El criterio para el control de las fronteras, en entredicho

¿A quién tienen que hacer caso los guardias civiles que prestan servicio en los perímetros de Ceuta o de Melilla?, ¿al ministro de Interior o al contenido del auto dictado por el juzgado de instrucción número 2 de Melilla? Ambos ofrecen criterios opuestos que, si no pasaran de eso, de una mera disparidad de opiniones, nada grave hubiera

pasado. Pero el tema es que el juez Emilio Lamo de Espinosa ha decidido tomar declaración al jefe de Melilla, el coronel Ambrosio Martín Villaseñor, en calidad de imputado por presunta prevaricación, es decir, por adoptar resoluciones a sabiendas de que están mal. Todo ello porque este juez de Melilla considera que las devoluciones de inmigrantes entre vallas son improcedentes, algo que, para Interior, entra dentro de la legalidad.
La decisión adoptada por el magistrado ha caído como un jarro de agua fría entre los agentes de ambas ciudades que, hoy por hoy, se sienten inseguros porque “no sabemos si estamos actuando bien o mal”, apuntan fuentes de la AUGC a El Faro.
Precisamente la Asociación remitió ayer un comunicado oficial para solicitar  por escrito un protocolo claro y concreto después del revés dado por el juez melillense. Quieren que se determine cómo deben ser las actuaciones de los guardias civiles que trabajan en las vallas de Ceuta y Melilla.
¿Qué se está haciendo en Ceuta? Después de la tragedia del 6-F, el DAO (director adjunto operativo de la Guardia Civil) citó a los dos mandos de Ceuta y Melilla en Madrid. Tanto al exjefe, Andrés López, como al vigente Ambrosio Martín Villaseñor. Lo hizo para hacerles saber la aplicación en ambos territorios de una orden de servicio en base a la cual los inmigrantes que llegaban a la zona entre vallas podían ser rechazados. Solo se contemplaban excepciones en el caso de que esas personas estuvieran heridas. Así, los guardias civiles tenían claro que solo había que admitir a los inmigrantes que hubieran saltado las dos vallas. Esto es lo que se ha hecho y es la orden a la que puede acceder cualquier guardia civil desde el sistema operativo interno que tiene el Cuerpo.
La orden, dictada por el DAO, dio pie al protocolo operativo que han seguido las dos Comandancias. Un protocolo que ahora, a juicio del auto dictado por el magistrado melillense, sería absurdo e ilegal. “¿Por qué no dice entonces que no se aplique?, ¿por qué imputa al jefe de la Guardia Civil si la orden está dada por el DAO y por el ministro?”, denuncian fuentes de la Benemérita.
Las dudas y las exigencias de un protocolo claro que exige la AUGC chocaban ayer con la valoración que, desde Estados Unidos, hacía el ministro de Interior. Jorge Fernández Díaz habló y lo hizo para seguir manteniendo el mismo criterio que hasta ahora. Lo que vale es el protocolo establecido por el DAO, nada más.
Así, para Fernández Díaz, la Policía y la Guardia Civil “están cumpliendo la ley” en la frontera. De visita oficial en Washington, señaló que la operación en las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos, donde hay dos vallas y una sirga tridimensional, que se utilizan desde 2005, es “un todo”.
“Se establece así como media operativa para poder hacer frente a los intentos de intrusión ilegal, masiva y violenta, como todo el mundo sabe, en esas zonas”, dijo el ministro.
“El concepto operativo de esos perímetros fronterizos se aplica desde la ley, interpretando y aplicando la ley también desde el sentido común, que es el más elemental de los sentidos que hay que tener”, agregó. Fernández Díaz enfatizó que “operativamente no se defiende igual la frontera entre Ceuta y Melilla que el paso fronterizo del aeropuerto del Prat o del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid”, indicó.
Por ese motivo, explicó, “tienes que adaptar la defensa de las fronteras a la realidad del lugar donde la efectúas”. Ese sentido, “no tengo ninguna duda de que en todo momento tanto la Policía como la Guardia Civil están cumpliendo la ley”. Si para el magistrado Emilio Lamo de Espinosa, el terreno comprendido entre la primera y la segunda valla “es suelo español” y, por tanto, está sujeto a su soberanía y a la aplicación de la ley, para el ministro, es zona en donde pueden practicarse rechazos, ya que solo es entendible la entrada en España una vez han superado la valla interna, es decir, la más cercana a suelo español.
El ministro, que ha evitado referirse a la decisión judicial, planteó que si atravesada la primera valla ya se estuviera en territorio nacional a todos los efectos y se tuviera que aplicar “a todos los efectos” la Ley de Extranjería, “¿entonces para qué se instaló la sirga tridimensional y la valla siguiente? Hay cosas que se responden desde el sentido común”, agregó.
Y es que precisamente eso es lo que pensaban ayer muchos guardias civiles. “Si en la zona entre vallas ya es España, ¿para qué estamos nosotros allí?”.

Fernández de Mesa avala la “exquisita profesionalidad”

El auto dictado por el juzgado de instrucción número 2 fue un auténtico mazazo para los guardias civiles. Su publicación provocó una cascada de reacciones. Así, el director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, avaló ayer la “exquisita profesionalidad” de los agentes del Instituto Armado y afirmó que no se puede poner “mácula” a su trabajo. En las fronteras, “lejos de inculcar cualquier procedimiento ajeno a la disciplina, al honor, a la lealtad y al cumplimiento de la Ley, la Guardia Civil actúa con exquisita profesionalidad”, resaltó. Ha insistido en agradecer a los guardias civiles que sean “una barrera para proteger los intereses de quienes viven legalmente en España”, frente a “quienes quieren entrar de manera ilegal. A veces es duro porque sois los primeros en afrontar el drama”.

Mismo problema, distinta presión

Los guardias civiles de Ceuta y Melilla se enfrentan a la misma problemática, salvo con la diferencia de que, hoy por hoy, la presión que soportan las vallas de uno y otro lado son radicalmente opuestas. Mientras que en la ciudad hermana los intentos de salto se producen de forma constante y están protagonizados por cientos de sin papeles; en la de Ceuta los acercamientos son aislados y las entradas mínimas. De hecho, el pasado fin de semana, las cámaras de vigilancia de la Benemérita captaron solo el acercamiento de media docena de subsaharianos. Solo tres consiguieron entrar después de saltar la doble valla. Los guardias siguieron el protocolo operativo: están en tierra española, se les intercepta y se les entrega a la Policía. Punto y final.  “Cumplimos una orden que no es ilegal”, explican los agentes. “¿Dónde cabe la prevaricación?”, cuestionan.
El Ministerio de Interior respondió claramente a la forma de actuar en la valla en una respuesta a Amaiur en el Congreso.
España comienza tras la valla interior, “ efectos del régimen de extranjería”. Según el Ministerio, “el despliegue de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a lo largo de la frontera terrestre de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se complementa con un sistema de vallas para garantizar el control de las fronteras. En este sistema, la valla interna materializa la línea con la que el Estado delimita, a los efectos del régimen de extranjería, el territorio nacional”. Esa es la norma que se aplica y que se adapta a las circunstancias ya que en la frontera “no hay una situación igual”, aclaran fuentes de la Guardia Civil.
Cruz Roja atendió ayer a 4 inmigrantes que habían llegado hasta la Jefatura Superior. Es el goteo.