La sombra de la frontera del Tarajal, en toda la extensión de la palabra ha sido, desde luego, la noticia repetida del año.
Si finalizamos con atascos kilométricos a la espera de la apertura del Tarajal II, tampoco el inicio de funcionamiento del mismo ha supuesto un respiro para el comercio denominado atípico. Porque hasta con el Tarajal II se han producido muertes en el lado marroquí como consecuencia de las avalanchas que se producían para poder entrar lo más rápidamente posible.
Sin embargo, a medida que ha ido avanzando el año, el problema se ha complicado aún más. De los vehículos patera hasta el mismo Juan XXIII hemos pasado a la mezcla de vehículos patera y porteadores, todos queriendo salir por la frontera del Tarajal.
Y esperando una ciudad que se está apagando poco a poco, debido a que no se han tomado medidas adecuadas por parte de las autoridades. Empresarios y sindicatos han llegado a un principio de acuerdo, han efectuado una concentración y están recogiendo firmas porque entienden que Madrid no se está preocupando de un problema que está ahogando a nuestra ciudad.
Los políticos piden paciencia y unidad, dispuestos a luchar contra el fraude con el objetivo de que llegue el menor número de bultos hasta los polígonos y sus alrededores.
Tampoco podemos dejar de nombrar el conocido como ‘caso Emvicesa’, la mayor operación judicial que se ha producido en nuestra ciudad contra la posible venta de viviendas de VPO y que todavía mantiene en prisión desde hace más de diez meses a quien fuera el director gerente de la empresa municipal, Antonio López. Una operación que terminó también con la dimisión de dos integrantes del Gobierno del presidente Vivas y donde varias decenas de personas están investigadas en la causa.
