La empatía se relaciona con la capacidad para compartir y comprender los sentimientos de otras personas, lo que implica tener una habilidad especial para ver las cosas desde una perspectiva ajena a la personal, se puede definir como la habilidad para comprender las emociones y sentimientos ajenos, incluso cuando estos sean negativos. Según la definición de la Real Academia Española, la empatía es un “sentimiento de identificación” o “la capacidad para identificarse con otra persona y compartir lo que siente”. De ahí que el significado de empatía también se asocie con la inteligencia emocional. Según el psicólogo Peter Fonagy, la empatía es “lo que podemos sentir por una persona basándonos en nuestra capacidad de imaginar lo que la otra persona está sintiendo.” Sin embargo, esa imaginación de lo que siente la otra persona y que nos provoca la empatía no es más que la capacidad de mentalización. Lo contrario de la empatía es la ecpatía, definida como un proceso mental voluntario de exclusión de sentimientos, actitudes, pensamientos y motivaciones inducidas por otro, significa "sin sentimientos". Describe una actitud de indiferencia, falta de sentimientos o falta de capacidad para sentir alegría, compasión o tristeza por alguien o algo.
Cualquier persona dedicada a la política debería pasar un filtro mental para conocer su grado de empatía ya que a lo largo de su carrera se va a encontrar con personas que van a disentir de sus planteamientos políticos y por eso no van a ser calificados como seres despreciables. Eso no quiere decir que hay que ser simpático superficialmente con todo el mundo. Pero habrá circunstancias en la vida que le harán tener que ser mucho más conciliadores con personas que por ejemplo, opinen de forma diferente o teniendo una desgracia tengan la necesidad de ser ayudadas, aun cuando políticamente sea negativo para los intereses del político.
"La indignación de los protagonistas de la tragedia llevó al cobarde presidente a huir de ese escenario dejando a los Reyes solos"
El caso reciente de la gota fría sobre la región valenciana ha dado diferentes muestras de ese comportamiento. El presidente del gobierno nacional ha permitido que la gran tragedia acaecida la gestione el presidente de la comunidad valenciana sin los medios necesarios para ello, porque sabiendo que no podía doblegarla, le convenía al tal Sánchez que eso ocurriera con tal de tener réditos políticos. La respuesta a tamaña actitud la recibió Sánchez en su visita a Paiporta acompañando a los Reyes. La indignación de los protagonistas de la tragedia llevó al cobarde presidente a huir de ese escenario dejando a los Reyes solos que no se acobardaron demostrando en ese momento una gran empatía ,al compartir sus vivencias con los desgraciados que sufrieron la pérdida de sus casas, su empleo, sus víveres y algunos, sus familiares. El Rey, no posee una gran empatía, simplemente intenta estar en el momento adecuado en el sitio adecuado, pero no siempre lo consigue, la ausencia en París en la apertura de la maravillosa Notre Dame, con todo lo que para un Rey católico y tradicional significa, cuando era depositario de una invitación personal del Jefe del Estado de Francia, no hay Pedro Sánchez que lo pare.
La ecpatía del presidente se agravó al pronunciar en un discurso de los suyos la temida frase: “Si queréis más me lo pedís” dejando tirados a miles de sus ciudadanos falleciendo por esta causa, 222 personas. No solo con esa frase que debería servir para encausarle, demostró el nulo aprecio que debería haber tenido por todos los que han sufrido esa desgracia además la remató con sus peticiones a la oposición mediante la no aprobación de los presupuestos generales del estado si no eran apoyados por la oposición so pena de quedarse sin ayuda para subsanar la tragedia.
Si repasamos los miembros del Consejo de Ministros veremos que es difícil encontrar una persona agradable, aun cuando con ideas diferentes, es un club antipático, no querido, ni siquiera por su militancia que espera que perdure porque con las habichuelas no se juega. La única miembro del gobierno que está permanentemente, aun cuando superficialmente, riéndose a causa de su inanidad es la tal Yolanda Díaz, comunista aunque no sepa que es el comunismo y que cada vez que abre la boca, es para echarse a temblar, de pena, de indignación y de vergüenza y eso sí, no habla más que de crear impuestos para su clase trabajadora y sobre todo, limpiar el sudor de su presidente.
En este club siniestro de consejo de ministros a uno se le ocurre que hay que hacer desaparecer la Fiesta Nacional, y se dedica a dar premios a todos los que dicen que hay que proteger a los animales cuando no hay animal más protegido, salvando los del consejo de ministros, que el toro. El de exteriores, que cuando habla de occidente tiene la mirada puesta en oriente y viceversa, tampoco aclara cuales son nuestros potenciales enemigos, aun cuando todo el mundo sabe que es Marruecos y allende los mares, el transportista Maduro, pero ni siquiera con kilogramos de empatía las relaciones exteriores se comprenden. Y que me dicen de la siniestra dama de Sanidad que quiere destruir Muface, la Mutualidad de funcionarios que ha funcionado correctamente hasta la llegada del tal Sánchez, ¿puede decirse que ella es del agrado del millón y medio de funcionarios que van a tener que ir deprisa y corriendo a la Seguridad Social con lo que todo ello acarrea?
"La ministro, de muy malas maneras, les dijo que eso se lo echasen en cara a sus propios alcaldes, que son los que marcan las prioridades"
Las estructuras anatómicas del ministro de Transportes y del tal Contreras, uno dentro y otro fuera del club gubernamental pero con poderes éste último para dialogar con el fugado y chantajista de Waterloo, tampoco ayudan a hacer la primera comunión. Pero que me dicen de los tres últimos ligados al club de la ecpatía, la tal Ribera, comisaria de la UE por la desgracia de tener a Feijóo al frente del PP y la peor ministra de energía que ha tenido España, destruyendo presas, y centrales nucleares y responsable en gran medida de la ausencia de obras hidráulicas en el barranco del Poyo y que hubiera podido reducir la fuerza de la avalancha destructora y por la que , si España fuera un país con un Estado donde funcionaran los contrapoderes tendría que ir a la cárcel en lugar de ser nombrada vicepresidente de la UE, después de ,cobardemente, renunciar a sus principios sobre lo maligna que es la energía atómica dentro de la magistratura nefasta de la tal Von der Leyen.
O del tal Marlaska, embrión de buen juez que por beber de las aguas de la ambición hace todo lo que le manda el Felón destruyendo toda su labor anterior y ensañándose con personajes de infinita más valía que él, como el coronel Pérez de los Cobos al que no asciende a general por pura venganza, ya que este general potencial ha sabido honrar la tarea para la que fue denominado como guardián de los secretos del sumario en un procedimiento.
Y de juez en juez o si lo prefieren de magistrado en magistrado que me dicen de la empatía que a raudales derrocha la tal Margarita, ministro de Defensa, aunque todavía no se lo crea, que se levanta una mañana y es capaz de ordenar que unos civiles no coman en un establecimiento militar porque un valiente le ha filtrado, que en la época de Franco desfilaban por la Castellana. Menuda es ella. Y si va a Valencia, donde hay desplegados casi 8.500 militares trabajando en labores de reconstrucción, se pone un chaquetón militar que no le corresponde y visita varias localidades pero cuando se le ocurre ir a Paiporta, la increpan hasta la saciedad porque se dedica a abroncar a los paiportenses, como se demuestra en un vídeo grabado chillando a una vecina a pesar de que un teniente coronel de la UME retiró de un manotazo el teléfono de uno de los ciudadanos que grababan e increpaban a Robles mientras le dice "¿no crees que ya es suficiente?. La tal Robles escudó el retraso en las labores de limpieza de los garajes públicos abroncando a gritos a varios ciudadanos afectados que le recriminaban que el aparcamiento privado en el que tenían sus vehículos todavía continuase inundado más de veinte días después de la riada. La ministro, de muy malas maneras, les dijo que eso se lo echasen en cara a sus propios alcaldes, que son los que marcan las prioridades y que la responsabilidad de jerarquizar el orden corresponde a los alcaldes y no a ella. Así, a la pregunta de un ciudadano «quién tiene entonces la responsabilidad» ella, con su habitual ecpatía respondió «Los alcaldes y el Cecopi». Le preguntan entonces si es que los alcaldes han decidido que no se limpien los garajes privados, y la ministra le responde que «primero los garajes públicos, y luego los privados». Una vecina le pregunta que entonces «a qué viene aquí», y contesta: «Los militares están trabajando, y te digo, quien tiene que dar las instrucciones que no somos nosotros, subsidiariamente. Yo no tengo la culpa». Empatía a raudales. Así no puede tener novio, lo máximo un perro o un gato, y no sé yo.
"El único miembro del gobierno que parece tener más empatía es la modelo Yolanda, que decir de su sempiterna sonrisa, nació riéndose y con los ojos semicerrados y así continúa"
Después de la pérdida de 222 ciudadanos y la desaparición de cuatro, el gobierno valenciano ante la actitud de las autoridades nacionales ha manifestado: «Carecen de la empatía, la solidaridad y la comprensión que se requieren ahora mismo por parte de la Administración Central con los ciudadanos que han sufrido las desastrosas consecuencias del temporal», y en particular la actitud de la tal Robles señalando que estos episodios pueden «ahondar más en el distanciamiento entre las instituciones y la ciudadanía», y tiene una mayor gravedad, al ser Robles la «responsable política del ejército español, elemento clave y fundamental en el proceso de reconstrucción».
El único miembro del gobierno que parece tener más empatía es la modelo Yolanda, que decir de su sempiterna sonrisa, nació riéndose y con los ojos semicerrados y así continúa, cambiándose desde que es ministra cada día de modelo. Claro que esa empatía desaparece cuando aparece siempre castigando al pobre trabajador y al desagradecido empresario, manifestando, eso sí con su eterna sonrisa, que todo lo hace por su bien, aunque sean gansadas una tras otra, que como de costumbre hacen al empresario y al trabajador temblar. Como aparte de la peluquería y pensar en el modelo a vestir tiene poco que hacer, solo se le ocurren “ideícas”. La penúltima a costa del cambio climático, cambio que no se produce por ahora y que según mi saber y entender conduciría a que en invierno haga calor y en verano frío. Bueno pues a la buena señora se le ha ocurrido la idea podemita, el derecho climático del trabajador, mediante el cual los trabajadores tendrán cuatro días de asueto a cargo de la empresa en el caso de que , por causa del cambio climático, venga una gota fría. O sea que cuando llueva algo más de lo normal los trabajadores de la empresa se pueden ir a las playas canarias. Además, como espera que esta luminosa idea prospere por el mundo mundial, considera que debe ser incluida en el supremo derecho de los trabajadores, que es el de trabajar. ¿Alguien da más? Y en el racimo de ideas sostiene que las ayudas a las personas que han perdido el coche en la tragedia valenciana podrán recibir subvenciones en el caso de que compren uno eléctrico. Para mí que hasta con esta perla se me ha ido la empatía.