Este temporal ha supuesto la penúltima estocada para el Pabellón de Las Heras. Más de uno se estará frotando las manos cuando caiga lo poco que queda en pie de este bien protegido en Ceuta que se convirtió en bandera de defensa del patrimonio para Septem Nostra y que parecía estorbar en los planes oficiales para la construcción de la nueva casa cuartel de la Guardia Civil.
Lo último que reconoció su ‘dueño’, el Ministerio de Interior, es que no se iba a ejecutar ninguna actuación abogándose por tirar lo que queda en pie para construir otra infraestructura igual.
La asociación Septem Nostra ha perdido la cuenta de la de veces que ha reclamado que se adoptaran medidas para su protección, para evitar que se perdiera lo único que se salvó tras el derrumbe del cuartel con el fin de levantar allí la Comandancia.
“Es un ejemplo de desidia intencionada, se ha dejado morir”, denuncia su presidente, José Manuel Pérez Rivera, en declaraciones a este periódico. A punto de derrumbarse y quedar en ruina, amenaza ya con presentar un estado irreversible en donde cualquier acción restauradora carece de efectividad.
“Es una perversión absoluta”, advierte Pérez Rivera, que aplica una comparación sencilla. Si un ciudadano comete cualquier infracción será sancionado y, de ser grave, podría terminar en la cárcel. ¿Pero qué sucede cuando es la propia administración la que no cumple? Con el Pabellón de las Heras se está ante un claro ejemplo. “La propia administración da un ejemplo malo en el cuidado del patrimonio”.
Septem Nostra no olvida el grado de responsabilidad que tiene el Ministerio del Interior como dueño del edificio y señala a la Ciudad Autónoma como cómplice de esa inacción. El primero no puede “alegar desconocimiento” porque se han publicado cuantiosos artículos exponiendo la necesidad de protección para este pabellón. Además, figura en el catálogo protegido de bienes incluido en el Plan General que contempla dos niveles de protección. El nivel 1 es de protección integral y el 2 es estructural.
"Este es un ejemplo de desidia intencionada porque se ha dejado morir"
El Pabellón de las Heras tiene nivel 1 y por tanto el Ministerio está obligado a mantener el edificio por dentro y fuera sin tener margen de maniobra para hacer cambios. Evidentemente no cumple con nada de lo que legalmente debe. Fuentes oficiales insistieron a este periódico en que el nivel es el 2 y que por ello sí que se permitiría hacer una actuación en el lugar.
“La Ciudad es cómplice de lo que ha pasado”, advierte Pérez Rivera, que considera este caso como un “mal precedente y un mal ejemplo para otros edificios” a los que se les deja morir sin intervención o queja. La técnica es sencilla, no se les cuida, no se les protege y el paso del tiempo hace tanto daño que terminan entrando en ruina técnica.
Con el Pabellón de las Heras se ha hecho oídos sordos ante las advertencias de degradación y así, poco a poco, ha ido perdiendo su estructura.
Este 2023 Interior quería iniciar los trabajos de construcción de la Comandancia de la Guardia Civil en este mismo solar, contando con un presupuesto de 11 millones y viéndose en la obligación de respetar el pabellón. Visto su estado, el Ministerio no se esconde y optará por echarlo abajo.
El último temporal de viento y las lluvias no han hecho sino sumar otro grado más en el avance hacia ese desplome como si se estuviera escribiendo año tras año la crónica de su adiós.
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