Charif Abdeselam Ahmed cumple hoy 55 años. Su aniversario más amargo. Hace una semana le llegó una carta con aviso de desahucio para él y su familia (mujer y dos hijos de 16 y 14 años) después de haber agotado diferentes vías y encontrarse desesperado con un sueldo que no alcanza los 1.000 euros y su mujer en paro desde hace más de dos años. Esta familia de Ceuta no sabe bien lo que va a hacer a partir de que se ejecute el desahucio previsto para hoy viernes mismo. En 2019 adquirieron una vivienda en la Avenida Reyes Católicos bajo el formato de alquiler con opción a compra y apunta que la inmobiliaria les cobró 4.000 euros –de los 18.000 que pagaron con un préstamo- y que en principio esperaban haber revertido en el alquiler mensual de 650 euros.
Por recomendación legal, tras haber pagado 30 meses, dejaron de abonar el alquiler poco ante la imposibilidad de hacer frente a los gastos. En un principio recibieron un aviso de desahucio para el 21 de septiembre, por lo que este empleado de Tragsa en festivos y fines de semana barajaba seguir reclamando un alquiler social –asegura que lleva años realizando trámites sin respuesta- a la Empresa Municipal de Vivienda de Ceuta (Emvicesa).
Según este ceutí, la respuesta que se ofrece desde la sociedad es que todo está pendiente de que el Gobierno reúna a la Comisión Local de Vivienda que es la que evalúa los criterios y dictamina los que son merecedores de dichos alquileres sociales. Asimismo, también ha sido atendido por Servicios Sociales.
“Yo fui uno a los que le dieron una vivienda en la ‘lista fantasma’ de VPO de Loma Colmenar pero como al final las suspendieron por aquel problema nos quedamos sin esa opción”, apunta este vecino que encara uno de los momentos más difíciles de su vida en el momento que cumple 55 años.
“El problema es que cualquier casa de alquiler piden dos meses de anticipo y unos precios que en nuestra situación no podemos afrontar”, argumenta. “No tenemos a dónde ir”, apunta Abdeselam, que afirma contar con familia en la ciudad pero también en distintas situaciones precarias que no le permiten alojarlos en unas condiciones normales.
A esto se une que tiene dos niños estudiando en el ‘Puertas del Campo’, que han sacado buenas notas y están llevando una carrera muy positiva en el instituto. “Siento que les estoy fallando al no poder arreglar este problema”, concluye.
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