“El cartel ha perdido su sentido crítico y se ha acercado a la publicidad”

{jaimage crop="TC" /}El profesor del Abyla ofrece hoy en la UNED una ponencia centrada en el papel de la imagen como útil pedagógico

Hoy da inicio el curso ‘Ceuta nos enseña’, organizado por el sindicado CSI.F, que hasta el sábado está centrado en el debate sobre la enseñanza. Uno de los ponentes de hoy es David Muñoz Arbona, profesor y heterodoxo, también en su genio y su humildad.

–El título de su ponencia es ‘Cartelismo y fotoperiodismo: comunicación, expresión gráfica y compromiso social’. ¿Por qué ese título?
–El uso de cualquier icono es común en mis clases. Todos han dicho alguna vez “una imagen vale más que mil palabras”, idea a la que yo me adhiero. Una imagen, sea cual sea su formato o soporte, el contexto en la que se creó o su temática condesan un mensaje que a veces no sabemos descifrar pero que puede sintetizar un sinfín de significados.  Ya lo exponía Kandinsky: “cualquier creación artística es hija de su tiempo y, la mayoría de las veces, madre de nuestros propios sentimientos”. Eso es precisamente lo que sucede con el cartel y la fotografía, “son hijas de su tiempo y madres de los sentimientos del artista”.

–¿Qué espera de la ponencia?
–Dar a conocer parte de mi labor docente y dar mi apoyo a todos aquellos compañeros que en el día a día están intentando formar a los ciudadanos del mañana. La fotografía de ‘Muerte de un miliciano’, de Robert Capa y dicen que manipulada antes de ser captada para ensalzar el bando republicano, y la postal ‘Convoy de la Victoria’, manipulada después de ser captada y legitimizadora del alzamiento de los nacionales, son dos versiones de la trágica Guerra Civil. El arte como medio de expresión debe hacernos más reflexivos.

–¿Qué poder tiene la imagen en el mundo de la comunicación?
–Muchísimo. Me viene a la cabeza la ‘fotografía del héroe desconocido’ de Tiananmen, en 1989. Le pregunté a chinos residentes en España y no conocían el acontecimiento. Incluso le pedí a un compañero sinólogo que ‘tecleara’ con caracteres chinos y me lo buscara en Internet. Pero no encontró nada. Es como si ese hecho no hubiera sucedido, como si está historia no hubiera ocurrido. Es impresionante que en uno de los países más grandes y densamente poblados del mundo, la censura informativa y la falsedad del hecho histórico se pueda mantener en el universo de la comunicación del siglo XXI.

–¿Piensa  que existe compromiso social en el cartel en particular  y en el arte en general?
–Sí, existe. Es cierto que en los países que hemos adquirido un nivel de bienestar y vivimos en sociedades democráticas, el cartel ha perdido más su sentido crítico y de compromiso social, para ser un cartel más  cercano a la sociedad de consumo y publicidad. Debemos recordar que desde el frontón, el friso y las metopas del Partenón de Atenas o cualquier tímpano del Románico nos cuentan una historia. El lenguaje alegórico es muy rico.

–Hábleme de esas alegorías.
–Al igual que en el frontón del Congreso de los Diputados, existe una alegoría a la libertad, mediante dos mujeres que se abrazan: una es España y otra la Constitución. Los ceutíes tenemos otra alegoría a la igualdad entre los ciudadanos, independientemente de su sexo, raza o credo. Precisamente en el lugar que me has fotografiado, estas esculturas de bronce, son verdaderas alegorías. Para mí, la niña es España y la madre es la Constitución que nos protege a todos los españoles.

–¿Qué le lleva a utilizar la fotografía como recurso didáctico?
–Vengo de una saga de fotógrafos de finales del siglo XIX, los Arbona. Me crié en el estudio de mi abuelo Pepe y pienso que el querer conocer la verdad y estar rodeado de cientos de fotografías y negativos, han marcado mi profesión y mi vocación.

–¿Qué espera de sus alumnos?
–Me dicen que les gusta y que aprenden mucho (risas). A muchos les atrae la imagen y el arte. A veces me preguntan por qué no hay una escuela de Artes Plásticas y Diseño en nuestra ciudad, cuando si la hay en Melilla. La verdad que los grados de formación profesional  ayudarían a muchos chavales a formarse.