Euna fracasada planificación económica y deportiva que ha salpicado a la propia imagen del club, la A.D. Ceuta sigue debatiéndose entre el ser y no ser a dos semanas de la finalización del plazo para saldar la deuda con sus jugadores de 453.000 euros, según se informó en la asamblea. El descenso administrativo a Tercera parece inevitable. Por más firmas que se recojan, que pueden ser algunos miles, para presionar de alguna forma al patrocinador del club, parece poco menos que imposible que éste se decida a poner el dinero encima de la mesa. Las arcas municipales están vacías. Proliferan los recortes de los que no escapan los sueldos de los propios funcionarios y trabajadores del ente y, ahora, con la reducción del 60 por ciento del personal eventual y el despido de diez cargos de confianza, o las mismas necesidades en la política social. En medio de la tormenta económica en la que vivimos, el momento no parece el más idóneo para alegrías, capaces de derivar en un huracán de reacciones contra del gobierno de Vivas.
Y a propósito de las firmas de apoyo, ¿en qué lugar de las gradas del estadio estaban quienes ahora las están suscribiendo?, cabría preguntarse. ¿Qué rentabilidad tiene el sacrificio económico de la Ciudad con un club a cuyos partidos terminaron acudiendo unos doscientos espectadores? Se perfiló una plantilla por encima de las posibilidades reales de la entidad pensando en que ésta pudiera ser la gran oportunidad del ascenso, pero la respuesta de la afición no ha podido ser más desoladora, en la alarmante línea de deserción de las últimas temporadas.
La generosidad del Ayuntamiento, al menos de momento, ha tocado a su fin. No hay dinero. Tampoco afición. ¿Volveremos a la fórmula de las antiguas suscripciones de ayuda al club por parte de seguidores, comercios y empresas? Para tal labor, en otros tiempos, el Ceuta contaba con un directivo genial, el inolvidable Paco García Mimoso, zapateándose a diario la ciudad visitando sus establecimientos o abordando a aficionados y simpatizantes.
¿Cuántos de quienes vienen estampando esas firmas, y las mismas casas regionales que masivamente se han adherido a la iniciativa, cada cual de acuerdo a sus posibilidades, podrían haber puesto unos euros que hubieran rebajado sustancialmente esos 453.000 que hay que abonar a la plantilla? Oiga, a lo mejor, en esas circunstancias, hasta la Ciudad se habría visto forzada a completar el resto de la deuda. Qué remedio.
Nada más lejos por mi parte de tirar piedras con los queridos colores del equipo de mi tierra ni contra nadie. Es muy triste perder la 2ª ‘B’, la categoría que cuando menos merece la ciudad. Pero ¿la merecemos también los aficionados? El trance puede ser muy doloroso después de catorce temporadas en dicha categoría.
Como ya me manifesté a los tres meses del arranque del campeonato, hay que poner los pies en el suelo y planificar adecuadamente el futuro. Los acontecimientos obligan a mirar la cantera. No es de recibo, por ejemplo, que esta temporada los dos canteranos quedaran fuera del equipo, cedidos al Badajoz y al Murallas. Hace falta esa estructura piramidal que, desde los benjamines y alevines, proyecte a los chavales al equipo de la primera división nacional juvenil y de ella al de Tercera, último escalón formativo hasta el de 2ª ‘B’. Es el momento del fútbol base, germen de la futura estructura del representante de categoría nacional que, debidamente reforzado, pueda forjar ese Ceuta - póngansele los apellidos que sean -, que nos represente dignamente y con orgullo en categoría nacional.
A muchos no nos cabe la menor duda de que tal estructura, por la que parece que también apuesta la Ciudad, podría ir paulatinamente entusiasmando y recuperando afición, identificada con un bloque con el que sentirse representada. Consolidado el proyecto, sería entonces el momento de pensar en metas más ambiciosas que hoy suenan a mera utopía.
Ojala pronto podamos olvidar las tristes escenas de unos profesionales arrodillados en el estadio suplicando por los salarios que se les adeudan, o la de una plantilla residiendo en Sevilla que terminó por apagar aún más el calor del aficionado hacia su equipo.
Por cierto que, de producirse tal descenso administrativo, la próxima temporada contaríamos con dos equipos en Tercera: la propia Asociación y el histórico At. de Ceuta del que me gustaría hablar en otra ocasión. ¿Cuál de los dos sería el primer representante de la ciudad con todo lo que ello lleva implícito?