La empresa Dulcinea Nutrición ha cumplido su promesa de solventar los pagos pendientes del mes de julio que mantenía con los trabajadores del servicio de comidas del CETI. El pago se hizo el pasado viernes, pero sigue sin resolver las carencias que existen en los menús que cada día se tienen que configurar para los residentes.
Son los mismos trabajadores los que reconocen que para esta semana tampoco podrán comprar ni pollo ni ternera, teniendo que volver a ofrecer sólo “frituras y hamburguesas”, admitiendo que no es una comida rica en nutrientes, sino la más económica con lo que van obteniendo de la empresa.
Esta situación les hace pensar, de nuevo, que la situación económica por la que está pasando la empresa no ha mejorado y no descartan volver a tener problemas de impagos cuando se deba abonar la nómina de este mes.
Por el momento son los representantes sindicales los que están en contacto con la Delegación del Gobierno, después de la concentración organizada el pasado lunes, 19 de agosto, que facilitó el compromiso de Dulcinea Nutrición para cumplir con los pagos pendientes que mantenía.
Sin embargo, insisten en que la comunicación con la empresa se ha perdido en su totalidad, “no hablan con nadie”, reconocía una de las empleadas, advirtiendo que los menús siguen sin cumplir lo establecido en el pliego de condiciones del contrato que se le adjudicó en su día para dar el servicio de comidas en el CETI.
La semana pasada denunciaban ante los medios carencias tan básicas como de agua para los niños que conviven con sus familias en el centro o la nula posibilidad de incluir la carne en los menús diarios, acudiendo a alimentos ultraprocesados, así como de arroz y pasta para poder estirar la escasa asignación económica que reciben, de manera puntual, por parte de la empresa concesionaria.
“Van ingresando mil euros, dos mil euros, y con eso el encargado debe de hacer malabares para poderles dar de comer a los inmigrantes, pero no en las condiciones en las que deberían de comer”, criticaba una de las cocineras del servicio. Esta situación no sólo ha despertado las quejas de los trabajadores, quienes están advirtiendo de lo que ocurre, sino que también ha generado malestar entre los residentes del CETI, quienes ya llevan tiempo percibiendo que algo no está bien con el servicio de comida.
Sin embargo, son quejas que se expresan a los mismos empleados, que además deben de soportar las constantes críticas por la alimentación recibida, cuando son los primeros que piden que se ponga una solución a este problema.
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