En medicina, el código deontológico surge cuando la sociedad exige además de los conocimientos científicos, sólidos valores personales en quienes la practican y muy especialmente, poseer una buena educación en el sentido más amplio del significado de esta palabra tan importante.
Las pautas que impone esta educación tanto al médico como al paciente, deben ir mucho más allá de las descritas en lo normalizado o legislado, si pretendemos conseguir una relación de confianza y respeto entre ellos.
La delicadeza y el buen tacto del médico al enfermo debe ser especialmente cuidadosa cuando la enfermedad que padece la paciente, hace mella en su estado físico y anímico haciéndola mucho más vulnerable a posibles excesos en modos, verbo y maneras, porque se encuentra imposibilitada para defenderse adecuadamente cuando la doctora quiebra su propio código.
Todo esto viene a denunciar públicamente la actitud de una médico de urgencias de este hospital universitario que disfrutamos en Ceuta. No voy a caer en la tentación de criticar lo general para esconder lo particular, trataré de centrarme en quién ha abusado de su posición cobardemente incapaz de cumplir con su obligación, ni voy a decir que entiendo a quién inexcusablemente a veces estalla en urgencias, no lo haré, pero si quiero denunciar públicamente la actitud de esta doctora desde aquí.
Cuando una paciente enferma de cáncer lleva una semana en cama con dolores, sin comer, con vómitos y sin poder salir a la calle y llama pidiendo asistencia a su doctor y se le dice que suba al hospital y pregunte por él porque seguramente quede ingresada, no puede ser tratada de la forma que lo ha hecho esta licenciada, después de tres horas de espera en urgencias. Realmente el caso que tenía entre manos era de importancia, al parecer una posible meningitis, pero para empezar esa señorita con la posibilidad de encontrarse afectada, estuvo sentada durante esas tres horas a nuestro lado en la sala de espera. En segundo lugar, si la doctora necesita ser relevada por la tensión del momento o necesita un descanso, el hospital debe articular las pautas necesarias. Todo, menos dirigirse de forma tan despectiva a la paciente y decirle que según la historia del ordenador ella lo que tiene que hacer es irse a casa porque era lo normal con la enfermedad que padecía, y ¿quién era el doctor…para decirle que subiese. En ese mismo momento me vino a la memoria los minutos de manifestación en la puerta del hospital de los doctores y enfermeros pidiendo a los pacientes respeto.
Puede que como decía esta licenciada, no tiene porqué ir a urgencias, pero ahí es donde debe demostrar que es doctora y licenciada y no hacer valer solamente lo segundo. Hubiese resultado muy fácil dirigirse a la hija o a ella e informarle de lo que debe hacer si entiende que no lo está haciendo según su reglamento, que seguramente tiene menos nivel legislativo que su código deontológico, y si no lo quiere hacer con simpatía, al menos con educación. Desde aquí solicito a la Dirección del Hospital Universitario que evite estas actitudes y que en la correspondiente hoja de reclamaciones si que incluiré el nombre y apellidos que aquí omito.
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