Por fin se vuelve a ver movimiento en las obras del puente de Arroyo Paneque, en Ceuta. Después de casi un año, en el que este periódico adelantó que las ejecuciones se paralizaron debido al alto coste del acero, los obreros han vuelto al lugar. Queda mucho tiempo para poder ver ese puente acabado y que los ciudadanos puedan disfrutarlo, pero al menos los operarios trabajan ya en el lugar para las actuaciones previas.
Con diferentes maquinarias, están realizando tareas sobre el terreno que son de vital importancia ya que las ejecuciones han permanecido muchos meses paralizadas y se ha sufrido un movimiento del terreno. En este sentido, se está trabajando para dar firmeza e ir más seguros con la continuación del puente cuando se reinicie esta actuación.
Llegar hasta este momento no ha sido fácil. En primera instancia, desde el Ejecutivo local se tuvo que realizar un proyecto de modificación debido a la dificultad del terreno, pero no fue el único hándicap con el que se han encontrado por el camino. La ejecución de la obra en sí, detallaron desde la Ciudad, no tenía problema alguno, pero debieron modificar el estudio de detalle de Arroyo Paneque que, pese a la preceptiva exposición pública y la aprobación por el Pleno de la Asamblea, recibió alegaciones presentadas por la Confederación Hidrográfica, que tuvieron que tenerlas en cuenta al objeto de cumplir con la normativa vigente.
El coste del acero fue uno de los problemas que llevó a paralizar las obras
Las alegaciones presentadas por la Confederación Hidrográfica fueron de hecho el “motivo principal” de realizar el Proyecto Modificado. Ese estudio ya está redactado y tramitado el expediente administrativo, con el objetivo de incorporar todas estas cuestiones sobrevenidas.
Ahora bien, durante la redacción del Proyecto Modificado de las obras acaeció un problema nacional que no es otro que la subida del precio del acero, un material predominante en las obras de Arroyo Paneque. Una situación que llevó, de nuevo, a no poder continuarlas. Es un puente metálico, en la que del total de los materiales el 52% es acero, y este material multiplicó su precio por 3 desde hace bastantes meses.
Asimismo, la última noticia que se ofreció por parte de la Ciudad la dio el consejero de Fomento, Alejandro Ramírez. El consejero resaltó que estaban trabajando en retirar el encargo a Tragsa porque rectificarlo dispararía su presupuesto para, con la cantidad que está por certificar, unos 7 millones, licitar lo que falta, que es casi todo salvo el pilotaje de uno de sus extremos.
El consejero de Fomento anunció que retiraría a Tragsa de los trabajos
Ramírez insistió en que la Consejería quería “jugar” con los tiempos y aprovechar los “meses” que tardará la administración en convocar y resolver el concurso con la confianza de que en ese tiempo el precio de los materiales vuelva a reducirse “y alguna empresa pueda concurrir y adjudicárselo”. Si no, la última vía pasaría por ir a un procedimiento de “negociado sin publicidad”.
En definitiva una y mil trabas a un proyecto que se vendió como la solución a todos los problemas de conexión de los vecinos del Otero y Grupo El Rocío, pero que pasa el tiempo y el poco movimiento en el lugar ha llevado al desespero de la vecindad.
A su vez los vecinos de la zona piden al Ejecutivo local que ahora que se ha empezado a ver obreros en el lugar, no se retiren como ya ha pasado en numerosas ocasiones. Además solicitan más limpieza en este lugar porque poco a poco para lo único que está sirviendo es para acumular basuras en sus alrededores.
Un proyecto para unir a dos barriadas
La inclusión en la red viaria de este puente urbano de Arroyo Paneque rodado y peatonal conllevaría una mejora de la comunicación de las barriadas a ambos lados de la vaguada con el Centro de Salud de Otero. Para su construcción se eligió una tipología de puente atirantado con mástil inclinado y en posición adelantada que permite una afección mínima de terrenos con interés arqueológico, ya que concentra la cimentación en el otro extremo.
Además, al no ubicar apenas elementos en la vaguada, la interferencia en futuros desarrollos urbanísticos, como prevé el planeamiento, queda minimizada.
De acuerdo con el proyecto, en el tronco del puente se dispone una calzada por sentido con carriles de 3,50 metros de ancho cada uno, sin arcenes; entre ambos lados se contempla una mediana de un metro de anchura; y en los lados exteriores del conjunto se establecen los itinerarios peatonales con espacio suficiente, no inferior a los 2,40 metros, para instalar aquellos elementos que sean necesarios. La idea es mantener un paisaje urbano singular y a establecer una imagen de conjunto con un elemento con suficiente presencia, como es el puente atirantado.