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Hoy finaliza un curso sobre la aplicación en la práctica clínica de la oxigenoterapia hiperbárica, celebrado durante dos días en el Hospital Universitario. Uno de los ponentes de este curso dirigido a profesionales del Ingesa es Ángel Crespo, del Hospital El Ángel de Málaga. Experto nacional en la materia y de madre y padre ceutíes, Crespo es conocedor de la importancia de la prácticas submarinistas en la ciudad. En ese sentido, Crespo habló de las precauciones que todo buceador ha de tener en cuenta a la hora de zambullirse y, sobre todo, salir a flote.
“El submarinismo es una práctica recreativa en la que hay pocos accidentes, pero que son de una alta gravedad cuando aparecen”, declaró. “El peligro proviene del nitrógeno fisiológico, sometido a unos cambios físicos extremos que pueden derivar en en dolencia si no se realiza correctamente. El buceador debe evitar en todo momento ascender de un modo brusco, rápido, de lo contrario corre el peligro de padecer una paraplejia. O de incluso provocar la muerte”, advirtió. Crespo quiso aclarar que, pese a lo expuesto por las asociaciones de buceo locales, “en Ceuta sí se cumple la ley. Es de 1997 y exige la existencia de un centro hiperbárico a dos horas de distancia del lugar de la práctica. Y de Ceuta a Málaga hay 30 minutos”, señaló.
Crespo llevó a cabo una ponencia en la que explicó los usos curativos de la aplicación de oxígeno a altas presiones. De un lado, potencia el proceso de cicatrización en el caso de existir enfermedades crónicas. Otra indicación de la oxigenación hiperbárica es paliar las lesiones por radioinducción tardía y, por último, el tratamiento de intoxicación por monóxido de carbono (CO), habitualmente aparecido por inhalación de humos procedentes de malas combustiones, casos que habitualmente ocurren durante los incendios o por deficiencias en el funcionamiento de los braseros de carbón.