Nunca asistí a sus clases, porque cuando vine destinado al entonces Instituto Hispano-Marroquí, ya hacía unos años que yo había terminado el bachillerato, pero ello no obsta para que me considere alumno suyo, porque ha sido mucho lo que me enseñó. Me lo presentó Manolo Ramírez - secretario de la Asociación de Antiguos Alumnos de aquel centro y posteriormente Catedrático de Universidad, ceutí eminente y también
fallecido este mismo año - cuando yo, con mi título de Licenciado en Derecho todavía fresco, acababa de ser elegido presidente de dicha asociación.
Para mí fue siempre Don Carlos. Gozaba de mi amistad y de mi pleno respeto, pero nunca quise apearle el tratamiento, porque se lo merecía. Él me hablaba de tú, y yo a él de usted. Colaboró con la asociación activamente, junto a D. José Fradejas (quien tampoco está ya entre nosotros). Asistía con asiduidad a los actos que organizábamos, y siempre nos alentó y nos apoyó. Aquellos fueron unos años felices, en los que asimismo contábamos con la ayuda de otro caballa destacado y desaparecido el mismo año, Luis Calvo Teixeira.
D. Carlos Posac ha sido una figura inminente, un caballero y un auténtico sabio sin el cual no se conocerían muchas cosas de la historia de Ceuta y de su arqueología. en sus libros podemos encontrar una auténtica lección, impartida por quien ha sido un verdadero enamorado de nuestra ciudad.
Nuestra relación de amistad se prolongó al ser ambos miembros fundadores del Instituto de Estudios Ceutíes. Cuando ya se había trasladado a su casa de Fuengirola, no dudaba en viajar a nuestra ciudad para asistir a actos y asambleas de dicha institución. Allí nos volvíamos a encontrar, él tan afable y cariñoso como siempre y yo demostrándole mi aprecio, pero sin prescindir nunca del Don Carlos.
Nació en Cataluña, y a lo largo de su vida ha pasado por diversas ciudades (Melilla, Zaragoza, Madrid, Tánger, Ceuta, Málaga, Costa del Sol), pero escogió esta tierra para descansar en la paz del Señor. Así nos ha demostrado una vez más, y definitivamente, cuánto quería a Ceuta.
D. Carlos Posac Mon, catedrático e investigador insigne, seguirá siempre con nosotros, porque nos ha dejado sus libros, sus estudios, su amor y sus cenizas. ¡Qué gran acierto tuvieron quienes, por sus indudables méritos, le concedieron la Medalla de oro de la Ciudad!
Manuel Ramírez colaboró en una monografía en honor de Posac con un artículo laudatorio al que tituló acertadamente ‘Gracias maestro’. Hago mías esas palabras para terminar repitiéndolas con todo el corazón: por sus obras, por su amistad y por su cariño a mi tierra, gracias, maestro.