La inmigración sigue siendo el pan nuestro de cada día, una realidad muy dura que muchos viven a diario como ayer se pudo comprobar con la llegada de cinco nuevos inmigrantes a nuestra ciudad, que fueron rescatados en unas condiciones de salud lamentables. El drama vuelve a ceñirse sobre nuestra ciudad, máxime cuando entre los inmigrantes llegaba una mujer embarazada de un mes, una persona con la esperanza de que su futuro hijo o hija pueda tener una vida mejor de la que, quizá, ella misma o muchos de sus compatriotas han tenido. Los servicios de la Salvamar, así como los efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han vuelto a realizar una loable labor que no tiene precio: el salvar las vidas de quien sólo busca una esperanza al otro lado del Estrecho.