Desde que el Ministerio del Interior publicara, hace ya unos meses, el incremento de delitos en Ceuta (un 30% en el caso de los robos en los seis primeros meses de 2012), la seguridad se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para quienes son responsables de mantenerla. Esta semana se ha vivido, precisamente, una de esas jornadas críticas cuando, en una sola noche, se daban la mano robos dentro de viviendas, robos de vehículos, quemas de contenedores, del coche de un agente policial y lo que el propio presidente Vivas equiparó con un “acto terrorista”: el incendio en el garaje del ‘Edificio Artemisa’. Los ciudadanos protestan, quieren soluciones y tranquilidad. Las autoridades, mientras, mantienen reuniones fuera de medios de comunicación para poner sobre la mesa aquellos asuntos que les pueden pasar factura, y entre ellos, la reina, la seguridad. ¿Pero qué es lo que realmente está motivando este repunte delictivo en Ceuta? Mientras las autoridades callan, mientras reconocen que es necesario lograr una mayor coordinación entre mandos (en la práctica, en el día a día, no existe), los agentes de base encuadran lo que está sucediendo sobre dos bases fundamentales. La primera: el elevado número de denuncias que tienen que ver directamente con el fraude. La propia Jefatura Superior reconocía hace unos meses a ‘El Faro’ una cifra: el 80% de los robos de vehículos tiene que ver con esto. Llegan a esta conclusión por el análisis de cada una de las denuncias que llegan hasta la sede del Paseo de Colón. Denuncias por robo que esconden, no obstante, la venta del vehículo en Marruecos. ¿Y las quemas? Ahí también se están produciendo muchos casos de fraudes y de quemas de coches muy viejos, que ya no tienen salida económica en el mercado, y que proceden de la península u otros puntos de Europa, yendo a tener su ‘muerte final’ en Ceuta. ¿Y la segunda? Esta tiene que ver mucho con la reina de todos los enfrentamientos: el Tarajal. Policías y comerciantes terminan a la gresca en torno a un filtro por el que, a diario, pasan miles de marroquíes. Entre ellos, muchos delincuentes asentados en la zona norte que están cumpliendo órdenes de expulsión, algunas de ellas por delitos de importancia. ¿Son factibles dichas órdenes?, ¿se cumplen como debieran? Los resultados dicen lo contrario. No son hechos aislados sino más común de lo que parece las detenciones de delincuentes que, teniendo órdenes de expulsión, son interceptados en la calle. El Tarajal y la permeabilidad que ofrece una frontera imposible de blindar como se debiera posibilita este tipo de situaciones. A la Policía no le queda duda alguna. Este repunte delincuencial en cuanto al volumen de robos contra las personas o el patrimonio está muy relacionado con esta situación. Ceuta se convierte en punto de paso de un tanto por ciento importante de expulsados, de delincuentes que pasan por la frontera y cuyo único interés es el de delinquir. De forma aleatoria se aplican controles, para ésto y para frenar la entrada de menores extranjeros no acompañados que, en muchas ocasiones, son introducidos por familiares. Son aleatorios porque si se hicieran de forma rutinaria se provocaría un auténtico colapso. Mientras no haya una reforma de la arquitectura fronteriza es imposible garantizar esa seguridad. El incremento de personas que han delinquido en la península y que se encuentran en la zona norte marroquí más próxima a Ceuta se convierte en una de las preocupaciones a tener en cuenta. Sobre todo porque Ceuta, y no Melilla, es la puerta de salida elegida para expulsar a estos extranjeros. El propio SUP reconocía a ‘El Faro’ la imposibilidad de ejercer un control, como el obligado, sobre las personas que entran a pie y no en vehículos. Es imposible, así que la auténtica frontera termina siendo la del puerto. ¿Pero y si esos delincuentes no tienen como plan el marchar a la península? Eso es lo que sucede, que su objetivo no es pasar ese filtro sino quedarse en la ciudad para la práctica de delitos: robos de objetos a los que pueda darse una pronta salida en el mercado. También de motos, sobre todo de algunos modelos, sirviendo de enlaces para las auténticas redes que se dedican a este tráfico. Hace unos años, en tiempos de Jenaro García Arreciado como delegado del Gobierno, se pidió oficialmente en Madrid que se diera luz verde a un proyecto para crear una zona en donde los agentes pudieran practicar registros a personas y vehículos que les resultaban sospechosas, evitando que con dichos registros se generaran colapsos. Madrid tumbó aquella petición que consistía en ganarle terreno al mar. El por aquel entonces responsable de la dirección general de seguridad, Joan Mesquida, no aceptó dicha propuesta quedándose la infraestructura fronteriza tal cual la conocemos hoy. Ahora, con el repunte delictivo, con las críticas de las asociaciones vecinales, con los ciudadanos marcados por cierta psicosis ante lo que está sucediendo, la Delegación y la Ciudad evitan fechar una Junta de Seguridad pero anuncian que sí, que habrá un encuentro específico para tratar los temas que, engarzados, consideran que constituyen la clave de todo lo que está sucediendo.
Las claves
Marruecos Aumento de la población expulsada El norte marroquí se ha convertido en cobijo de personas con órdenes de expulsión que aprovechan la permeabilidad fronteriza para entrar en Ceuta y delinquir. De hecho en una sola jornada, la pasada Nochevieja, la Policía llegó a detener a 34 marroquíes y días antes se detuvo a otros tantos. Habían pasado por el Tarajal. El engaño La crisis y el fraude se dan la mano Han aumentado las denuncias por robos falsos, algo que está comprobando la Policía. Además detrás de ya no solo los robos sino varias quemas de coches se encuentra el interés por el fraude, por el engaño. Coordinación Sí en reuniones, no en la práctica diaria La coordinación de la que habla el delegado del Gobierno se pone de manifiesto en las reuniones, pero no en la práctica en donde son ya conocidas la pérdida de varias operaciones importantes por esa falta de conexión. Frontera Reforma a la vista El delegado apoya una reforma de la frontera, sabe de su deficiencia estructural lo que impide que se lleve a cabo un control absoluto.
Nuevas quemas de contenedores, en Loma Colmenar
Se ha convertido en habitual, en suceso prácticamente diario que se engarza en el panorama delincuencial al que se enfrentan las fuerzas de seguridad. Se trata de la quema de contenedores. Ocurre ya en cualquier barriada. Ayer noche fue en Loma Colmenar, lo que obliga a que los Bomberos marchen escoltados, por protocolo, por la Policía. Es así debido a los apedreamientos y emboscadas que han sufrido y que ha convertido en algo que debería ser extraño en normal. Los propios agentes ya han advertido del peligro que corren cada vez que reciben aviso por este tipo de salida. En esta semana la quema de contenedores se ha producido casi de forma diaria, tanto en zonas del extrarradio como en puntos del centro. Además del peligro que supone, también hay que tener en cuenta el coste económico que deben soportar las arcas municipales. La madrugada del 9 de enero se procedió a la quema de hasta 14 contenedores, días antes se habían estado produciendo más actos de este tipo en varias barriadas.Coordinación entre fuerzas de seguridad, sobre la mesa