La fragata Almirante Juan de Borbón se exhibió ayer en el Muelle España y se abrió a todos los visitantes que quisieran conocer uno de los buques más modernos de la Armada.
Un reflejo de la “potencia industrial” española fue como la definió el comandante de la fragata, Benigno González-Aller Gross, durante su encuentro con el presidente de la Ciudad que tuvo lugar durante la mañana en el salón del trono del Palacio Autonómico. González-Aller concretó los motivos de la visita: compartir el Día de las Fuerzas Armadas y dar a conocer la fragata en una ciudad con especial vinculación a lo militar y “disfrutar de un privilegio como es recalar en este puerto de una ciudad entrañable que siempre nos da una gran acogida a las Fuerzas Armadas”.
El presidente de la Ciudad, Juan Jesús Vivas, hizo un repaso de las relaciones de Ceuta con el mar y la Armada. Unos “lazos ancestrales y unos vínculos extraordinariamente afectivos” sin los que la localidad separada por 14 kilómetros de mar no se hubiera podido entender.
El Almirante Juan de Borbón se pudo visitar ayer en horario de mañana y tarde, alrededor de cien personas lo hicieron en el primer turno. Antes de su partida hoy, el buque tendrá sus accesos abierto desde las 10.00 horas hasta las 13.00.
En la ronda de visita se puede ver las secciones principales del buque, con especial atención al sistema de combate Aegis, una importación de la armada estadounidense que sitúa a la fragata entre las más modernas tecnológicamente del mundo.
Las fragatas de la clase F-100, esta es la segunda en el orden de construcción de las cuatro existentes, son unidades especialmente diseñadas para la defensa aérea pero, como explicó el alferez de navío Pedro Costas, el buque está preparado para la lucha en superficie y la submarina. También son unidades que pueden intervenir de forma rápida, la F-104 intervino en los dos casos de secuestros de buques españoles en los asaltos de la piratería.
Con una dotación de unos 210 hombres, la fragata ha sido construida con especial atención a la calidad de vida de la marinería. Pasillos anchos, techos más altos de lo usual y, sobre todo, camarotes que se alejan de los viejos compartimentos que hacinaban decenas de hombres: “Ahora el máximo es que alberguen entre seis y ocho personas y tienen bastantes comodidades. El rendimiento en estas condiciones no tiene nada que ver con el que había antes”.
El cerebro del barco, donde se toman las órdenes de navegación y combate, está formado por 16 consolas en una disposición muy de ciencia-ficción donde se seccionan para controlar la guerra de superficie, aérea y también electrónica, que cada vez gana mayor relevancia. Entre tanta tecnología, un mazo asegura poder destruir los ordenadores en caso de abordaje.
El Almirante Juan de Borbón es un buque “muy agresivo”. Cuenta con un lanzador de misiles vertical y un montaje para el tiro contra barcos de unas cinco pulgadas. Tiene lanzamisiles contra la superficie Harpoon 4 en los laterales y cartuchos Chaff, unas contramedidas que proyectan virutas metálicas para confundir los sistemas electrónicos de un misil enemigo. Por último, para la lucha en las profundidades, también posee dos panales de torpedos con seis unidades cada uno. La visita al buque se cierra en el hangar, donde se posibilita la reparación y el mantenimiento de un helicóptero SH-60 B, del que la Armada dispone en las misiones donde el aparato es necesario.
La fragata `Almirante Juan de Borbón´ recala en Ceuta tras la realización de unos ejercicios en el Golfo de Cádiz y Mar de Alborán que forman parte de su calificación operativa. Esta calificación dura seis semanas y está dirigida por el equipo de evaluación de la Armada. El objetivo que se persigue consiste en lograr un incremento de su adiestramiento hasta conseguir la certificación como buque en alto nivel de disponibilidad y alistamiento. Tras obtener la certificación, el buque constituirá la principal contribución española al componente marítimo de la Fuerza de Respuesta Rápida de la OTAN, y la principal contribución de la Armada a la Fuerza Conjunta de Reacción Rápida nacional. España cuenta con cuatro fragatas de la clase F-100. La F-102 entra ahora en su fase de plena actividad tras el período de adiestramiento. Los cuatro buques se rotan en un ciclo de tres etapas por el que uno de los barcos se encuentra totalmente paralizado y realizando labores de mantenimiento y mejora, otros dos realizan operaciones de baja intensidad y media para mejorar el adiestramiento y apuntalar el buque y, por último, en la última fase está totalmente preparado para cualquier eventualidad que se pueda producir.
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