Juan Ferrer fue el primero en ser condecorado. Una medalla con distintivo rojo que reconoce su valerosa acción tras casi perder la vida al tratar de detener a un ladrón
A más de uno se le puso un nudo en la garganta al escuchar pronunciar su nombre. Y a más de una también. Entre este segundo grupo se encontraba Lucía Pérez. “Es mi abuela”, informa el policía Juan Ferrer pasándole el brazo derecho, el único que tiene libre, por encima del hombro a la señora. Acababa de concluir el acto de casi una hora en que varios agentes, mandos y otras personas relacionadas directa o indirectamente con el Cuerpo Nacional de Policía en nuestra ciudad recibieran sus respectivas condecoraciones en reconocimiento a su trabajo. Un evento en el que la mayoría de las miradas se centraron en él. Transcurridos apenas dos o tres días desde que se jugara la vida al intentar detener a un ladrón que había robado en el Complejo Rural ‘Miguel de Luque’, ya todos sabían que su compañero y en muchos casos amigo Juan Ferrer sería el protagonista.
Él en ningún momento quiso sentirse como tal. Con los ojos vidriosos aturdidos por tantas sonrisas y apretones de manos, Ferrer no dejó de agradecer las cariñosas palabras de la mayoría de los presentes. “Es un momento muy emotivo, estoy muy contento. ¿Cómo me he sentido? No sé, no puedo explicarte, no hay palabras”, comentó el agente tras posar para la típica foto de familia con el resto de galardonados, el delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, el comandante general, Ramón Martín-Ambrosio, la presidenta en funciones, Rabea Mohamed, y el jefe superior, Pedro Luis Mélida. Fue este último en colocarle la medalla sobre su uniforme de gala. Pero él, más que en medallas o altos cargos tenía la mente puesta en los suyos.
Por eso no dejaba de alzar la mirada para localizar, entre los asistentes, a Susana. Con ella, su mujer, vive desde hace cinco años en el complejo rural en el que casi pierde la vida. Pero por fortuna no se sienten solos. Residiendo en las cabañas han ganado una familia ‘postiza’. “Lucía es ‘la abuela’, así la llamo cariñosamente, y a Conchi la considero una hermana pequeña”, explica refiriéndose a la viuda del fallecido Miguel de Luque y su suegra. “Él es quien me ha faltado, sé que de estar vivo habría estado a mi lado, habría disfrutado muchísimo y se habría alegrado por este reconocimiento más que nadie”, dijo Ferrer con la voz entrecortada y la mirada trazando una línea del suelo al cielo en referencia a quien durante muchos años fuera propietario del complejo rural.
Allá donde esté, Miguel de Luque no es el único que se alegra por él. “Esta distinción sí que es realmente merecida”, se escuchaba decir antes del acto a diferentes agentes y mandos policiales. Juan se sabe querido. Se lo demostraron las decenas de visitas que durante los primeros días de convalecencia vivió en la habitación 234 del hospital y se lo volvieron a demostrar ayer las sonrisas y palabras de todos los presentes en las Murallas Reales. “Me he sentido muy arropado”, confesaba Ferrer, “no solo por mis compañeros, sino en general por toda la ciudad, por toda Ceuta”.
Ferrer también habló sobre su recuperación. El rostro alegre y el andar erguido imprimían buenas vibraciones a pesar del brazo en cabestrillo y la cicatriz que, prácticamente, le recorre la mitad del cuello. “Va a ser un proceso largo, pero intentaremos que todo vaya bien según los plazos”, explicó, “lo único que puedo hacer ahora es esperar, continuar con las curas y tener mucha paciencia”. Hay que recordar que el trágico suceso ocurrió el sábado 15 de septiembre cuando Ferrer trató de detener a un ladrón que había accedido a la caja registradora del complejo ‘Miguel de Luque’. El agresor, armado con un cuchillo de grandes dimensiones, le propinó varias puñaladas graves, en especial una en la yugular, que fue la primera que sufrió cuando le atacó por la espalda, otra en la mano izquierda y una tercera junto a la costilla. El agente sabe que ha vuelto a nacer. Una vuelta al mundo que ayer se reconoció con el aplauso más sincero de cuantos resonaron en las Murallas Reales.
Lidia Mª León, el único rostro femenino entre los condecorados
Tras 15 años ejerciendo como jueza, once de los cuáles han transcurrido en el Juzgado de Ceuta, la magistrada granadina Lidia María León Chaparro fue también condecorada por su colaboración con el Cuerpo Nacional de Policía desde su ámbito de trabajo, el judicial. El delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez fue el encargado de imponerle la medalla. “Me siento muy agradecida y muy contenta”, dijo al término del acto la responsable judicial. Y es que, en el plano anecdótico, el de Lidia María León fue el único rostro femenino que figura en la foto de familia de los premiados. Este tipo de reconocimientos a profesionales judiciales son bastante habituales y muestran la estrecha colaboración entre estos y el CNP.
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