“Duele trabajar donde murió mi madre”

El fallecimiento de las dos porteadoras en la avalancha humana del 25 de mayo de 2009 aún es una herida abierta para sus familiares. El hijo de Zohra Boughdaya gira la cara al pasar junto a la escalera por la que se precipitó la fila de mujeres.

El peculiar comercio del Tarajal discurría hace años por las colinas entre Ceuta y Castillejos, cuando el actual puente del Biutz era aún un proyecto. Mohamed Aouzlat, desde que tenía siete años, acompañaba a su madre cada mañana hasta el perímetro fronterizo donde ella recogía la mercancía que con posterioridad vendía en el zoco o a un empresario de la zona encargado de su distribución. Zohra Boughdaya, quien no tenía a nadie con quien dejar a su pequeño mientras trabajaba,  es una de las dos porteadoras que murieron aplastadas en la avalancha ocurrida el 25 de mayo de 2009 en el polígono.
Más de 20 años después, Mohamed es quien trabaja esporádicamente trasladando fardos a la ladera donde son recibidos por los transportistas. Una hilera de personas encorvadas que cargan los ingresos de sus familias. “De lunes a jueves, cuando funcionan las naves, me levanto a las 4.00 horas y me marcho a la frontera”, narra el joven señalando en dirección a Ceuta; “pero madrugar no me asegura que ese día trabaje porque somos muchas personas y todos queremos pasar más de un bulto”. Por un viaje se embolsa cinco euros, pero en un mañana y con suerte puede entregar hasta dos, un jornal al que resta unos dos euros por gastos de transporte, calcula. Una retribución ajustada “para vivir al día” y con la que resolver los impagos de las facturas, lamenta.
“Duele trabajar donde murió mi madre”, desvela mientras sorbe un refresco mezclado con menta. Procura girar la cara cuando pasa junto a las escaleras por las que Zohra y Bossra El Meriouti, la porteadora de Tetuán que también perdió la vida el fatídico 25 de mayo de 2009, cayeron en cascada junto al resto de sus compañeras de fila. “Ese tramo de peldaños ahora está cerrado”, asegura Mohamed, quien sostiene que ese paso nunca estuvo habilitado para las porteadoras hasta aquel día debido a la peligrosidad que entraña su descenso portando la mercancía adosada al cuerpo. “Culpo a la Policía de España porque era el primer día que se abría la escalera”, sentencia el marroquí aún con rencor.
Las testificales aportadas por los testigos del trágico suceso no permiten encontrar un culpable de estas muertes y tan sólo arroja una conclusión relativa a cuestionar la permisividad mostrada por ambos países a la hora de mantener vivo un paso de mercancías que era frecuentado, según el informe interno realizado por la Jefatura Superior de Policía, por más de 6.000 personas. Mientras la responsable del juzgado número 6, encargado de la instrucción de las diligencias previas 362/09, decide el punto y final de este caso, queda clara la imposibilidad de concretar la implicación de persona física alguna en el fallecimiento de estas dos mujeres.
La asociación de comerciantes del polígono del Tarajal, ante la imposibilidad de reunir la cantidad necesaria para la repatriación de los restos mortales de ambas mujeres al reino alauí, cedió la recaudación a las familias, unos 2.500 euros por cada una de ellas, estima Mohamed, aunque desconoce si tiene la posibilidad de percibir una indemnización por un accidente mortal sucedido mientras trabajaba. En cuanto a recibir una ayuda económica en Marruecos, él mismo lo descarta.
Contrajo matrimonio dos meses después de esta pérdida irreparable y ahora espera su primer bebé que nacerá en julio, “pero sólo dios sabe si es niño o niña”, dice. “Me hubiese gustado que mi madre compartiera esta alegría con nosotros”, confiesa el hijo de Zohra de camino al cementerio de Ghatas, uno de los existentes en Castillejos. Su madre pudo conocer a Mariam en la pedida de mano, apostilla Mohamed, “pero noté su ausencia en la boda”. En la actualidad, la pareja reside en el domicilio de la difunta, en el popular barrio de la Condesa, el lugar en el que se desarrolló el velatorio de la porteadora.
El único descendiende varón de Zohra, quien sólo tiene una hermana, repasó el álbum fotográfico que conserva en su habitación. Entre otras instantáneas, una de ellas tomada un año antes de su fallecimiento en Marina Smir, aparece una hecha en una playa cercana a Castillejos en la que posa con los pequeños de la casa.
Dos o tres niños aguardan con garrafas de agua a los familiares que acuden a visitar a los difuntos en el camposanto. Vierten su contenido sobre el montículo de tierra cercado por piedras en el que descansa Zohra y del que ya han comenzando a brotar algunas matas. Sin grandes ornamentos ni elementos decorativos, la fosa manifiesta la humildad de una familia que pudo ver satisfecho su deseo de enterrar a la mujer en su tierra gracias a la solidaridad de la Ciudad Autónoma que financió el regreso de los cuerpos al país vecino.
“Todos los días me acuerdo de ella, nunca caerá en el olvido”, declara mientras observa la tumba de su progenitora. Los jueves y viernes son los días elegidos para rendir respeto a los seres queridos que ya no se encuentran en este mundo. “La tradición dice que en estos dos días, los difuntos bajan del cielo hasta sus tumbas para ver a los familiares que acuden hasta su fosa”, relata inclinado sobre la tierra húmeda. Pronto visitará a Zohra con su nieto.

Cronología de un accidente anunciado.

25 de mayo de 2009. Aplastadas por la muchedumbre: Una avalancha provocada por unas 200 personas, todas mujeres, ocasionó la muerte de las dos porteadoras. Sus cuerpos quedaron tendidos en las escaleras de 10 metros de longitud que comunican los polígonos de la Chimenea y Alborán y que conducen al puente del Biutz, ubicado a unos 250 metros. El 061 tuvo que atender a 70 personas.

28 de mayo de 2009. Repatriación de cuerpos: El Gobierno de la Ciudad Autónoma asume por “razones humanitarias” el coste de la repatriación de las dos mujeres marroquíes a su país de origen ante los retrasos continuados en el transporte de los restos mortales a sus localidades y a partir del incumplimiento de las promesas de desembolso por parte de otras entidades.

Junio de 2009. Planificación en el Tarajal: La Delegación del Gobierno diseña un nuevo sistema de planificación en el Tarajal con un límite de bultos, pesos así como de porteadores que circulan por calles determinadas. La protesta inicial de los comerciantes se sofoca tras varios encuentros que reunieron a las administraciones y los empresarios, quienes propusieron un plan alternativo del que se admitieron varias recomendaciones. La Ciudad Autónoma establece los horarios de acceso y potencia la señalización en este área comercial.

Diciembre de 2009. Personación de CCOO: La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta dicta un auto demoledor, contra el que no cabe recurso alguno, que revocó la decisión negativa del juzgado y permite que el sindicato CCOO pueda ejercer de acusación además de tener acceso a todos los pasos que se vayan dando al respecto para esclarecer lo que  sucedió en la fatídica jornada del pasado 25 de mayo.

Abril de 2010. El sumario del caso: A falta del pronunciamiento final de la responsable del juzgado número 6, quien se encarga de la instrucción de las digiligencias previas 362/09, lo que queda claro del grueso de testificales producidas es que no se puede concluir la identidad de las personas que pudieron estar detrás de la avalancha. Asimismo se deja constancia de la labor policial, elogiada desde todos los ámbitos aunque el número de policías era insuficiente para las 6.000 personas en la zona. No obstante, entre los testimonios figura la presencia de “ jóvenes que incitaban a romper las colas” de porteadoras.