejar esta situación. El problema migratorio no es sólo de una ciudad, ni siquiera de un país sino que es una cuestión a nivel europeo, pues Europa entera está sometida a la presión migratoria de personas que viven en pésimas condiciones. A través de los medios de comunicación les llegan imágenes y formas de vida óptimas y naturalmente los inmigrantes quieren prosperar y buscan la manera de tener acceso a eso y a mi esto me parece legítimo y nosotros tenemos la necesidad de atenderlos.
–¿Cómo?
–Con generosidad, con la colaboración de todos. Todo el mundo tiene que ser consciente de que el problema está ahí y que la relación y convivencia con eso tiene que ser buena y a nivel europeo. Los países desarrollados tienen que ser generosos con los lugares que lo están pasando muy mal.
–¿Qué papel ha de adoptar el intelectual ante situaciones de esta índole y de tales dimensiones?
–Tiene que ser comprometido. En cualquier cuestión ha de tomar partido. Yo no soy nadie como para tener con mi opinión un peso tremendo pero tengo algo de voz, una posibilidad de dar a conocer lo que pienso y de apoyar aquellas causas en las que creo. Cuando uno cree en una causa, tiene la obligación moral de apoyarla, manifestarla y de acompañar a las gentes que comparten esas causas. Yo lo he he hecho siempre en prensa o en literatura.
–¿Estamos tal vez ante su mejor novela?
–Es lo que dicen algunos pero siempre confío en eso de que la última novela es la mejor y mientras sea así, todo irá bien, porque quiere decir que uno, si no ha progresado, al menos no habrá decaído. Hoy (por ayer) vamos a hablar en Ceuta también de El palomo cojo, que es una de mis primeras novelas, de hace mucho tiempo, y todavía se sigue comentando, hablando de ella en foros de literatura y en círculos de lecturas y esto indica que el tiempo es el que al final pone a las novelas en su sitio, como ocurre igualmente con las personas. Con que algún libro mío tenga algún lector dentro de un razonable tiempo, supongo que eso significará que no perdí el tiempo en vida y que no lo hice perder a los lectores.
–Otra vida para contarla es una novela divertida pero a la vez crítica.
–El humor es para mí muy importante;  para mi vida y supervivencia es fundamental. Y en la literatura mía también, pero es que además en la literatura española el humor es esencial desde Cervantes hasta ahora. El humor puede ser ligero pero puede ser también corrosivo, desafiante, comprometido y doloroso. Es un instrumento delicado pero es perfectamente compatible ser divertido y serio. Esta mezcla se aprecia en la novela, donde se narra una historia de amor en la que hay muchas dificultades y también buen humor, en efecto.
–Si un hombre y un hombre o una mujer y una mujer van tomados de la mano por la calle, ¿llaman la atención?
–Ya en este país todos los amores son iguales.
–¿No considera que las novelas de temática homosexual son directamente tomadas como de peor categoría que las heterosexuales?
–Ha habido grandes novelas de temática homosexual pero es verdad lo que usted cuenta porque es un género que ha cargado con un perjuicio y esto ha llevado a muchos escritores gays a rechazar tajantemente que se les identifiquen con eso, a que no se les etiqueten como escritor de literatura gay y a mí eso no me importa pero sí me molesta que esa definición vaya cargada de perjuicio. Cualquier novela tiene derecho a ser tratada igual sea del género que sea. Yo escribo novelas para todo el mundo y ésta lo es, es una historia de amor que es para hombres, mujeres, jóvenes, mayores, heterosexuales, bisexuales u homosexuales.
–También se pueden escribir novelas gays sin ser homosexual o viceversa.
–Es curioso porque hay muchas más historias de novelistas homosexuales que escriben historias heterosexuales que al contrario. Es como si los heterosexuales tuvieran reparo para hacerlo pero cada uno mide sus fuerzas como quiere.
–¿Publicar siendo joven es tarea que roza lo imposible?
–Está difícil para todo el mundo. La industria editorial es un disparate, está agónica. Un escritor joven lo tiene tan difícil como cuando yo era joven. Luego se pasó un momento en que había más oportunidades pero ahora no, hoy está difícil para los consagrados incluso. Nadie debe desesperar en todo caso.
–...Y Prisa vendiendo Alfaguara y otros sellos editoriales a Penguin Random House.
–Se está tendiendo en el mundo a crear grandes grupos editoriales y esto puede ser beneficioso o no. Hay una parte interesante, como industria, y otra que es frágil, que es la que cubre a la calidad literaria porque se puede tender a apoyar sólo a los best seller y arrinconar a las obras más minoritarias. La venta responde a un movimiento económico en todo caso.
–¿Se siente una mercancía, un paquete de macarrones tal vez?
–Es inevitable cuando se habla de una industria y se es parte de la misma. Hay que tener las ideas claras y yo las tengo desde que escribo: no pienso en crear para ver cuánto voy a vender y para qué publico determinado. Tampo es bueno caer ante tentaciones económicas, yo soy fiel a Tusquets y no he cambiado pese a tener mejores ofertas económicas.
–Estamos en la flamante y nueva Biblioteca: qué necesario es contar con este tipo de espacios...
–Es una preciosidad, un lujo. Una ciudad como Ceuta tenía que tener este centro pero lo tiene que cuidar. Hay que poner en marcha un buen movimiento para que la gente venga con mucha frecuencia a gozar de estas instalaciones.