Ninguna economía está proyectada para gastar sin límites, ni la economía familiar porque no habría descendencia suficiente para seguir endeudándose, ni la de empresa privada, ni siquiera en las grandes empresas podrían endeudarse perpetuamente, solo el Estado permanece y es capaz, a veces insensato él, de endeudarse mediante la deuda publica perpetua. Así se pueden financiar guerras, largas depresiones, pero en algún momento hay que comenzar el crecimiento y pagar las deudas. Eso es lo que ocurre con la economía de cualquier país, cuando tiene graves problemas se endeuda excepcionalmente y esas deudas serán pagadas por las generaciones venideras, es la deuda pública que dejamos a nuestros herederos por circunstancias extraordinarias. Lo que no tiene lógica es endeudarse por tener que financiar gastos corrientes , transferencias como subvenciones o por incrementos de personal. En la empresa privada pasa exactamente igual, puedes gastar hasta que los créditos soporten la deuda, no más. ¿Por qué el Estado se atreve a endeudarse mucho más de lo que presupuestariamente puede,? sencillamente porque abusa de un crédito que pagarán otros, otros y otros…, por ello es necesario en el caso de la necesidad de endeudamiento, calibrar la calidad del gasto y la cantidad del gasto, en caso contrario estaremos exigiendo un esfuerzo inútil.
El sector público comandado por el desarrollo de los Presupuestos Generales del Estado, unido a las políticas económicas del Gobierno, tendentes a ceñirse al crecimiento previsto dan como resultado al finalizar el ejercicio, un porcentaje de superávit o déficit presupuestario y otro de deuda pública que se proyectan en el sector privado con una tasa de empleo, que debe ser la mayor posible. El resultado cristaliza en el aumento o disminución del Producto Interior Bruto.
La situación especial debida a la pandemia en que nos encontramos, permite dibujar un panorama nada halagüeño y dependiendo de la prolongación del estado de alarma o de las medidas que puedan tomar legalmente las comunidades autónomas para poder limitar horarios en los comercios, empresas y en el sector servicios, tendremos unos coeficientes u otros. Lo que ya está claro es que no habrá una vuelta rápida a la normalidad ya que es improbable erradicar la pandemia a corto plazo y en el improbable caso de que esto sucediera, la apertura de las fronteras exteriores podría conllevar la entrada de personas infectadas, pero todavía en periodo de incubación.
No es necesario señalar por obvio, que cuanto mayor sea el periodo de cierre de la actividad económica peores serán los datos de crecimiento, déficit, deuda y PIB .El último informe del Banco de España indica, en el peor de los escenarios posibles unos datos que califico de optimistas, porque considera excesivamente beatífico el maná procedente de Bruselas: una tasa de paro que al final de año 2020 sitúa en el 21,7 % ,el PIB desciende hasta el -13,6 %, el déficit presupuestario situado en el 11% sobre el PIB y la deuda pública que asciende a niveles nunca vistos , el 122, 3 % sobre PIB, lo que hace que el consumo (-12%) y la inversión( en bienes de equipo-57,4%) caigan estrepitosamente. Como lo que importa es la tendencia , en este año 2021 los coeficientes previstos no se alejan mucho del desgraciado año anterior, por lo que a fin de año previsiblemente nos encontraremos con una tasa de paro del 19,9% , un déficit del 5,2 % sobre el PIB, una deuda que no se puede ya rebajar fácilmente del 120,3% sobre el PIB, sin embargo se prevé un ligero aumento del consumo(3,4%) y de la inversión( en bienes de equipo, 4,9%) con lo que el PIB se sitúa en el 5,5.Lógicamente la pérdida de rentas en las familias y en las empresas tiende a reducir su capacidad en consumo e inversión a corto y medio plazo, además de posponer decisiones de gasto a todos los niveles. Así este año la inversión en vivienda puede caer hasta un 13 % y el año próximo repuntaría hasta un 5 %.
El déficit presupuestario debido en parte a las trasferencias que el Estado realiza a las autonomías, las ayudas directas a familias y empresas, y la recaudación perdida por impuestos como el IRPF (debido a los ERTE, despidos,..), el IVA (por la caída del consumo) y Sociedades (por menor beneficio de las empresas), pueden aumentar el déficit de los 50.000 millones de euros hasta los 100.000, teniendo que financiarse vía deuda pública, aumentando la deuda hasta el 122% En los años de bonanza no se ha hecho nada por disminuir el peso de la misma. “Nos ha pillado endeudados y ahora que necesitamos gastar no tenemos recursos”, dicen los “monclovitas”. El Estado debería verse obligado a realizar recortes de gasto público, sobre todo en subvenciones, la alternativa es la subida de impuestos, una decisión totalmente contraproducente, pero que al parecer es la preferida por el gobierno. Lo que necesita la economía son estímulos fiscales, reducción del IRPF, del IVA y de los Impuestos Especiales , que en los hidrocarburos , suponen más de la mitad del precio.
La deuda pública es el gran problema a medio plazo a pesar de ser inferior a la deuda pública francesa o italiana (156 % sobre el PIB), ya que está en condiciones más graves por el bajo nivel de empleo. La población trabajadora y la eficiencia de las políticas presupuestarias condicionan este coeficiente. Pero no veo que las políticas fiscales de aumento del gasto en personal e incremento de la administración pública con la cantidad de organismos a veces multiplicados por diecisiete, en estas condiciones de poco empleo, unido a políticas tributarias de incremento de impuestos sin un estudio profundo de en cuales se debe incidir y en cuales no, sino de un incremento integral de los mismos con el solo afán recaudatorio, vaya en modo alguno a reducir el déficit presupuestario ni el tamaño de la deuda , lo que comportará una reducción en el crecimiento de la actividad económica y como consecuencia una disminución del PIB.
En cuanto al mercado laboral, la cantidad de trabajadores con un ERTE (expediente de regularización temporal de empleo, que supone paralización del contrato mientras el trabajador cobra el paro) pronostica la destrucción de cientos de miles de empleos. Actualmente la tasa de paro se sitúa en el 13,8% por lo que hay que mantener en lo posible el empleo para que la recuperación pueda realizarse cuanto antes, pero para eso el Gobierno tiene que huir de las incertidumbres que muestra cada vez que se enfrenta a un problema, en unos casos traslada su solución a las CC.AA y en otros a la Justicia, dilatando una y otra vez la solución de los problemas. Es el resultado de no tener gobierno o lo que es peor uno que obstruye permanentemente la solución de los problemas diarios. Las incertidumbres gubernamentales tanto a nivel nacional como autonómico, son una verdadera traba a la iniciativa laboral.
Si a esto añadimos que la gran banca española ha cerrado 2.020 con pérdidas millonarias de 5.535 millones de euros frente a los 13.600 millones de beneficios del ejercicio anterior, y los bancos según el BCE, solo han provisionado el 30% de lo que deberían y los grandes bancos han dicho que ya han hecho sus deberes, mientras los créditos en vigilancia especial en dudoso y en moroso no dejan de subir, las expectativas no pueden ser esperanzadoras, en contra de lo que ha manifestado el Maniquí en Bruselas “ estamos en plena recuperación y avanzando”.
El optimismo, en mi opinión, de los datos del BE no se justifica si leemos el informe de la AIRef que acompaña al plan de Recuperación y Resiliencias Varias que Sánchez presentó , que incluye teóricamente “Fondos Next Generation UE” de los que espera recibir este año y el 2023, 72.000 millones de euros, en forma de Subvenciones ”gratis total” que repartirá entre sus amigos porque no se espera que solicite el resto hasta 140.000 m.e. en forma de créditos basados en proyectos. El plan se ha mantenido en secreto hasta después del 4M. “Más allá de las líneas estratégicas descritas en el documento “España puede” no se conocen ni el detalle de los proyectos aprobados, ni los plazos de ejecución ni el contenido de las reformas estructurales que acompañarán al Plan en áreas nucleares para el crecimiento económico como el mercado de trabajo, el sistema de pensiones o la reforma tributaria”, según firma Cristina Herrero, Presidente de la AIRef, en su informe preceptivo para Bruselas, y que acompaña al citado Plan. Las estimaciones del Ejecutivo no se apoyan en datos fiables por lo que la Presidente de la Airef, considera de imposible respaldo. El ejecutivo descarta poner en marcha medidas de recorte del gasto público y tanto pensiones como sueldo de funcionarios subirán con el IPC hasta el 2024 (posibles elecciones generales) y lo financiará con una subida desmesurada de impuestos. Lo necesario para hundir la economía. Mientras Bruselas, dice que ayudará a España:”Next Generation UE contribuirá a la recuperación del país a través de proyectos vinculados a la transición ecológica y digital, la cohesión y la igualdad de género”, otra vez más molinillos, y más idiotez, ¿así convertiremos en competitiva nuestra economía? Nada tiene que ver con los verdaderos problemas de la economía española: crear empleo, crecer con fuerza y ser atractivos para las inversiones extranjeras y una reforma fiscal que no ahogue a los autónomos ni a los pequeños empresarios, abordar la quiebra de la S .Social, una reforma laboral y una reforma del gasto público con una revisión del estado autonómico y suprimiendo las organismos y empresas públicas ineficientes y multiplicadas. Un estado moderno reducido y eficiente tecnológicamente dotado. Lo ido y venido de Bruselas, por ahora, es puro humo.
En general el panorama es desolador, en España, la economía entrará en recesión y se perderán más de un millón de empleos. El FMI asegura que a nivel global podríamos vivir una situación similar a la producida en 2008 o incluso peor, aunque apunta a que al ser un shock coyuntural la recuperación puede ser más rápida. El año actual puede ser el peor en términos económicos de toda la democracia. La actividad va entrar en recesión de forma clara. Lo dicho tantas veces, el peor presidente, el peor gobierno en el peor momento. De nuevo España.
la primera medida: renunciar a todo o parte del sueldo como ha hecho en Italia el señor Draghi. La segunda medida ofrecer ideas y soluciones. Lo demás pertenece al mundo de los forenses que solo actúan cuando ven el cadaver.