Para la formalización de un presupuesto no existe ningún manual de estilo político que establezca para nada que un Gobierno con suficiente mayoría tenga que pactar con los grupos de la oposición. Eso se hace, en todo caso, cuando alguien gobierno con una minoría mayoritaria y para asuntos de esta índole no le queda más remedio que darle cancha al contrario. Sin embargo, de momento, no es el caso de nuestra ciudad, porque el PP sigue gobernando con 13 escaños. Por ello, a la hora de la confección de las cuentas públicas para una anualidad como sucede con la del año que viene, es el Ejecutivo de Vivas el que establece cuáles son las prioridades sobre las que desea pilotar su política. Y, por tanto, esas prioridades se encuentran marcadas con unas cifras que son las que han querido establecer. Enfrente están los partidos de la oposición que, en esta segunda sesión de los presupuestos, han tenido el tiempo más que suficiente para contar a todos los ciudadanos cuáles serían sus prioridades. Pero de ahí, a afearle a los populares que no hayan negociado, va un verdadero trecho. Si desde las filas populares han entendido que las alegaciones y enmiendas de la oposición cambian sus formulaciones están en su derecho de rechazarlas. Ahora, como es lógico, cuentan con un presupuesto donde lo importante es gestionarlo hasta el máximo y cumplir con lo prometido.